Cuando "quédate en casa" suena a "prisión domiciliaria"

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Cuando "quédate en casa" suena a "prisión domiciliaria"
Una persona mira por la ventana de su departamento en Kansas City el 3 de mayo del 2020. El confinamiento para evitar la propagación del coronavirus hace que mucha gente se sienta bajo prisión domiciliaria. (AP Photo/Charlie Riedel)

ARLINGTON, Virginia, EE.UU. (AP) — Algunos le dicen “quédate en casa”. Otros cuarentena, aislamiento o confinamiento. Después de semanas de estar encerrada en su casa por el brote de coronavirus, mucha gente está empezando a hablar también de prisión domiciliaria.

Las restricciones a que se ve sometida la gente en un esfuerzo por contener la propagación del COVID-19 se parecen bastante al régimen a que son sometidos los reos bajo prisión domiciliaria.

Quienes conocen el sistema penal dicen que, en muchos sentidos, la gente está sometida en estos momentos a restricciones de movimiento más severas incluso que las de la prisión domiciliaria, aunque sin un monitor en los tobillos.

Sea como sea, “es duro estar en la casa casi todo el tiempo”, dijo Linda Connelly, quien puso en marcha uno de los primeros sistemas de vigilancia electrónica de reos de Estados Unidos hace unas cuatro décadas.

Permanecer en casa a algunos les resulta más sencillo que a otros, según el exjugador de la NFL Donte Stalworth, que estuvo bajo arresto domiciliario en la Florida hace más de una década tras declararse culpable de homicidio por manejar ebrio,

Afirmó en una entrevista telefónica que para él no fue tan duro porque “de todos modos yo soy una persona bastante casera”, pero que conoce “mucha gente muy sociable a la que le cuesta mucho adaptarse” al confinamiento en su propia casa.

Stallworth, quien ahora vive en Washington, dijo que se pasó la mayor parte de su encierro hacienda yoga y leyendo un libro de Martin Luther King Jr.

Desde un punto de vista estrictamente legal, la expresión “arresto domiciliario” está mal usada ya que no significa literalmente permanecer todo el tiempo en la casa. Una persona bajo ese régimen puede salir por una cantidad de razones: Para ir a la escuela, a un templo, a tratamientos para superar adicciones y a citas médicas. También a hacer ejercicio. De hecho, a menudo se alienta a los reos a que consigan trabajo.

“En muy, muy pocos casos la gente permanece en su casa las 24 horas del día, los siete días de la semana. Eso simplemente no sucede”, expresó Joseph Russo, director del National Law Enforcement and Corrections Technology Center.

“El confinamiento actual (por el coronavirus) es más restrictivo”, aseguró Russo. “A menos que trabajes en un sector indispensable, en teoría no debes salir de tu casa” salvo para comprar alimentos.

Quienes comparan el “quédate en casa” con un arresto domiciliario, no obstante, pueden estar exagerando las cosas. Las personas sometidas a un arresto domiciliario generalmente deben respetar un programa de actividades y no pueden salir cuando les plazca a caminar un rato o a la tienda de comestibles, algo que sí se puede hacer bajo la cuarentena.

Jennifer Jeffries, de 35 años, de Ohio, lleva un monitor en su tobillo como parte de un régimen de arresto domiciliario al que está sometida después de ser condenada por un asunto de drogas. Cada vez que sale de la casa debe enviarle un mensaje de texto a su supervisor, según dice.

El monitor de su tobillo “es bien incómodo”, pero su experiencia no ha sido tan mala y dice que, en medio de la pandemia, cree que no se pierde nada al no poder salir.

“Todo esto es más llevadero” ahora que nadie puede salir, manifestó.

Gladys Larson, presidenta de la asociación de supervisores de libertad condicional del estado de Nueva York, dice que los reos bajo ese régimen a menudo sienten que han perdido el control de sus vidas porque todos los días el monitor les recuerda que “no puedes ir a ninguna parte”. La gente encerrada en su casa por la cuarentena puede llegar a sentir algo parecido, según ella.

“Nos vamos a sentir agitados”, expresó. “Probablemente nos pongamos un poco pesados con la gente con la que vivimos”.

Es importante encontrar algo con qué entretenerse, de acuerdo con Bertha Weekly, de 71 años y quien pasó dos décadas en la cárcel por cuestiones de drogas antes de quedar bajo un régimen de prisión domiciliaria el año pasado. Cuenta que hace crucigramas y juega al solitario. Aprendió nuevamente a cocinar y, antes de la pandemia, estudiaba religión en su casa con un testigo de Jehová.

Weekly dice que en prisión socializaba más que ahora que está bajo arresto domiciliario. Y que, irónicamente, la pandemia la ayuda a combatir la soledad. Ahora que todo el mundo está en la casa, más gente la llama para charlar.

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El reportero de la Associated Press Michael Balsamo colaboró en este despacho.

Jessica Gresko está en http://twitter.com/jessicagresko

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