Un primer año difícil para el presidente de Panamá
PANAMÁ (AP) — Cuando asumió su quinquenio, el presidente Laurentino Cortizo prometió rescatar a Panamá del letargo económico y la endémica corrupción, pero su primer año en el poder ha sido más que complicado.
Algunas de sus promesas quedaron en el aire y sus planes para reactivar la economía se vieron trastocados de forma abrupta con la incursión de la pandemia del nuevo coronavirus, cuyo fuerte incremento en los contagios el último mes está cerca de copar la capacidad del sistema sanitario y podría hundir en una recesión a un país que hace una década era la envidia regional por su rápido crecimiento.
El ganadero de 67 años llegó al poder con el respaldo de algo más del 30% del electorado, aunque su Partido Revolucionario Democrático (PRD) ganó la mayoría de los escaños en la Asamblea Legislativa. Su triunfo regresó al poder a esa fuerza política luego de una década.
Cortizo no demoró en presentar a la Legislatura un paquete de reformas constitucionales, las primeras en 15 años y que buscaban mejorar la cuestionada administración de justicia, equilibrar los poderes en un país considerado demasiado presidencialista y limitar la reelección de los diputados. Esto le generó una crisis temprana debido a que los panameños rechazaron los cambios en las calles y se desnudaron diferencias con diputados de su partido que incorporaron artículos a las enmiendas duramente cuestionados. Cortizo las retiró en enero del debate para someterlas a más consultas.
“Desde el principio las tensiones políticas, incluso dentro del Partido Democrático Revolucionario de Cortizo, han frustrado los intentos de avanzar en la agenda del presidente”, dijo a The Associated Press Michael Schifter, director de Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Pocos meses después llegó la pandemia. “El impacto del COVID-19 ha descarrilado y complicado gran parte de la agenda positiva de Cortizo, a pesar de que el presidente adoptó rápidamente medidas duras en respuesta al brote”, planteó Schifter.
Panamá logró mantener el número de casos por debajo de los 200 diarios hasta fines de mayo gracias, según los expertos, a una estricta cuarentena de algo más de dos meses que ayudó a evitar miles de contagios y la saturación de los hospitales. Sin embargo, los esfuerzos de contención se enturbiaron con denuncias de corrupción, incluido un acuerdo para la compra de un lote de ventiladores con presuntos sobreprecios que derivó en la salida del viceministro de la Presidencia. También generó dudas la contratación y el costo por 10 millones de dólares de un hospital modular para pacientes con COVID-19 que abrió con retrasos.
Al mantener su respaldo a dos ministros cuestionados, muchos consideraron que el líder panameño no estaba siendo consecuente con su discurso inaugural, cuando prometió que en su administración no habrían intocables.
“Le ocasionó una crisis de credibilidad al presidente en un momento delicado de la pandemia”, estimó Roberto Eisenmann, fundador del influyente diario La Prensa.
Un ambiente de interrogantes causó luego la decisión del gobierno de relevar a la ministra de Salud, Rosario Turner, la cara visible de la lucha contra la pandemia que era bien calificada, y en momentos en que los contagios y decesos se habían disparado después de la apertura de algunas actividades económicas el 13 de mayo y 1 de junio, en que la cuarentena se levantó en todo el país.
Las infecciones comenzaron a propagarse en los barrios pobres y populosos principalmente de la capital y la provincia colindante de Panamá Oeste, ante lo cual las autoridades comenzaron a masificar las pruebas yendo a esas zonas para aislar a los enfermos y buscar los contactos.
El acumulado de casos pasó de 13.837 y 344 muertos el 1 de junio a 32.785 y 620 decesos el 29 del mismo mes.
“Es evidente que se está llegando a un límite”, de la capacidad del sistema hospitalario público y privado, dijo el martes director de la Región Metropolitana de Salud, Israel Cedeño, en declaraciones al noticiario local TVN Noticias. Aseguró que no tenía cifras de las camas disponibles; la Caja de Seguro Social tampoco las brindó de inmediato a varios pedidos de la AP.
La pandemia llegó justo cuando Cortizo buscaba reactivar la economía, para lo cual logró al inicio de su administración una emisión de bonos de 2.000 millones de dólares a fin de pagar deudas multimillonarias a los proveedores dejadas por el anterior gobierno. Había proyectado un crecimiento para este año de 4% pero la crisis sanitaria echó por tierra esos pronósticos y en cambio causaría una contracción de 2%, según el gobierno.
“No hay nada definido, todo está complicado, tantas cosas que a lo mejor ellos tenían para hacer y no se ha podido hacer porque esta pandemia cortó todas las cosas, nos cambió la vida y la salud que es lo principal”, dijo a la AP Lorenza Julio, quien ha permanecido en su casa en Panamá Oeste desde la llegada de la pandemia y sin recibir ingresos tras el cierre de una fonda donde vendía comidas.
Cortizo recriminó a sus antecesores en julio que Panamá era el sexto país más desigual del planeta —basándose en cifras empleadas por organismos multilaterales— con 700.000 de los 4,2 millones de habitantes viviendo en condiciones de pobreza. El dijo que iba a cambiar eso.
“En el futuro Cortizo necesitará priorizar la economía... y también tendrá que concentrarse en frenar la corrupción”, estimó Shifter. “A menos que Cortizo sea capaz de fortalecer su posición política, es difícil ver cómo puede lograr abordar estos desafíos desalentadores”.