Cumpleaños virtuales en tiempos de incertidumbre
Hace un par de semanas que estamos en cuarentena oficialmente en ciudad de México.
Vivimos en una extraña niebla verde.
Habitando la pausa obligatoria.
El mañana es una incertidumbre, las teorías conspirativas invaden las redes, hay quienes piensan que todo es un plan secreto de los extraterrestres de la galaxia vecina, los pesimistas sienten que es el fin del mundo, y las estrellas de la filosofía contemporánea escriben sus grandes postulados para los lectores anarquistas universitarios.
La pregunta obligatoria es:
"¿Con quién quedaste?"
(Prefiero no responderla en el desarrollo de este escrito)
Y en medio de todo este panorama, hay quienes cumplen años, la tierra ha dado un giro para ellos. Hay que celebrar de alguna manera, las velas siempre deben apagarse, es una tradición mantenida por siglos.
Una fiesta entre cámaras escondidas se prepara, un alguien desde su habitación secreta fabrica un encuentro, los puntos verdes del Facebook se encienden, gorritos guardados de otros años son sacados de sus cajones, algún tutorial nos enseña hacer un pastel, la botella de vino escondida debajo del sofá es servida, los más afortunados hasta tienen tiempo de soplar las velas. Nadie quiere estar solo cuando la cuenta nos suma un año más. De pronto la vida es un set de grabación.
Estar juntos es la consigna.
Los habitantes del planeta que ahora están encerrados, acaban de iniciarse en el arte de las ilusiones, estoy seguro que después de esto se fabricarán dispositivos que reproduzcan lo que es una caricia. Hay quienes cantan las famosas mañanitas y luego de soplar las velas ellos mismos introducen su cara en el pastel, porque estamos todos claros, que la celebración de un año más, solo consiste que algún conspirador logre el cometido de embarrar el rostro del celebrado, si esto no ocurre, nada tuvo sentido.
Les confieso que hago esta nota, porque ayer me despedí muy borracho de una fiesta, lo bueno es que no tuve que tomar un taxi, solo apague el computador, mandé saludos con mis manos, y luego me desconecté. Caminé hasta la cocina, encendí un cigarro, tal vez me dio algo de nostalgia, y acción seguida me tire a la cama.
Se han logrado fiestas legendarias, diez mil invitados, habitantes perdidos en la web buscando un encuentro, un interlocutor en medio de este montón de personas guardadas en sus cavernas, la palabra es el único puente posible, la palabra está creando mundos, la palabra nos mantienen juntos.
Anoche empecé a diseñar una tarjeta postal.
Me inventaré que estoy de cumpleaños.
Nadie nos quitará la celebración.
Tal vez todo esto se trate de crear una nueva narrativa.
Una que no habíamos previsto.
Pero está empezando a nacer.
Debo dejar el computador...
Empiezo a inflar cien globos de colores.
Subo el volumen de la música.
Inicio mi trasmisión en vivo.
LOS ESPERO...