"Murciélagos", el primer film argentino hecho en cuarentena
BUENOS AIRES (AP) — Parecía una tarea imposible en medio de la severa cuarentena, pero el empuje y las ganas de experimentar de un grupo de artistas dio luz a “Murciélagos”, la primera película que será estrenada en Argentina durante la pandemia del nuevo coronavirus, concebida con fines solidarios.
El filme es protagonizado por el laureado Oscar Martínez y otros actores que desde el encierro, con la ayuda de familiares y bajo la dirección a distancia de varios realizadores, concretaron el proyecto en momentos en que las producciones están casi paralizadas y las salas de cine permanecen cerradas.
“Murciélagos”, que se estrena el 2 de julio en plataformas de streaming aún por anunciarse, incluye ocho relatos de vivencias difíciles durante el aislamiento obligatorio que rige desde el 20 de marzo.
Alude al animal sospechoso de ser huesped del virus mortal, capaz de volar en la oscuridad gracias a su radar.
Lo que recaude será donado a través de la organización Amnistía Internacional al Banco de Alimentos de Buenos Aires, que distribuye partidas alimentarias a organizaciones sociales.
“Entiendo que la causa lo vale... La otra (opción) es quedarse en tu casa y no hacer nada”, dijo Oscar Martínez a The Associated Press.
Argentina, uno de los países de la región con cuarentena más estricta, sufre una profunda recesión por la parálisis de su economía. La pandemia golpea en momentos en que la pobreza alcanza a más del 35% de su población.
Martínez reconoció que el aislamiento “es difícil”. El actor tuvo que regresar a Buenos Aires el 14 de marzo procedente de Madrid, donde la crisis sanitaria interrumpió el rodaje del film “Competencia oficial” que realizaba junto a Penélope Cruz y Antonio Banderas, dirigido por Mariano Cohn y Gastón Duprat
En “Murciélagos” interpreta a un médico que sufre un conflicto con sus vecinos relacionado con una faceta personal de su vida. Se sumó al proyecto seducido por su hija Virginia, quien escribió siete de los ocho relatos.
Fue todo un desafío filmar en su casa las escenas requeridas por Daniel Rosenfeld, el director de la historia que protagoniza.
“Le dije que me hiciera croquis, aunque fueran elementales, para tener una idea del encuadre, de la distancia, del ángulo y después lo trabajé aquí con una camarógrafa que es la hija de mi mujer y quien manejó el iPhone 11, que tiene la ventaja de tener tres cámaras”, dijo el actor galardonado en festivales internacionales por sus interpretaciones en “El nido vacío” y “Ciudadano ilustre”.
Martínez envió al realizador imágenes de su casa para que estudiara qué lugares podían servir de escenario. Las consultas por WhatsApp fueron continuas, pues el artista tenía que tomar decisiones sobre la marcha.
“Me encontré con dificultades propias de estar en mi casa, que no podía reproducir exactamente lo que Daniel me había pedido y lo resolvía de otra manera”, explicó el intérprete, cuyos créditos también incluyen la nominada al Oscar “Relatos salvajes”.
Otros miembros del elenco se vieron en situaciones similares, entre ellos Peto Menahem, Julieta Vallina, Luis Ziembrowski y su hija Clara, Carlos Belloso, Moro Anghileri, Juan Pablo Geretto, Marcelo D’Andrea, Maida Andrenacci, Hector Díaz y Azul Lombardía, quienes retratan situaciones vinculadas con la familia, los afectos y las problemáticas de situaciones tan inéditas.
El proyecto, de la productora Masses Content y la agencia Alegría en asociación con Amnistía Internacional, también suma a los directores Hernán Guerschuny, Paula Hernández, Tamae Garateguy, Diego Fried, Martin Neuburger, Connie Martín, Azul Lombardía y Baltazar Tokman, quien está a cargo de la supervisión general de realización.
Según Tokman, hacer “Murciélagos” fue “una forma de decir ‘somos artistas y vamos a continuar haciendo lo que sabemos hacer y cada dificultad la vamos a transformar en una oportunidad’”.
El equipo creó su “propio protocolo y dogma”, y “con paciencia y compromiso” se fueron filmando cada uno de los cortos con teléfonos móviles, explicó Tokman, director de “Sapos” (mención especial del jurado en el Festival de Málaga 2019).
“Entendimos cuáles eran los espacios donde teníamos que trabajar, tuvimos que entender cómo era la luz en esos espacios, qué dispositivos había en cada lugar y teníamos que armarnos de paciencia y comunicarnos por Zoom, por WhatsApp y Skype para dirigir a las personas que acompañaban a los actores”, contó el realizador.
Destacó que los mismos actores en ocasiones tuvieron que hacer de técnicos y camarógrafos mientras acataban las direcciones que les daban.
Tokman rescató que, sobre todo, “hay una mirada en común” que une los distintos relatos y que "es una película que es de todos”.