Clamor por datos sobre negros afectados por COVID-19 en EEUU
A medida que el coronavirus se extiende por Estados Unidos, sus efectos han resultado particularmente devastadores en una población ya de por sí vulnerable: los afroestadounidenses.
Legisladores demócratas y líderes comunitarios en ciudades que han sido fuertemente golpeadas por la pandemia han hecho un llamado de alarma sobre lo que perciben como una perturbadora tendencia: un mayor índice de mortalidad entre afroestadounidenses a causa del virus, junto con la falta de información general sobre la raza de las víctimas conforme incrementa el número de decesos en el país.
Entre las ciudades en donde la población negra ha resultado sumamente afectada se encuentran Nueva York, Detroit, Nueva Orleans, Chicago y Milwaukee.
“A donde volteemos, el coronavirus está devastando a nuestras comunidades”, declaró Derrick Johnson, presidente y director general de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP por sus iniciales en inglés).
Las autoridades han divulgado datos demográficos de alrededor de 3.300 de los fallecimientos que se han registrado hasta el momento en el país y, según un análisis de Associated Press, el 42% son negros. Los afroestadounidenses representan casi el 21% de la población total en las zonas incluidas en el estudio.
El análisis de la AP es uno de los primeros intentos por examinar la disparidad racial de contagios y decesos de COVID-19 a nivel nacional. Se estudiaron más de 4.450 fallecimientos y 52.000 casos de COVID-19 en todo el país, dependiendo en un puñado de gobiernos locales y estatales que han dado a conocer la raza de las víctimas.
Una historia de racismo sistemático y de desigualdad en el acceso a los servicios de salud y a oportunidades económicas han vuelto a los afroestadounidenses mucho más vulnerables al virus. Los adultos negros sufren de mayores índices de obesidad, diabetes y asma, lo que los hace más susceptibles y les otorga menos posibilidades de obtener un seguro de gastos médicos. También reportan a menudo que, al momento de buscar atención médica, los profesionales de la salud toman sus padecimientos con menor seriedad.
“La tasa a la que está muriendo la gente negra, en comparación con los blancos, es realmente sorprendente”, dijo Courtney Cogburn, profesora asociada en la facultad de Trabajo Social de la Universidad de Columbia. “Existen patrones en esta intersección de raza y estatus socioeconómico que dejan muy en claro que esto no es sólo una historia de pobreza”.
El presidente Donald Trump y el principal experto del gobierno en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, reconocieron un mayor índice de mortalidad entre los afroestadounidenses durante un informe en la Casa Blanca el martes. El mandatario lo describió como un “tremendo desafío” e insinuó que las autoridades federales de salud podrían difundir datos étnicos y raciales en torno al COVID-19 en los próximos días.
Para su análisis, la AP solicitó un desglose racial del COVID-19 en estados, ciudades y condados de todo el país, y obtuvo información de ocho estados, seis de las principales ciudades del país, incluyendo Nueva York y el Distrito de Columbia, y seis de los condados más grandes de Florida.
Los datos van de Nueva York a Illinois, y de Alabama a San Diego, California, y cubren un área con cerca de 82 millones de estadounidenses, de los cuales el 43% son no blancos. El número de casos y decesos entre otras minorías se encuentra mucho más apegado a su demografía, aunque en algunas zonas el número de hispanos afectados sigue siendo elevado.
Los datos provienen principalmente de grandes ciudades y estados con diversidad racial, pero incluso en las entidades con grandes poblaciones no blancas, el impacto del COVID-19 fue excesivo, particularmente en la comunidad negra. El efecto fue tan pronunciado que incluso si los 1.200 casos letales que la AP excluyó de su análisis debido a que se registraron como de “raza desconocida” hubieran sido de pacientes blancos, el porcentaje de personas de raza negra habría estado sobrerrepresentado.
Por ejemplo, Luisiana recabó datos demográficos en 512 fallecimientos y reveló que el 70% de las víctimas eran negras, a pesar de que los afroestadounidenses comprenden apenas el 32% de la población del estado. En Michigan, más de la mitad de los decesos en que se recabó información racial fueron de residentes negros; el estado tiene apenas un 14% de población negra.
En Illinois, el 17% de la población es hispana y el 14% es negra, y al lunes, el 63% de los más de 9.000 casos de COVID-19 en que se ha recopilado información racial fueron de residentes no blancos, y al menos el 40% de las 307 víctimas en el estado eran de raza negra.
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Stafford reportó desde Detroit, Morrison desde Nueva York y Hoyer desde Washington. Los periodistas de Associated Press Sophia Tareen en Chicago, Deb Riechmann en Washington, Ashraf Khalil en Washington, Mike Stobbe en Nueva York, Jay Reeves en Birmingham, Alabama, y Josh Hoffner en Phoenix contribuyeron a este despacho.