Trump defiende uso de medicamento tras críticas de expertos
WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump se defendió enérgicamente el martes de las críticas de expertos médicos sobre que su uso de un medicamento contra la malaria para atacar al coronavirus podría provocar un consumo indebido generalizado entre los estadounidenses de un tratamiento no ha arrojado resultados comprobados y causa efectos secundarios potencialmente fatales.
El anuncio de Trump el lunes de que estaba tomando hidroxicloroquina tomó por sorpresa a muchos funcionarios de su gobierno y desató urgencia entre los funcionarios para justificar sus actos. Pero su intento de abordar las inquietudes de los profesionales de la salud fue socavado por el propio presidente.
El mandatario afirmó sin presentar evidencia que un estudio que planteó inquietudes sobre el medicamento era “falso” y “una declaración enemiga”, incluso cuando su propio gobierno alertó que el fármaco debería administrarse para tratar el COVID-19 únicamente en hospitales o en entornos de investigación.
Trump dijo que decidió tomar hidroxicloroquina después de que dos empleados de la Casa Blanca dieron positivo a la enfermedad, pero ya había pasado varios meses promoviendo el fármaco como una posible cura o medicamento preventivo pese a las advertencias de varios de los principales profesionales médicos de su gobierno. Potencialmente, el medicamento puede causar efectos secundarios significativos en algunos pacientes y no se ha demostrado que combata al nuevo coronavirus.
“Esta fue una decisión individual”, comentó Trump a los reporteros durante una visita al Capitolio para reunirse con senadores republicanos. “Pero ha tenido una gran reputación”.
Muchos estudios examinan la hidroxicloroquina para prevenir o limitar la enfermedad causada por el coronavirus, pero “en este punto no hay ninguna evidencia de que esta estrategia funcione”, comentó el médico Carlos del Rio, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Emory en Atlanta.
“Mi preocupación es que el presidente tiene una gran tribuna... quizá la gente piense que hay alguna evidencia que no se ha hecho pública” de que el medicamento funciona porque Trump decidió tomarlo, señaló del Rio. “Esto crea una teoría de conspiración de que algo funciona y todavía no me lo dicen”.
Al abordar las preocupaciones de que el ejemplo de Trump podría llevar a muchas más personas a hacer un mal uso del medicamento, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo el martes que “decenas de millones de personas en todo el mundo han usado este medicamento para otros fines”, incluido para tratar la profilaxis de la malaria. Destacó que se debe tener “una receta. Así es como debe hacerse”.
El medicamento también se prescribe para algunos pacientes con lupus o artritis.
Trump dijo que su médico no le recomendó la hidroxicloroquina, pero que se lo pidió al doctor de la Casa Blanca.
Ese doctor, el médico Sean Conley, dijo en un comunicado que después de “varias discusiones” con Trump, “concluimos que el posible beneficio del tratamiento, superaba los riesgos relativos”.
El mes pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) advirtió a los profesionales de la salud que el medicamento no debería utilizarse para tratar el COVID-19 fuera de los hospitales o de entornos de investigación debido a efectos secundarios en ocasiones fatales.
Los reportes que involucraban la hidroxicloroquina aumentaron el mes pasado a 96, respecto a los 49 casos en abril de 2019, según datos de la Asociación Estadounidense de los Centros de Control de Envenenamiento que fueron proporcionados a la AP.
Fue el segundo mes con un incremento en los reportes relacionados al medicamento, luego de registrar 79 llamadas en marzo. Los problemas reportados incluyen arritmias, convulsiones, náusea y vómito.
Trump minimizó los reportes de efectos secundarios diciendo: “Todo lo que les puedo decir es que hasta ahora parece que estoy bien”.
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Marchione informó en Milwaukee y Lemire en Nueva York. Los periodistas de The Associated Press Matthew Perrone y Darlene Superville en Washington contribuyeron a este despacho.