Médicos y enfermeras morían mientras Irán ignoraba pandemia
EL CAIRO, Egipto (AP) — Son considerados héroes y sus colegas muertos, mártires, pero para los médicos y enfermeras que siguen lidiando con el creciente número de infecciones con coronavirus en Irán, solo se tratan de elogios son vacíos.
Esos trabajadores de salud dicen que están impotentes frente al contagio. En los primeros 90 días del brote, un profesional médico murió cada día y decenas resultaron infectados.
“Nos encaminamos rápidamente a un desastre”, dijo un médico en Isfahan que ha estado ofreciendo exámenes de detección a decenas de pacientes posiblemente infectados con coronavirus.
No es un secreto que Irán se ha visto severamente afectado por el coronavirus. De acuerdo con cifras oficiales, unas 100.000 personas han sido infectadas y 6.500 han muerto de COVID-19. Pero un reporte de la rama investigadora del Parlamento iraní dijo que el número de casos pudiera ser de ocho a 10 veces mayor, lo que le coloca entre los países más afectados en el mundo. El reporte destaca que el total de muertes pudiera ser 11.700, es decir, 80% veces más alto que las cifras oficiales.
El gobierno está reportando en estos momentos un descenso en el número de casos y muertes por COVID-19, aunque las autoridades están expandiendo los cementerios en algunas partes. En Teherán, el concejo municipal dijo que tuvo que añadir 10.000 tumbas a su mayor cementerio, Behesht e-Zahra.
En entrevistas con más de 30 profesionales médicos, al examinar las comunicaciones que efectúan los médicos en apps de mensajes y revisar otros documentos, un reportero de The Associated Press en El Cairo halló muchos detalles no declarados. El reporte presenta una imagen de las raíces y la magnitud de la inconexa respuesta a la diseminación del virus entre la población.
Al inicio, el personal médico enfrentó el brote con muy poco equipo. Algunos lavaban sus propias batas y máscaras o las esterilizaban en hornos regulares. Otros se cubrían el cuerpo con bolsas plásticas compradas en supermercados.
Decenas de profesionales médicos murieron junto con sus pacientes.
Varios profesionales médicos dijeron que los líderes del país tardaron semanas en decirle al público sobre el virus, al tiempo que los hospitales se llenaban de personas con síntomas vinculados con dicha enfermedad respiratoria. Y cuando médicos y expertos pedían al presidente que tomara medidas inmediatas, el gobierno se resistió a dar pasos radicales, temiendo el impacto en las elecciones, aniversarios nacionales y la economía.
Un médico entrevistado por la AP_y que al igual que todos los profesionales médicos entrevistados para este artículo habló a condición de anonimato por temor a represalias— dijo que él y sus colegas fueron incluso disuadidos de usar equipo médico. Aseguró que funcionarios del gobierno les dijeron que usar máscaras crearía pánico.
El líder supremo, el ayatola Alí Khamenei, proclamó el 10 de marzo que los médicos, enfermeras y personal de salud que murieron en la lucha contra el coronavirus en Irán eran “mártires”. Imágenes de médicos fallecidos han sido colocadas junto a las de soldados muertos en la guerra Irán-Irak de la década de 1980, que cobró un millón de vidas.
“Ellos están normalizando la muerte”, dijo un consultor de salud en Teherán.
Una lista compilada por un grupo de médicos iraníes indicó que un total de 126 trabajadores de salud han muerto desde que se reportó inicialmente el virus, principalmente en las provincias de Gilan y Teherán, mientras más de 2.070 contrajeron el virus.
El portavoz del Ministerio de Salud, Kianoush Jahanpour, admitió el saldo fatal por COVID-19 entre el personal médico, diciéndole a la AP que el número de muertes es 107. Jahanpour dijo que 470 han dado positivo por el virus. Responsabilizó de esto a Estados Unidos. “Recuerden que este país está sometido a sanciones”, dijo. Aún así, Irán ha mantenido durante la crisis de salud que sus propias industrias producían suficiente material protector para enfrentar al virus.
Irán reportó sus dos primeros casos el 19 de febrero en la ciudad de Qom, al sur de Teherán, donde están varios templos sagrados de los chiíes. Esa ciudad se volvió el epicentro de la epidemia.
Pero los médicos entrevistados por la AP dijeron que antes del anuncio oficial, ellos comenzaron a ver casos con los mismos síntomas del coronavirus y le advirtieron al Ministerio de Salud que tomara medidas.
Algunos médicos compartieron con la AP las cartas que le enviaron al ministerio. Los doctores dijeron que inicialmente atribuyeron los problemas respiratorios y muertes a la influenza H1N1. Días después, pidieron pruebas de H1N1 y otras enfermedades para descartarlas. La tasa de infecciones y muertes parecía inusualmente elevada.
Funcionarios del gobierno dijeron que lo que pedían los médicos eran demandas “medievales” y difundieron teorías infundadas de que Estados Unidos creó el virus para generar miedo.