No se contabiliza a muchas víctimas de COVID-19 en Europa

No se contabiliza a muchas víctimas de COVID-19 en Europa
Bomberos con trajes de protección esperan afuera de una casa para ancianos antes de desinfectarla para frenar la propagación del nuevo coronavirus, en Barcelona, el lunes 30 marzo de 2020. (AP Foto/Felipe Dana)

PARÍS (AP) — Uno por uno, a los adultos mayores que viven en casas para ancianos de Francia se les obliga a permanecer en aislamiento obligatorio en sus habitaciones. Sus cuidadores también están resguardándose. Y están quedándose sin bolsas para cadáveres.

Pero nadie sabe con certeza cuántas personas han enfermado. Los gobiernos de los países más afectados de Europa _Italia, España y Francia_ no están realizando pruebas de coronavirus entre los residentes mayores que se enferman en casas para ancianos o incluso a aquellos que fallecen ahí, ni siquiera a los que presentaron síntomas de la infección.

Los tres países representan alrededor de una tercera parte de los casos confirmados de la pandemia, y la falta de pruebas deja a cientos, quizás miles, de víctimas de la enfermedad COVID-19 sin ser contabilizados mientras las autoridades sanitarias intentan seguir los pasos del virus.

La gran dependencia a que los hospitales sean los que contabilicen los fallecimientos por coronavirus plantea problemas particulares para evaluar la propagación del virus entre los ancianos. Los hospitales cada vez son más reacios a admitir a pacientes mayores contagiados con coronavirus que, consideran, tienen pocas probabilidades de un tratamiento exitoso.

Hay indicios de que ese sector demográfico ha pagado un alto precio en el anonimato. En Francia, las dos primeras regiones que resultaron afectadas por la pandemia reportaron un aumento del 30% en el número de muertes del 1 al 16 de marzo, respecto al año anterior, de acuerdo con la agencia nacional de estadística que publicó las cifras para las regiones sureñas del Alto Rin y de Córcega a finales de la semana pasada. España e Italia no han dado a conocer sus estadísticas iniciales de defunciones del mes.

En Madrid, una de las ciudades más afectadas de Europa, un funcionario regional de alto rango reconoció que se confirmó el fallecimiento de una anciana infectada por el nuevo coronavirus, únicamente después de que el médico del asilo “insistió”.

En la ciudad italiana de Bérgamo, el epicentro del brote en el país, 400 personas fallecieron en una sola semana a principios de marzo, una cifra cuatro veces mayor a la de la misma semana del año pasado, de acuerdo con la alcaldía. Sólo 91 de esos decesos arrojaron positivo al COVID-19.

En Francia, una vez que se diagnosticó a dos residentes del mismo asilo ancianos, se “asumió” que cualquier otra persona que enfermó y finalmente falleció estaba infectada con el virus, pero no se les realizó alguna prueba ni fueron contabilizados en la cifra de muertes a nivel nacional, que hasta el momento incluye únicamente a aquellos que han buscado atención médica en un hospital.

Hace unos días, el gobierno prometió incluir a los residentes de casas para ancianos, pero aún debe implementar pruebas generalizadas en dichas instalaciones. El suministro de bolsas para cadáveres está disminuyendo, de acuerdo con Marc Bourquin, de la federación francesa de hospitales, una organización que agrupa la mitad de las 7.000 casas para ancianos del país.

En varias casas para ancianos de Francia, incluida una para sobrevivientes del Holocausto en París, el número de muertos alcanza los dos dígitos, y se cree que hay muchos más contagios. El miedo es que sus muertes pasen desapercibidas.

“Para las casas para ancianos, siempre habrá incertidumbre”, comentó Bourquin. “El procedimiento es que un médico debe determinar la causa de la muerte. Y para eso, deben hacerse pruebas”.

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Parra informó en Madrid. Los periodistas de The Associated Press Colleen Barry en Soave, Italia, y Frank Jordans en Berlín contribuyeron a este despacho.

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