EEUU sopesa ajustes en normas de cuarentena por coronavirus
WASHINGTON (AP) — Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) estudian cambios en las normas de autoaislamiento para facilitar el regreso al trabajo de personas que han estado en contacto con algún enfermo de COVID-19 siempre que no presenten síntomas.
El organismo de salud pública y la comisión de la Casa Blanca para el coronavirus podría hacer el anuncio este miércoles, dijo ayer el vicepresidente Mike Pence.
Bajo la propuesta, las personas que estuvieron en contacto con enfermos de COVID-19 podrán regresar al trabajo mientras no presenten síntomas, se tomen la temperatura dos veces por día y usen cubrebocas, informó una fuente familiarizada con la nueva norma, que habló bajó la condición de anonimato porque aún está en estudio.
La nueva norma beneficiará especialmente a quienes desempeñan tareas cruciales. El gobierno de Donald Trump dice que advierte una “estabilización” en las tasas de infección y encara una flexibilización de las normas de distanciamiento social con el fin de reactivar la economía.
La norma proyectada aplicaría las recomendaciones de los CDC para flexibilizar el autoaislamiento del personal de salud que se vio expuesto al virus. El personal expuesto al virus sin equipo protector pero que no exhibe síntomas puede regresar al trabajo después de 14 días, usando cubrebocas y tomándose la temperatura.
Pence dijo el martes que la Casa Blanca se concentra en el “punto de necesidad” de la situación actual, pero también sigue otra vía al estudiar las recomendaciones futuras a la gente.
En la mayoría de la gente, el coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte.
Estados Unidos registraba el miércoles por la mañana casi 400.000 casos de COVID-19 y poco menos de 13.000 muertes. Según datos de la Universidad Johns Hopkins, había cerca de 1,4 millones de personas infectadas en todo el mundo y más de 83.000 muertos.