Renuncia ministro de Justicia brasileño Sergio Moro
RÍO DE JANEIRO (AP) — El ministro de Justicia brasileño, Sergio Moro, conocido por sus cruzadas contra la corrupción, presentó su renuncia después que el presidente Jair Bolsonaro resolvió nombrar un nuevo jefe de la policía federal en medio de la pandemia de coronavirus, anunció el propio funcionario el viernes en una conferencia de prensa.
El jefe de la policía federal Mauricio Valeixo colaboró estrechamente con Moro en la gran investigación Lava Jato hasta el fin de 2018. Ésta envió a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el director general de la gran empresa de la construcción Odebrecht y decenas de políticos y empresarios en toda Latinoamérica.
Moro dijo a la prensa el jueves que le había advertido a Bolsonaro que destituir sin causa al jefe de la policía era un acto de injerencia política, pero el presidente decidió proceder, sin consultarlo. Añadió que tomó el acto como una señal de que ya no se deseaba su presencia en el puesto.
“Se podía cambiar el director general siempre que hubiera una causa coherente. No había una causa coherente”, dijo Moro. “La injerencia política que pudiera crear relaciones indebidas entre el director general o los superintendentes y el presidente es algo con lo que no puedo estar de acuerdo”.
Últimamente, Bolsonaro había pedido a Moro que reabriera las fronteras con Paraguay y Uruguay durante la pandemia, ya que el presidente brasileño ha dicho reiteradamente que quiere que se reanude la actividad económica, pero Moro no estaba de acuerdo.
El juez, a quien muchos brasileños consideran un adalid contra la corrupción y otros un fanático antiizquierdista, tuvo un papel crucial en el proceso que culminó en el juicio político de la presidenta Dilma Rousseff en 2016. Varias investigaciones del Lava Jato en la ciudad sureña de Curitiba implicaron a políticos vinculados con ese gobierno. Moro renunció al tribunal en 2018 cuando Bolsonaro lo invitó a formar parte de su gobierno.
Bolsonaro, elegido sobre una plataforma de restauración de la ley y el orden, dijo en noviembre que no hubiera llegado a la presidencia si Moro no hubiese “cumplido con su misión” como juez.
Su gobierno ha saltado de crisis en crisis, con ataques a la prensa, su desdén por los enormes incendios en la Amazonía y sus enfrentamientos con gobernantes extranjeros. Últimamente provocó indignación al sostener que el coronavirus es una “gripecita” y al mofarse de la recomendación de los expertos de imponer cuarentenas. La semana pasada, despidió a su ministro de Salud por apoyar las medidas tomadas por la mayoría de los gobernadores.
En todo momento, la presencia de Moro en el gabinete ayudó a consolidar la base de apoyo del gobierno y la apariencia de que respeta el estado de derecho. Moro puso en duda esa apariencia el viernes al afirmar que era falso, como decía el gobierno, que Valeixo había presentado su renuncia.
“El presidente me dijo expresamente más de una vez que quería a alguien con quien tiene contacto personal, alguien a quien pueda llamar, de quien pueda obtener información, informes de inteligencia, sea director o superintendente”, dijo Moro. “No es función de la policía federal proporcionar esa información. Las investigaciones deben ser preservadas”.
El exjuez era el ministro más conocido y popular de Bolsonaro, con tasas de aprobación muy por encima de las del presidente. Muchas veces fue mencionado como aspirante a una función más alta, como juez del Tribunal Supremo, vicepresidente o incluso presidente, pero desde su nombramiento en enero de 2019 ha tenido enfrentamientos con Bolsonaro y con los políticos en Brasilia.
Sus proyectos de ley contra el delito, que él consideraba la piedra angular de su obra, fueron mitigados en gran medida por el Congreso.
Su reputación también se vio perjudicada cuando el medio noticioso en línea The Intercept Brasil publicó una serie de informes basados en conversaciones filtradas, según los cuales había ejercido una injerencia indebida en varias investigaciones del Lava Jato, incluida la que implicó a Lula da Silva. Moro siempre ha negado la veracidad de las filtraciones.