Racismo letal, ¿parte del ADN de EEUU desde los inicios?
Imagine usted por un momento que es afroestadounidense, hombre o mujer, y vive en 2020 en Estados Unidos. ¿Cómo podría usted no creer en la letalidad del racismo?
Si usted es afroestadounidense no necesita imaginar nada. Lo sabe perfectamente.
Usted no necesita ver el video de George Floyd, que lucha por respirar mientras un policía le oprime el cuello con la rodilla, para saber que un afroestadounidense tiene tres veces más posibilidades de que un agente lo mate que si fuera una persona de raza blanca.
Usted tampoco necesita enterarse del desglose racial de las estadísticas del COVID-19 para saber que la población afroestadounidense es afectada de manera muy desproporcionada —y lo mismo ocurre en ocho de las 10 principales causas de muerte en Estados Unidos. Incluso antes de la pandemia, la expectativa de vida de las personas de raza negra era 3,5 años menor a la de las personas blancas.
Muchos afroestadounidenses viven en zonas urbanas muy pobladas y asoladas por la delincuencia. Atrapados en escuelas con pocos fondos y de menor calidad académica. Sujetos a catástrofes ambientales silenciosas, como plomo en tuberías y muros.
“No es sólo que uno no pueda creer que el racismo lo está matando si es afroestadounidense”, dijo Brittany Packnett Cunningham, fundadora de Campaña Zero, que combate la brutalidad policial. “¿Cómo puede ALGUIEN no advertir la naturaleza letal del racismo?"
Todo esto es cierto 401 años después de la llegada de los primeros esclavos a estas tierras, 155 años después de su emancipación y más de cinco décadas después de la aprobación de las leyes de derecho al voto. Si esto sorprende a las personas de raza blanca, dijo Cunningham, es porque simplemente ven el mundo de color de rosa con sus gafas caucásicas.
“Creo que a la población blanca no se le decía la verdad de lo que sucedía para que creyeran que se estaba avanzando”, afirmó.
Sin embargo, recientes acontecimientos como las muertes de George Floyd en Minneapolis y de Ahmaud Arbery, otro afroestadounidense de 25 años al que persiguieron y asesinaron hombres blancos armados cuando trotaba por un vecindario en el sur de Georgia, no pueden ser ignorados, en especial porque hay videos sobre ambos incidentes.
“Causa algo ver un cadáver en el suelo”, dijo Rayshawn Ray, profesor de Sociología en la Universidad de Maryland y miembro de The Brookings Institution.
Ray afirmó que las personas de raza negra son a menudo víctimas de abusos policiales. Por ejemplo, dijo, entre 80% y 90% de los arrestos por violar la disposición del distanciamiento social en Nueva York corresponden a afroestadounidenses o latinos.
Y estos encuentros se agravan con frecuencia. Ray citó el incidente de la semana pasada entre una mujer blanca y un afroestadounidense que observaba aves en Central Park, en la ciudad de Nueva York. El hombre se quejó con la mujer de que ella traía a su perro sin correa. Ella advirtió al hombre que avisaría a la policía que “un afroestadounidense está amenazando mi vida”.
La policía llegó, se retiró y nada pasó a mayores. Sin embargo, Ray señaló que le fue fácil imaginar un escenario en que los agentes hubieran creído a la mujer, no al afroestadounidense, y la situación se hubiera deteriorado.
“Habría terminado como George Floyd”, apuntó.