Con "dobles de rostro", documental denuncia purga LGBTQ
Las fuentes anónimas en documentales a menudo han sido reducidas a una figura oscura, con la voz distorsionada, o peor aún, una mancha pixelada.
Pero con la ayuda de tecnología digital avanzada, un nuevo documental que se estrenó el martes en HBO ha hecho un gran esfuerzo para preservar el secreto de sus fuentes sin dejar de expresar su humanidad.
“Welcome to Chechnya”, dirigida por David France, trata sobre un ducto subterráneo creado para rescatar a chechenos LGBTQ de la república rusa donde el gobierno ha librado por años una campaña antigays. En Chechenia, una región predominantemente musulmana en el sur de Rusia gobernada con mano dura por Ramzan Kadyrov, personas LGBTQ han sido detenidas, torturadas y asesinadas.
France, el cineasta detrás de “How to Survive a Plague” (“Cómo sobrevivir una plaga”) y “The Death and Life of Marsha P. Johnson”, trabajó en secreto con la Russian LGBT Network, un grupo creado para salvar a chechenos gays y encontrarles asilo en el extranjero. Pero el realizador tenía un dilema: no podía revelar las identidades ni los rostros de los personajes principales; sus vidas dependían de permanecer anónimos.
France quería mostrar de algún modo las pruebas que ellos sufrían. Esta era una tragedia que necesitaba un rostro, y eso significaba que ninguno de los viejos métodos para mantener el anonimato funcionaría.
“Era deshumanizarlos”, dijo France en una entrevista. “Creo que una de las razones por las que no hemos escuchado de este crimen contra la humanidad en el sur de Rusia es porque no hemos podido escuchar a la gente y ver a la gente que ha sufrido esta tortura atroz. Cuando el único testimonio de un crimen de esta magnitud llega de personas detrás de una cortina, se pierde la empatía del público que esta historia realmente se merece”.
France no sabía cómo iba a resolver el asunto, pero les prometió a aquellos que filmó que de alguna manera estarían protegidos. Después de probar una variedad de alternativas, optó por una innovadora: en “Welcome to Chechnya”, los rostros de todos los chechenos LGBTQ fueron reemplazados usando inteligencia artificial. Es algo así como una versión documental de “The Irishman” (“El irlandés”) o una versión altruista del “deepfake” (videos digitalmente alterados que simulan una realidad inexistente).
Los rostros que vemos en “Welcome to Chechnya” pertenecen, de hecho, a 22 voluntarios cuyos rostros fueron superpuestos a los de la gente en la película. La mayoría son activistas LGBTQ en Nueva York. Los “dobles de rostro” fueron grabados en un estudio con fondo azul y convertidos en algoritmos que, con inteligencia artificial, podrían usarse como una máscara digital para los sujetos de la película. Sus voces también fueron sustituidas.
“Nadie había intentado esto antes”, dijo France. “Y la mayoría de la gente dijo que era imposible. Resulta que estuvo muy cerca de ser imposible, pero no lo fue”.
La tecnología fue desarrollada por el arquitecto de software Ryan Laney. Y su implementación fue decidida a través de un estudio organizado por la profesora del Dartmouth College Thalia Wheatley, una experta en neurología. Wheatley les mostró a 109 estudiantes distintas opciones de efectos visuales para “Welcome to Chechnya” para determinar cuál expresaba mayor empatía y evitaba el efecto de “valle inquietante” (por el que las figuras humanas artificiales causan rechazo). Otra opción menos exitosa, por ejemplo, era usar filtros para ponerle a los individuos rostros similares a caricaturas.
Agregar los dobles de rostro a la película fue una labor titánica, un proceso de meses que terminó una semana antes del estreno de “Welcome to Chechnya” en el Festival de Cine de Sundance el pasado enero. En comparación, “The Irishman” alteró los rostros de los actores en escenas muy bien planificadas con movimientos de cámara cuidadosamente orquestados, mientras que el documental de France está lleno de movimientos erráticos tanto de la cámara como de la gente.
En todo momento, France y sus editores trabajaron con discos duros encriptados, y nunca dejaron que las imágenes originales con rostros reales llegaran a internet o siquiera a una computadora que haya estado previamente conectada a la red. Editaron en lo que France describió como un búnker sin ventanas en Los Ángeles.
“Eso le agregó mucho tiempo a nuestro trabajo”, dijo France, “Pero nos recordaba cada día los riesgos que conllevaba y lo que significaba para esas personas que compartieron y con confiaron sus vidas para compartirlas con una audiencia mayor”.
___
Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP.