3M responde a crítica de Trump sobre mascarillas N95

3M responde a crítica de Trump sobre mascarillas N95
El vicepresidente Mike Pence visitó la sede mundial de 3M en Maplewood, Minnesota, el jueves 5 de marzo de 2020. (Glen Stubbe/Star Tribune vía AP)

La empresa 3M respondió el viernes a las críticas del presidente Donald Trump relacionadas a la producción de mascarillas que los empleados de salud estadounidenses necesitan con urgencia.

La compañía señaló que ha estado produciendo todas las mascarillas posibles para el mercado de Estados Unidos “en las últimas semanas y meses”.

3M indicó también que el gobierno le pidió que dejara de exportar mascarillas de uso médico a Canadá y Latinoamérica, algo que la compañía dijo que conlleva “importantes implicaciones humanitarias” y resultará contraproducente al provocar que otros países tomen represalias contra Estados Unidos y retengan suministros.

Trump anunció el viernes por la noche que le pidió a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) que impida la exportación de mascarillas N95 como las fabricadas por 3M, al igual que guantes quirúrgicos y otros equipos protectores contra virus. Dijo que podrían hacerse excepciones para ayudar a Italia y a España, que se han visto muy afectadas por el brote de coronavirus.

“No estamos contentos con 3M”, agregó el mandatario durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

La inusual discusión, aunque no sin precedentes, entre el presidente y un fabricante estadounidense líder comenzó luego de que Trump les ordenara a los titulares del Departamento de Seguridad Nacional y de la FEMA que utilizaran su autoridad bajo la Ley de Producción de Defensa de 1950 para conseguir el número “adecuado” de mascarillas N95 de 3M y sus afiliados.

Las mascarillas N95, también llamadas máscaras de protección respiratoria, ofrecen mayor protección contra el coronavirus que las mascarillas quirúrgicas ordinarias. Los gobernadores y funcionarios médicos en el país han advertido de una grave escasez de mascarillas y otro equipo protector para los trabajadores de salud que atienden a personas con COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus.

Tras la orden, el presidente tuiteó el jueves por la noche: “Hoy golpeamos duro a 3M después de ver lo que estaban haciendo con sus mascarillas. ‘Ley P’ hasta el final. Gran sorpresa para muchos en el gobierno en cuanto a lo que hacían _ ¡Tendrán un elevado precio que pagar!”

Los sucesos que derivaron en la orden de Trump contra 3M comenzaron hace semanas. Un funcionario de la Casa Blanca dijo que, cuando el vicepresidente Mike Pence visitó una fábrica de la compañía en Minnesota el mes pasado, le dijeron que 3M tenía 35 millones de mascarillas N95 destinadas para uso comercial pero que podrían ser usadas por trabajadores de salud.

Esta semana, después de que 3M recibió la inmunidad que solicitó para protegerse de demandas en caso de que alguien se enferme mientras usa sus mascarillas, la Casa Blanca se enteró que no todas estaban listas para el mercado estadounidense, agregó el funcionario.

Jared Kushner, el yerno del presidente, ha estado encabezando los contactos del gobierno con la compañía para saber a dónde fueron a parar las mascarillas y por qué algunas no estuvieron disponibles como se prometió. La situación llevó a Trump a invocar la Ley de Producción de Defensa, señaló el funcionario, que habló a condición de guardar el anonimato para poder declarar sobre sucesos que aún no son del conocimiento público.

La compañía agregó que trabajaba con el gobierno de Trump desde el fin de semana pasado y que había traído a Estados Unidos las mascarillas que produce en el extranjero, entre ellas 10 millones de mascarillas N95 hechas en China por 3M.

3M ha elevado su producción de mascarillas N95 en Estados Unidos de 22 millones en enero a 35 millones en marzo, y todo el incremento ha sido distribuido en Estados Unidos, dijo Jennifer Ehrlich, portavoz de la empresa.

Tradicionalmente la compañía exportaba unos seis millones de mascarillas al mes a Canadá y Latinoamérica, donde 3M es un proveedor muy importante, señaló Ehrlich. La empresa objetó suspender esas exportaciones.

“El cesar todas las exportaciones de máscaras de protección respiratoria producidas en Estados Unidos probablemente provocará que otros países apliquen represalias y hagan lo mismo, algo que ya han hecho algunos. Si eso ocurriera, la cifra neta de máscaras de protección respiratoria disponibles en Estados Unidos disminuiría en realidad”, indicó la compañía. “Eso es lo opuesto a lo que nosotros y el gobierno, en nombre del pueblo estadounidense, deseamos”.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau dijo que trabajadores y suministros esenciales de salud fluyen de ida y vuelta en la frontera, y que bloquear las exportaciones de mascarillas 3M sería un error.

“Pienso en los miles de enfermeros que cruzan el puente en Windsor para trabajar en el sistema médico de Detroit a diario”, afirmó Trudeau. “Estas son cosas de las que los estadounidenses dependen”.

Doug Ford, primer ministro de la provincia de Ontario, dijo que protestó ante el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, expresando su preocupación de que Trump pudiera crear una escasez de mascarillas para los médicos y enfermeras canadienses.

“La salud y bienestar de nuestros trabajadores en el frente depende de estos artículos médicos esenciales y ahora más que nunca nuestros países necesitan trabajar juntos para combatir al COVID-19”, tuiteó Ford.

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Robert Gillies en Toronto contribuyó a este despacho.

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