Sur de Europa trata de reactivar turismo en plena pandemia
AYIA NAPA, Chipre (AP) — El balneario mediterráneo de Ayia Napa es famoso por sus fiestas. Todos los veranos, miles de turistas extranjeros jóvenes llenan las discotecas tras pasar el día en la playa.
Pero la pandemia del coronavirus silenció el exuberante distrito de Napa cuando la isla de Chipre dispuso una cuarentena. Ahora los dueños de los nightclubs se preguntan cuándo se relajarán las medidas de emergencia lo suficiente como para que vuelvan las fiestas. No saben tampoco qué forma asumirán las parrandas.
“Ya se sabe, en los nightclubs la gente joven va a bailar y a divertirse. Pero todo cambiará si hay que decirles que deben mantener dos metros de distancia con los demás”, expresó Charalambos Alexandroud, vocero de una asociación local de nightclubs, bares y restaurantes.
En todo el sur de Europa, en localidades cuya economía depende del turismo, las autoridades analizan formas de atraer visitantes incluso cuando todavía no se superó la pandemia. Tratan de buscar un equilibrio entre la prevención de contagios y las necesidades económicas, y sopesan medidas que permitan reanudar el turismo sin correr riesgos.
El distanciamiento social puede funcionar en los restaurantes, pero no en los nightclubs. Alexandrou dijo que este verano esos locales nocturnos “tratarán de sobrevivir”, no de ganar dinero.
Una idea bajo estudio es pedirles a los visitantes que se hagan pruebas del COVID-19 antes de viajar. Chipre oficialmente ha tenido 916 contagios y 17 muertes.
El viceministro de turismo Savvas Perdios dijo que Chipre inicialmente tratará de atraer turistas de países vecinos que han logrado contener el virus, como Grecia, Israel, los Emiratos Árabes Unidos y algunas naciones del centro y el norte de Europa.
Las autoridades se tomarán más tiempo para sopesar la marcha de la pandemia en el Reino Unido y en Rusia, los países que más turistas hacen llegar a Chipre.
Los turistas deberán llegar con distintas expectativas, dispuestos a aceptar medidas para evitar contagios.
Christos Angelides, presidente de la Asociación de Directores de Hoteles de Chipre, dijo que pronto se anunciarán reglas por las cuales apenas un turista se monta en un autobús o un taxi en el aeropuerto, su equipaje será desinfectado y será llevado directamente a su habitación. La registración será electrónica, con el personal de la recepción protegido por un panel de plexiglás. Los empleados de la limpieza usarán equipo protector.
Quienes quieran visitar Portugal podrán corroborar si el hotel tiene el sello de “Limpio y Seguro” que dan las autoridades locales. El sello indica que la instalación, ya sea un hotel, restaurante u otro sitio, ha acatado las recomendaciones de higiene y seguridad para proteger a los visitantes del virus.
La idea fue bien recibida por un sector que representa el 15% del producto bruto interno de Portugal y el 9% de los empleos. Para conseguir el sello hay que tomar clases virtuales que tienen 4.000 inscriptos por semana.
“Hay que hacer que la gente se sienta segura”, al viajar”, expresó Luís Araújo, presidente de la secretaría de turismo de Portugal.
Portugal y Chipre están en extremos opuestos del Mediterráneo, pero comparten el mismo desafío: Deben buscar un equilibrio entre el distanciamiento social y normas higiénicas por un lado, y la diversión y el relajamiento por el otro.
“Las restricciones espantan a los turistas”, dijo Araújo.
El gobierno portugués dijo que las discotecas serán los últimos sitios en reabrir, pero muchos hoteles se preparan para empezar a recibir huéspedes a partir del 1ro de junio.
Algunas de las novedades: Deberán pasar 24 horas entre la partida de un huésped y la llegada de otro para que se pueda hacer una limpieza profunda y airear la habitación. Ya no habrá que esperar por reposeras, pues se asignará una a cada huésped. Difícilmente haya un buffet en el comedor, pero sí se llevará comida a las habitaciones.
Otro dilema es cómo reabrir las playas.
Portugal piensa hacerlo el 6 de junio. La gente deberá guardar un metro y medio (casi cinco pies) de distancia y las sombrillas tres metros. Carteles y una aplicación con los colores verde, rojo y amarillo dirán si la playa está llena, a medio llenar o casi vacía. No se permitirán botes a pedales ni toboganes de agua.
En un acto de relaciones públicas que buscó despejar los temores, el primer ministro portugués Antonio Costa visitó la cafetería de su barrio por la mañana y almorzó en un restaurante de Lisboa con el presidente del parlamento el lunes, en que reabrieron esos negocios tras un período cerrados.
Los potenciales turistas están a la expectativa.
Kenny Dyer, preparador físico del Reino Unido, suspendió un viaje a Chipre en la Pascua y espera venir en octubre... si se dan ciertas condiciones.
“No iría si hay un rebrote del virus y corro peligro de tener que quedarme allí en cuarentena”, manifestó.