La llamativa selección de Tulsa para acto de Trump
TULSA, Oklahoma, EE.UU. (AP) — Donald Shaw, con sus 74 años, camina por un terreno vacío junto a una carretera que cruza la ciudad y que históricamente ha dividido las comunidades blanca y afroamericana. Está del otro lado del sector donde Donald Trump realizará el sábado su primer acto de campaña desde que llegó el coronavirus, ante partidarios abrumadoramente blancos.
Shaw tiene recuerdos vívidos de la pujante comunidad negra que ocupaba estas tierras, arrasada hace casi un siglo por violentas turbas blancas y décadas de represión.
“Trate de imaginarse todas estas casas”, dijo Shaw una mañana reciente, describiendo las viviendas e iglesias de la comunidad negra que abarcaban decenas de cuadras en el sector por donde caminaba, escenario de la matanza de 1921 en Tulsa. “Imagíneselas”.
“Hoteles, cines, una pista de patinaje”, dijo Shaw, un jubilado que por las mañanas se sienta a la sombra de un monumento que recuerda al Home Style Café, el estudio fotográfico de A.S. Newkirk y cientos de panaderías, barberías, oficinas de abogados y otros negocios destruidos en la matanza.
Lo único que queda hoy de ese barrio negro de 30 cuadras son ladrillos quemados y pedazos del sótano de una iglesia. El 31 de mayo y el 1ro de junio de 1921, residentes blancos y líderes de la sociedad civil saquearon y quemaron el barrio Greenwood, disparando incluso desde aviones.
Los atacantes mataron a unos 300 negros y los sobrevivientes fueron enviados a campamentos de concentración vigilados por miembros de la Guardia Nacional.
Los historiadores dicen que los problemas comenzaron cuando un diario de Tulsa armó un escándalo porque un individuo negro le había pisado un pie a una muchacha blanca. Cuando varios residentes afroamericanos se presentaron con armas para evitar que linchasen al muchacho, la reacción de los blancos fue brutal. Un jurado investigador determinó, sin pruebas, que agitadores no identificados habían suministrado armas a los negros y les habían hecho creer en la “igualdad de derechos, igualdad social y el derecho a exigir lo mismo” que los blancos.
“Todo lo que tenían en el centro” de la ciudad, dijo Shaw, aludiendo a los negocios del sector blanco donde Trump realizará su acto, “nosotros lo teníamos aquí”.
La decisión de Trump de reanudar sus gigantescos actos en Oklahoma, un estado republicano, y más específicamente en Tulsa, un centro petrolero, renovó el interés en el distrito de Greenwood que alguna vez fuese considerado “el Wall Street Negro” de Tulsa. El acto en el BOC Center, con capacidad para 19.000 personas sentadas, será el primero desde que el coronavirus paralizó buena parte del país a fines de marzo.
La idea inicial de Trump de realizar el acto el viernes (Juneteenth, el Día de la Liberación de los esclavos), despertó asimismo el interés en el turbulento legado racial de Tulsa, aunque luego lo pasó al sábado. El acto llega durante una primavera de protestas callejeras por la muerte de George Floyd y otros afroamericanos a manos de la policía.
A pesar del intenso calor, visitantes de todas las razas llegan al sitio que ocupó la comunidad negra destruida. Se toman fotos junto a monumentos en lo que hoy le dicen el Wall Street Negro. Elevan sus puños en actitud desafiante para otra foto.
A Shawn-Du Stackhouse, un barbero de Washington de visita, los videos telefónicos de las matanzas de ahora de afroamericanos le dan una idea de lo que fueron las del pasado como la de Tulsa.
“Estos videos muestran lo que ya conocen”, dijo Stackhouse. “Dan confianza” y alientan a la gente a hablar de las atrocidades del pasado y del presente, señaló.
La matanza de Tulsa fue parte de una serie de ataques de blancos a comunidades negras, desde Washington hasta Chicago y la costa oeste, según Scott Ellsworth, historiador que trata desde hace años de dar publicidad al episodio de Tulsa. El Ku Klux Klan crecía por entonces, colocando gente en cargos públicos y en posiciones de influencia.
En 1915, el presidente Woodrow Wilson presentó en la Casa Blanca, y elogió mucho, “The Birth of a Nation” (El nacimiento de una nación), una película muy influyente y tremendamente racista.
Los detractores de Trump dicen que sus declaraciones y sus acciones envalentonan a los supremacistas blancos. El mandatario se negó a renombrar bases con nombres de figuras de la Confederación y promueve la “ley y el orden” en respuesta a las protestas. Trump niega ser racista y dice que su gobierno ha beneficiado a los afroamericanos.
Por generaciones casi no se habló de la masacre en Tulsa, pero ahora tanto blancos como negros quieren contar la historia del Wall Street Negro, incluido el feroz final, y el tema es enseñado en las escuelas públicas.
“Los chicos de cuatro años saben que gente como ellos fue propietaria de cines y hoteles, y tenían una comunidad pujante”, expresó Danielle Neves, subdirectora del departamento académico de las escuelas públicas de Tulsa.
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@knickmeyerellen está en Twitter. El reportero de AP Sean Murphy colaboró en este despacho desde Oklahoma City.