Los médicos entre la ciencia y las preferencias de Trump

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  
Los médicos entre la ciencia y las preferencias de Trump
Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, escucha a Donald Trump durante una conferencia de prensa sobre el coronavirus el 22 de abril del 2020 en Washington. Redfield tomó la palabra a pedido de Trump para esclarecer comentarios suyos que no le habían caído bien al mandatario. (AP Photo/Alex Brandon)

WASHINGTON (AP) — Ya es casi un ritual diario: Donald Trump y una serie de médicos se presentan en un salón de la Casa Blanca para hablar del coronavirus y generan un inusual espectáculo en el que los especialistas hacen malabares para ofrecer información respaldada por la ciencia sin irritar al presidente.

El resultado puede ser una escena desconcertante para quienes tratan de ver cuál es la mejor forma de protegerse del virus.

El martes, por ejemplo, la doctora Deborah Birx apoyó a Trump al hacer comentarios positivos sobre los planes de reabrir negocios en Georgia y dijo que las peluquerías y los locales de tatuajes podrían operar de una forma segura con un poco de “creatividad” para mantener distancia.

Posteriormente, sin embargo, Birx, coordinadora del equipo de trabajo de la Casa Blanca abocado al virus, le dijo a Trump que la reapertura de Georgia era apresurada. Al día siguiente, Trump cuestionó los planes de Georgia de reanudar las actividades, diciendo que lo estaban haciendo “demasiado pronto”.

El miércoles, Trump puso en marcha la sesión informativa invitando al doctor Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, a que “dijese unas pocas palabras para aclarar” comentarios previos en los que el especialista había dicho que el virus reaparecería en el invierno y podría tener más fuerza que el brote actual.

Redfield trató entonces de “esclarecer” sus comentarios diciendo que la reaparición del virus coincidiendo con la temporada de gripes sería una combinación problemática, aunque confirmando que sus comentarios previos habían sido reportados correctamente.

El mismo miércoles, el principal médico del gobierno dijo que había sido sacado de su cargo por oponerse a los esfuerzos por promover una droga contra la malaria que Trump dijo, sin pruebas, que era un remedio para el COVID-19.

El doctor Rick Bright “fue hecho a un lado por una sola razón: porque resistió los esfuerzos para facilitar acceso irrestricto a una droga potencialmente peligrosa”, dijeron sus abogados. Trump aseguró no saber nada del tema.

Expertos del campo de la salud dicen que los profesionales del campo médico se sienten inhibidos de ofrecer asesoría franca al presidente y al público.

“Los médicos del equipo (de la Casa Blanca) y los científicos en general que responden a la pandemia están mirando de reojo todo el tiempo”, dijo Lawrence Gostin, experto en salud pública de la Universidad de Georgetown. “Hay una puja entre los políticos y los funcionarios de salud. Es una dinámica muy poco saludable”.

Además de ofrecer información actualizada sobre la pandemia y sobre las mejores formas de combatirla, los médicos se ven involucrados en los esfuerzos de Trump por presentar una imagen positiva de su manejo de la pandemia.

Saben perfectamente que el presidente tiene un largo historial en el que nombra funcionarios resaltando sus aptitudes y después los socava o los hace a un lado. Eso fue lo que pasó con figuras como el exsecretario de estado Rex Tillerson, el exjefe de gabinete John Kelly y el exsecretario de defensa James Mattis.

Hasta el popular doctor Anthony Fauci, especialista en enfermedades contagiosas, debe adecuar sus comentarios a las preferencias de Trump.

Este mes Fauci dijo en CNN que se podrían haber salvado más vidas si el gobierno hubiese intervenido antes.

Eso no le gustó a Trump, que publicó un tuit en el que dejó en el aire la posibilidad de que Fauci fuese despedido.

Al día siguiente Fauci tomó la palabra en la sesión informativa de la Casa Blanca y dijo que tal vez se “había expresado mal”. Aseguró que “la primera y única vez” que él y Birx habían hablado con Trump sobre una cuarentena a nivel nacional, el presidente había “escuchado las recomendaciones y tomado medidas” para contener el brote.

Trump en general escucha a sus expertos médicos. Pero los ve como subalternos y no le gusta que lo contradigan.

En la sesión informativa del jueves, Brix fue la única experta médica presente y habló brevemente.

Trump prefirió invitar al podio a William Bryan, funcionario del Departamento de Seguridad Nacional que habló de las investigaciones sobre el impacto de las altas temperaturas y del sol en la contención del virus.

Birx en general trata de no contradecir a Trump, pero Fauci parece más dispuesto a hacerlo, por lo que a menudo se especula que será despedido.

Kavita Patel, experto en salud pública que sirvió bajo el gobierno de Barak Obama, dijo que los científicos que asesoran a un presidente tienen que ser gente curtida, pero que servir bajo el gobierno de Trump es especialmente tortuoso, ya que el mandatario a veces ignora la información que le dan los expertos y se deja llevar por sus instintos.

“Está claro que es muy selectivo en su uso de la información”, dijo Patel.

“Parece haber una puerta giratoria de científicos y médicos que están en una posición incómoda”, señaló Patel. “Da la sensación de que se pone a estos científicos frente a una ruleta rusa y, dependiendo de la suerte, un individuo puede terminar enfrentado públicamente con el presidente”.

___

Lemire informó desde Nueva York y Madhani desde Chicago. También colaboraron en este despacho los reporteros de la Associated Press Mike Stobbe (Nueva York) y Ricardo Alonso-Zaldívar (Washington).

Publicado en Inicio » Mundo »