EEUU: El voto por correo mete en campaña al servicio postal
WASHINGTON (AP) — El famoso lema del Servicio Postal de Estados Unidos -"Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni la bruma detiene a estos mensajeros"- está a prueba como nunca antes, enfrentado a desafíos que van más allá del mal tiempo.
El coronavirus ha devastado las finanzas de la agencia. El gobierno de Donald Trump podría asociar grandes condiciones a los rescates federales.
Mientras tanto, sus responsabilidades van en aumento. Muchos estados han apostado por el voto por correo, un drástico cambio que pretende proteger a los votantes de los contagios del coronavirus en los centros de votación. Pero también da más trabajo a las oficinas de correos y contribuye a los retrasos a la hora de contabilizar los votos.
En Kentucky y Nueva York, los resultados de las primarias se retrasaron esta semana cuando los dos estados se vieron abrumados por un enorme aumento de los votos por correo. De cara a las presidenciales de noviembre, ambos darán tiempo adicional a los votantes después del día de las elecciones para entregar sus papeletas postales, siempre que el matasellos sea del martes.
“Lo que no necesitamos es más caos en el caos”, dijo Wendy Fields, directora ejecutiva del grupo de defensa del derecho al voto The Democracy Initiative, que dijo estar preocupada por una presión adicional sobre las oficinas postales que podría agravar los problemas generales de supresión del voto.
El presidente, Donald Trump, se opone a ampliar el voto por correo alegando que aumentaría el fraude, aunque no hay pruebas de que eso vaya a ocurrir. Trump y muchos miembros destacados de su gobierno suelen votar por correo.
El mandatario también ha descrito el Servicio Postal como “una broma" y afirmado que las tarifas de envío de paquetes deben ser al menos cuatro veces más altas para grandes clientes como Amazon. Pero en realidad, los envíos y paquetes son una importante fuente de ingresos para la agencia, y los críticos afirman que Trump sólo intenta castigar al fundador y director general de Amazon, Jeff Bezos, por la cobertura negativa de su presidencia que hace The Washington Post, también propiedad del multimillonario.
Trump ha reconocido que hay cálculos políticos en ello, tuiteando que ampliar el voto por correo supondría “EL FIN DE NUESTRO GRAN PARTIDO REPUBLICANO”. El precandidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, ha sugerido que las objeciones del presidente al voto por correo y las críticas al Servicio Postal podrían ayudar al mandatario a “robar” las elecciones.
Mark Dimondstein, presidente del Sindicato de Trabajadores de Correos de Estados Unidos, que representa a más de 200.000 empleados, dijo que el gobierno de Trump “intenta utilizar la crisis de forma bochornosa para conseguir su objetivo" de privatización, que en definitiva “desmantelaría el Servicio Postal y lo vendería”.
El demócrata Jim Condos, secretario de Estado de Vermont, dijo que “nuestra democracia depende de una oficina postal fiable”.
“En pleno año electoral no es el momento de hacer cambios en la fiabilidad del Servicio Postal, especialmente en un año en el que nuestro país pasa por una pandemia y una crisis sanitaria, que aumentarán de forma drástica la necesidad del voto por correo”, afirmó.
El Servicio Postal es anterior a la formación de Estados Unidos, creado por el Segundo Congreso Continental en julio de 1775. Benjamin Franklin fue el primer jefe de correos.
A diferencia de sus competidores privados, el Servicio Postal no puede negarse a hacer entregas costosas a direcciones especialmente inaccesibles. Aun así, buena parte de sus problemas presupuestarios derivan de una ley de 2006 que obliga a la agencia a financiar por completo la cobertura sanitaria de sus empleados retirados durante los próximos 75 años.
Normalmente opera sin fondos de los contribuyentes. Pero en plena pandemia, la agencia perdió 4.500 millones de dólares en el segundo trimestre del año fiscal 2020. El Congreso aprobó una línea de crédito de 10.000 millones de dólares para el organismo dentro del gran paquete de rescate económico de marzo. Pero el Servicio Postal y el Departamento del Tesoro llevan desde entonces discutiendo los requisitos para firmar los préstamos.
Ningún bando habla públicamente sobre qué se está negociando, pero Trump ha dejado claro lo que opina. En 2018, un equipo del Departamento de Tesoro recomendó también que la agencia subiera sus tarifas y bajara los costes de personal. Un segundo paquete de ayuda por el coronavirus aprobado en mayo por la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, incluye 25.000 millones de dólares de ayuda directa para el servicio, pero el Senado, de mayoría republicana, no ha aprobado su versión del texto.
Entre tanto, más de 3.420 de sus más de 630.000 trabajadores han dado positivo en COVID-19 y algunos han muerto. Aunque las entregas de paquetes han aumentado con el confinamiento, el volumen de correo postal se hundió hasta un 30%, según el sindicato.
La entonces jefa de correos Megan Brennan dijo en abril que la agencia podría quedarse sin dinero el 30 de septiembre. Louis DeJoy, empresario de Carolina del Norte y recaudador de fondos para el Partido Republicano, que ha donado a la campaña de Trump en el pasado, sucedió a Brennan en el cargo la semana pasada.
La tendencia reciente “indica que nuestro resultado financiero en 2020 será mejor de lo que preveían nuestras primeras previsiones”, indicó el portavoz del servicio David Partenheimer, aunque señaló que aún había mucha incertidumbre.
“Nuestra situación financiera actual no va a afectar a nuestra capacidad de entregar correo político y electoral este año”, añadió.
Pero Condos, que preside la Asociación Nacional de Secretarios de Estado, teme que mantener esa promesa obligue a la agencia a recortar servicios rutinarios para priorizar el correo asociado a los comicios. Además, las papeletas postales para militares desplegados en el extranjero se envían 45 días antes del día de las elecciones, el 18 de septiembre.
“Toda esta idea de que tenemos hasta noviembre para decidir, en realidad no”, dijo Condos.
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La periodista de Associated Press Alexandra Jaffe en Washington contribuyó a este despacho.