Envían a la cárcel a exministro de Salud en Bolivia
LA PAZ (AP) — Un juez envió a prisión preventiva la madrugada del domingo a un exministro de Salud y dictaminó medidas contra otras dos personas en Bolivia a raíz del escándalo por la compra con presuntos sobreprecios de 170 respiradores a una empresa catalana para usarlos durante la pandemia del coronavirus.
En momentos en que se da un fuerte incremento de contagios y hay una necesidad urgente de respiradores en el país andino, el escándalo que involucra al destituido ministro Marcelo Navajas y a otras personas generó duros cuestionamientos al gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez.
En otros países de América Latina también han surgido denuncias de compras de aparatos e insumos sanitarios con presuntos sobrecostos, en momentos en que la región lidia con un incremento acelerado de los contagios y de fallecimientos por COVID-19.
Navajas, de 62 años, fue el segundo ministro de Salud en la gestión de Áñez y estuvo en su cargo 45 días hasta su destitución el jueves. El juez lo mandó preventivamente por tres meses a una cárcel del centro de La Paz mientras se desarrolla la investigación.
“Quiero reiterar mi total inocencia y denunciar ante el mundo que en mi país se ha consumado un abuso, ya que la justicia presume la culpa antes que la inocencia", dijo Navajas en un mensaje grabado que envió posteriormente a los medios.
El gobierno de Áñez trató de desligar a su gobierno relacionando la compra con un funcionario que trabajó estrechamente con la exministra de Salud, Gabriela Montaño, en la gestión del expresidente Evo Morales. Pero los opositores enfilan sus cuestionamientos contra la actual administración.
Fernando Velenzuela, director jurídico del Ministerio de Salud que también fue destituido por Áñez debido al escándalo, deberá cumplir seis meses de detención carcelaria preventiva, dictaminó el juez. El fiscal Ruddy Terrazas informó que Valenzuela declaró que el exministro fue quien autorizó la compra y que estuvo al tanto del proceso.
Mientras tanto, a una asesora del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Gabriela Pérez, involucrada en la supuesta compra, le dieron detención domiciliaria.
El BID, que financió y ayudó con la compra de los equipos, informó que está haciendo una investigación rigurosa, aunque adelantó que la compra era responsabilidad directa del gobierno.
El procurador José María Cabrera solicitó el viernes información a ese organismo, pero aseguró que no recibió colaboración.
Los ventiladores se compraron a la firma catalana GPA Innova con un costo total aproximado de 4,7 millones de dólares, es decir, unos 28.000 dólares cada uno, según las investigaciones. El sobreprecio fue algo más del triple del costo real, según develó un portavoz de la firma a medios bolivianos.
En la jornada, en tanto, se reportaron 336 nuevos casos de coronavirus en el país andino, con lo que el total de contagiados llegó a 4.720, con 230 defunciones.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador estimó que el país perderá un millón de empleos debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Las cifras oficiales de desempleo en abril fueron de poco más de 550.000 desempleados. López Obrador dijo que, hasta el sábado, los números de mayo rondaban los 400.000, pero añadió que espera generar dos millones de trabajos en lo que resta del año.
No es la primera vez que el mandatario hace esa promesa, sin embargo, no ha dado a conocer esquemas concretos para alcanzar el objetivo. López Obrador detalló el domingo que alrededor de un millón de esos se generaran con planes gubernamentales y otra parte con la construcción de una refinería y de un tren, ambos en el sureste del país.
México atraviesa la parte más crítica de la pandemia con 68.620 contagios y 7.394 decesos, una cifra que podría ser más grande de acuerdo con las mismas autoridades sanitarias.
El país se encuentra a una semana de terminar con las medidas de distanciamiento social obligatorio para entrar a una nueva etapa en la que la movilidad será regida por un semáforo de cuatro colores que serán determinados en base al número de contagios por entidad.
“No se trata de volver a la normalidad ahora que expira la jornada nacional de sana distancia porque no se quitan las restricciones de movilidad o el funcionamiento en el espacio laboral, educativo y público en todos los lugares del país y de una forma uniforme”, dijo el mandatario. “El 1 de junio no es que vamos a salir a hacer lo que solíamos hacer, en una parte importante de las ciudades no se podrá, porque en caso de hacerlo ponemos en riesgo el control de la epidemia, el riesgo es grande para que haya un repunte y que se aceleren los casos y las defunciones”.
En Brasil, el epidemiólogo Wanderson de Oliveira, secretario de vigilancia en Salud y considerado una de las cabezas de la estrategia contra el COVID-19 en la nación sudamericana, dejará su cargo el lunes, según confirmó a The Associated Press el ministerio de Salud brasileño. Tras haber perdido dos ministros, esta cartera sufrirá otra baja de un funcionario clave mientras se agudiza el impacto del coronavirus.
