Con banderas blancas, salvadoreños piden ayuda en pandemia
SOYAPANGO, El Salvador (AP) — Cada vez que un automóvil se aproxima, Jorge Díaz sale de uno de los costados de una carretera en El Salvador, levanta una bandera blanca y grita: “¡ayuda por favor!”.
Visiblemente afectado y hablando pausado, el salvadoreño dice que tiene dos hijos y hay días que no comen. “No puedo trabajar, no tengo dinero, no tengo nada, solo la esperanza que me ayuden”.
Para otros como él, los días pasan en medio de una estricta cuarentena que busca contener el avance del coronavirus, pero el encierro —que a muchos les impide trabajar— comenzó a causar estragos en las familias más pobres del país, quienes desesperadas salen a la carretera con banderas blancas para pedir comida.
“No trabajamos desde que el presidente (Nayib Bukele) nos metió en cuarentena", dijo a The Asociated Press Martitza Guardado, una mujer de 40 años que vive en la comunidad CEL 3 del municipio de Soyapango, en la periferia este de la capital salvadoreña. "Hemos atacado la orden, estamos en nuestra casas, pero ya no tenemos nada y salimos a pedir comida a la gente de buen corazón que pasa por aquí", agregó.
El 14 de marzo, Bukele decretó cuarentena nacional y ordenó las medidas más severas del continente para tratar de evitar que el virus entrara y se propagara. El mandatario ordenó suspender clases en los centros de estudios públicos y privados, restringir el ingreso al país de extranjeros y cerrar el aeropuerto internacional.
Maritza y su madre —María Guardado, de 58 años, que preside la junta directiva de la comunidad— dicen que hay varias comunidades con gente muy pobre “que vive día a día con lo que ganan”.
“Aquí vivimos vendedores informales. Algunos trabajamos recogiendo botellas para luego venderlas. Las mujeres trabajan lavando y planchando a diario en las casas”, explicó María.
Con cada automóvil que pasa por la Carretera de Oro, los hombres, mujeres y niños levantan sus banderas blancas y carteles con llamados de auxilio. Algunas veces reciben respuesta.
Mientras reporteros de The Associated Press se encontraban en el lugar con los pobladores, un automóvil se detuvo y Gabriela Hernández, una joven de 25, abrió el baúl y llamó a las personas para entregarles unos 20 cartones de huevos.
“Yo paso todos los días por este lugar. Trabajo en San Salvador y esta gente me rompe el corazón. Sólo estoy tratando de darles un poquito de ayuda”, explicó Gabriela.
No todos los que salen a la calles a pedir ayuda usan mascarillas o guantes. “Ni siquiera tenemos para comer”, dijo Edwin Morales, uno de los residentes de la comunidad CEL 2 de Soyapango.
“Hay cuarentena y no podemos salir a trabajar. Si salimos corremos peligro que la policía nos detenga y nos lleven a cuarentena forzada”, dijo Edwin, que llamaba a sus compañeros a mantener el distanciamiento social.
En las humildes casas, algunas cubiertas con laminas visiblemente deterioradas, varios colocaron carteles con mensajes de auxilio. “Personas de buen corazón, que ayuden con víveres. Necesitamos por favor ayuda, lo que su corazón pueda”, se leía en unos de éstos.
Edwin explicó que ellos no le están pidiendo dinero al gobierno, sino víveres para comer, "porque aquí hay gente que tiene hasta cinco hijos. Hay adultos mayores y hay días que no tienen nada para comer".
Maritza agregó que lo que están viviendo “es duro, muy duro, pero hay que acatar las ordenes del presidente si no queremos que haya más muertes”. La mujer se quejó porque no han recibido ayuda del gobierno municipal y esperan que pronto llegue la ayuda que prometió Bukele.
El domingo el gobierno salvadoreño inició un programa para entregar alimentos a 1,7 millones de familias de los sectores más vulnerables, con entregas casa por casa para evitar aglomeraciones. Cada paquete contiene harina de maíz, pastas, arroz, frijol, azúcar, café soluble, pollo, leche en polvo, aceite y atún.
El gobierno también entregó entre fines de marzo e inicios de abril 300 dólares a 1,5 millones de familias de bajos ingresos.
El Salvador registra 1.498 casos confirmados de COVID-19, 30 fallecidos y 502 recuperados, pero las autoridades han advertido que el país entró a la fase más peligrosa de la pandemia.