Premier británico criticado por cifra de pruebas de virus
LONDRES (AP) — Cuando Boris Johnson sintió fiebre y tos, el primer ministro británico pudo tener acceso a una prueba de coronavirus, a diferencia de lo que sucederá con la mayoría de los británicos que lleguen a necesitarla.
El gobierno conservador de Johnson fue criticado el miércoles por incumplir su promesa de aumentar el número de pruebas del coronavirus, en momentos en que el país registró su mayor incremento de muertes, a 2.352.
El asunto se ha vuelto una crisis política incipiente para Johnson, que sufre síntomas moderados de COVID-19 y está trabajando en aislamiento en la residencia oficial ubicada en Downing Street.
Richard Horton, director de la revista médica Lancet, dijo que la forma como Gran Bretaña ha manejado esta crisis representa “el mayor fracaso de ciencia política en una generación”.
En un mensaje en Twitter, apuntó Horton que un subdirector médico nacional dijo la semana pasada que “llega el punto en una pandemia donde las pruebas dejan de ser una intervención apropiada”.
“Las pruebas son ahora una prioridad”, dijo Horton. “El mensaje público: confusión total”.
Como otros países, el Reino Unido ha restringido las pruebas a las personas hospitalizadas, lo que deja a las personas con síntomas moderados sin saber si tienen la enfermedad o no. Muchos científicos dicen que hacer extensas las pruebas _especialmente para el personal de salud_ les permitiría a trabajadores los médicos volver a sus labores si resultan negativos y ofrecería una mejor imagen de cómo se disemina el virus.
El miércoles, el secretario de comunidades Robert Jenrick admitió que “necesitamos hacer más y más rápidamente”.
Inicialmente, Gran Bretaña realizó 5.000 pruebas diarias, pero el gobierno prometió aumentar la cifra a 10.000 para la semana pasada y 25.000 para mediados de abril. Ese objetivo no ha sido alcanzado, con 8.630 pruebas realizadas el lunes, el último día para el que había cifras disponibles.
Los críticos comparan el caso británico con Alemania, que reaccionó rápidamente en cuanto comenzaron a surgir los primeros casos en China a finales del año pasado. Alemania comenzó a producir una prueba para COVID-19 en enero, casi un mes antes de que las autoridades británicas de salud produjesen uno. Ahora, los alemanes tienen capacidad para 500.000 realizar pruebas a la semana.