Trump consigue un público más entusiasta en Arizona
PHOENIX (AP) — No fue como uno de sus característicos mítines en grandes estadios.
Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consiguió el martes algo más cercano a la multitud de seguidores que buscaba, cuando cientos de jóvenes conservadores llenaron una gran iglesia de Phoenix para escuchar su llamada a que apoyaran su campaña de reelección.
El encuentro ofrecía una imagen totalmente distinta al mitin de Trump del pasado fin de semana en Tulsa, Oklahoma, el primero en la era del coronavirus y marcado por las localidades vacías.
Trump elogió a los “jóvenes patriotas estadounidenses que se alzan en defensa de Estados Unidos y se niegan a arrodillarse ante la izquierda radical”.
“Ustedes son los valientes guerreros que se interponen ante lo que ellos quieren y sus objetivos”, dijo a un público entusiasta. “Ellos odian nuestra historia. Odian nuestros valores y odian todo lo que apreciamos como estadounidenses”.
Trump intentaba recuperarse tras la escena en Tulsa, que pretendía simbolizar la reapertura del país y ser una demostración de fuerza política. En lugar de eso, produjo miles de asientos vacíos y dudas sobre el liderazgo de la campaña de reelección y sus posibilidades de conseguir otro mandato de cuatro años.
La baja asistencia aumentó la atención sobre la visita de Trump a Arizona, que es tanto un estado en disputa en los comicios de 2020 como un creciente foco de infección de coronavirus.
Con el acto en Phoenix, organizado por Turning Point Action, un grupo presidido por el aliado de Trump Charlie Kirk, el mandatario aspiraba a desviar la atención -al menos temporalmente- de sus malos datos en encuestas, las crecientes infecciones de coronavirus en gran parte del sur y el oeste del país y de una economía mermada por el virus.
Su discurso estuvo lleno de frases clásicas de Trump: presumió de sus índices de audiencia en televisión; ridiculizó a su probable rival demócrata en las elecciones, Joe Biden, y tuvo duras palabras de resentimiento hacia China por su gestión de la crisis del coronavirus. Como hizo en Oklahoma el fin de semana pasado, se refirió al virus como “kung flu”, un juego de palabras entre gripe y kung fu que los estadounidenses de origen asiático consideran racista.
Pero a diferencia de su regreso a la campaña ante miles de asientos vacíos en Oklahoma, Trump pareció disfrutar de la energía del abarrotado -aunque más pequeño- recinto. También hizo una sombría advertencia a sus seguidores.
“En mi opinión, estas serán las elecciones más corruptas en la historia del país”, dijo Trump, que ha redoblado sus acusaciones de que el voto por correo supondrá más fraude electoral. “Y no podemos dejar que esto ocurra”.
Pero durante su visita a Arizona, que incluyó una visita a la frontera con México, la pandemia del COVID-19 se cernía sobre Trump.
La alcaldesa demócrata de Phoenix dejó claro que no creía que el evento pudiera realizarse de manera segura en la ciudad y solicitó al presidente utilizar mascarilla.
Trump se ha negado a usar la mascarilla en público, convirtiendo el tema en un asunto cultural entre republicanos y demócratas. Las encuestas indican que los republicanos usan las mascarillas mucho menos que los demócratas, pese a las advertencias de expertos de que hacerlo reduce drásticamente el riesgo de transmitir el virus. Pocos de los asistentes al acto de la tarde llevaban mascarilla.
Desde finales de mayo, Arizona ha surgido como uno de los lugares con más contagios del país.
Tras la polémica por las imágenes de restaurantes y baros llenos de gente sin mascarilla, el gobernador, Doug Ducey, republicano y aliado de Trump, cambió de postura la semana pasada y permitió que localidades y condados impusieran el uso de mascarillas en espacios públicos. La mayoría lo ha hecho, incluyendo a Phoenix y Yuma y los condados que las rodean.
Arizona está registrando tendencias preocupantes en varios indicadores, como el porcentaje de pruebas diagnósticas que dan positivo en el virus, que es el más alto del país.
El estado informó el martes casi 3.600 nuevos casos de coronavirus, y siguió batiendo récords de personas hospitalizadas, en cuidados intensivos y con respiradores por COVID-19. Arizona ha confirmado al menos 58.179 casos en total, con 42 nuevas muertes, para un acumulado de 1.384.
“Ahora mismo, el próximo par de semanas va a ser crítico en nuestra capacidad de abordar esos aumentos que estamos bien en Florida, en Texas, en Arizona y en otros estados”, dijo el martes el doctor Anthony Fauci, el máximo experto del gobierno federal en enfermedades infecciosas, ante un comité de la Cámara de Representantes. “No son los únicos que están teniendo dificultades. La conclusión es que (...) es una situación dispar”.
Representantes de la campaña insistieron en que los mítines seguirían formando parte de la estrategia de reelección del presidente, aunque admitieron que tendrían que cambiar un poco en algunos estados. Se estaba barajando celebrarlos en recintos más pequeños o al aire libre, quizá en hangares de aviones y anfiteatros, o en ciudades más pequeñas para reducir las probables protestas.
Los miembros de la campaña creían que la capacidad de Trump de reunir a miles de seguidores durante una pandemia marcaba una imagen favorable en contraste con el demócrata Biden. Aun así, la campaña ha tenido problemas para encontrar ataques efectivos contra Biden.
Antes de su acto con estudiantes, Trump visitó el martes la frontera de Estados Unidos con México e intentó atribuir a su nuevo muro la contención de la inmigración ilegal y el coronavirus.
Bajo el abrasador calor de verano, Trump hizo una breve escala para inspeccionar una nueva sección del muro —una estructura de concreto reforzado— donde él y otros funcionarios escribieron sus firmas.
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Madhani informó desde Chicago. Los periodistas de The Associated Press Jonathan Cooper, Astrid Galvan y Bob Christie en Phoenix y Elana Schor en Nueva York contribuyeron a este despacho.