Oliveira ya había pedido la renuncia en abril pasado, pero el ex ministro de Salud Luiz Mandetta no había aceptado su salida. Era uno de los principales funcionarios del ministerio, encargado de presentar los boletines diarios junto con el ministro.
Con más de 22 mil muertos, cerca de 350 mil casos y una curva de contagios en subida, el ministerio de Salud de Brasil ha quedado en manos de Eduardo Pazuello, un general del ejército sin experiencia previa en el área sanitaria. Pazuello se ha rodeado de varios militares dentro del gobierno, con pocos perfiles técnicos.
El sábado, el médico oncólogo Nelston Teich, anterior ministro de Salud, rechazó una invitación de Pazuello para incorporarse nuevamente al gobierno como consejero.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro ordenó reforzar los controles en las fronteras con Colombia y Brasil, que incluye el levantamiento de campamentos para aislar sin excepción a los venezolanos que regresan de al país para que cumplan estricta cuarentena de 14 días en zonas limítrofes, como parte de las medidas que buscan frenar el repunte de la cifra de contagiados que se evidenció en mayo.
Maduro indicó que del total 1.111 detectados desde el 13 de marzo, cuando se registraron los dos primeros casos positivos, 788 fueron registrados entre el 1 y 24 de mayo. Del total, 262 se han recuperado y diez fallecieron.
En la vecina Colombia se reportaron el domingo 21.175 infecciones y 727 decesos.
En Chile, donde se reportaban 3.709 casos positivos más y 45 nuevas víctimas para un total de contagios de casi 70.000 y 718 muertos, varios pacientes han sido trasladados de la Región Metropolitana a otras regiones para descongestionar el saturado sistema hospitalario de esta parte del país, que ya registra el 94% de ocupación frente al 85% de ocupación que existe a nivel nacional.
La situación de la Región Metropolitana “es extraordinariamente delicada por el número de casos”, afirmó el ministro de Salud, Jaime Mañalich. En esta zona, donde rige una cuarentena total que ya se encuentra en su segunda semana, se concentran más del 80% de los nuevos casos.
El presidente Sebastián Piñera inauguraba en la jornada un hospital modular anexo al hospital público Sótero del Río, uno de los más grandes en la zona sur de la capital y que recibe más público de las zonas más pobladas, en un esfuerzo sostenido en las últimos días por incrementar el número de camas y unidades de cuidados intensivos.
En la vecina Argentina, mientras tanto, la ciudad de Buenos Aires se preparaba para volver a una cuarentena más restrictiva y durante la cual se mantendrán únicamente abiertos comercios de actividades esenciales y se limitará el transporte público para contener el aumento de casos que se ha quintuplicado en los últimas dos semanas, según afirmó el jefe de gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, en una conferencia el sábado en la noche.
En Argentina se registran 11.353 casos positivos y 449 muertos.
En El Salvador, el ministro de Salud Francisco Alabí informó que 75 personas recibieron el alta médica después de "ganarle la batalla al COVID-19”.
“Este ha sido un buen día. El Salvador está peleando la batalla al COVID-19. 75 salvadoreños que padecieron coronavirus han sido dados de alta. Todos podrán regresar con su familia y estar más unidos que nunca. Dios bendiga a El Salvador”, tuiteó el funcionario.
Alabí invitó a los pacientes recuperados a donar plasma convaleciente para utilizarse en el tratamiento de personas en estado crítico. El Salvador registra 1.915 casos confirmados y 35 fallecidos, así como 633 recuperados.
En tanto, el titular de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) José Apolonio Tobar reportó que funcionarios del ministerio de Salud del municipio de San Vicente, al este de la capital, les informaron que realizaron la prueba PCR a 65 reclusos del Centro Preventivo y de Cumplimiento de Penas de San Vicente, de las cuales 25 resultaron positivo a COVID-19.
A su vez, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno, en su informe anual de labores pronunciado en el seno de la Asamblea, dijo que “estamos viviendo tiempos muy difíciles, todos decimos que es una crisis como nunca antes ha ocurrido en nuestra historia”.
En el penúltimo informe de su mandato de cuatro años, Moreno aseveró que debido a la pandemia se han perdido unos 150.000 empleos. Ecuador registra hasta el momento 35.828 contagiados y 3.056 fallecidos. No obstante, hay otros 1.892 muertos probablemente por el virus a los que no se les pudo hacer a tiempo la prueba respectiva.
En Guatemala, el presidente Alejandro Giammattei anunció que a partir de la próxima semana empezará a operar una comisión presidencial para el combate al coronavirus. La nación centromaericana informó el domingo que tiene 3.366 casos positivos y 58 personas fallecidas.
En América Latina se registraba a la fecha casi 532.000 contagios y más de 33.000 muertos, y Brasil tiene la mayor cantidad de infecciones y decesos.
A nivel mundial se han infectado más de 5,3 millones de personas y muerto más de 342.000, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.
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Con colaboraciones de los corresponsales de The Associated Press en Latinoamérica.