Piden cautela en reapertura de negocios en EEUU ante virus
PROVIDENCE, Rhode Island, EE.UU. (AP) — El presidente Donald Trump quiere que los comercios de Estados Unidos reabran para mediados de abril, pero algunos expertos advierten que no es tan fácil como encender la luz: Las economías operan con base en la confianza, y es probable que ésta se encuentre en un nivel bajo al tiempo que los casos del nuevo coronavirus sigan aumentando en el país.
Esta semana, Trump expresó el deseo de que los negocios “abran y empiecen a prepararse para la Pascua”, que este año se celebra el 12 de abril. Eso contradice la opinión de muchos expertos en salud pública, según los cuales esas restricciones sólo deberán levantarse de manera gradual y una vez que se cuente con más datos sobre los índices de infección. Los expertos esperan además que los esfuerzos para contener la enfermedad se mantengan al menos por algunos meses.
Pese a los giros bruscos en los mercados financieros y los indicios de un alza en el desempleo _situaciones que podrían afectar a Trump en un año de elecciones_, muchos negocios afirman que no está claro que reabrir sea posible en las próximas semanas: Los empresarios han obedecido las órdenes de cierre impuestas en cada estado, y muchas de ellas no tienen plazo definido o podrían ser ampliadas en cualquier momento. A los empresarios les preocupa que abrir demasiado pronto pueda ser considerado como una medida irresponsable. Y se preguntan si en caso de reabrir, los clientes acudirán a las tiendas si el virus aún no ha sido controlado.
“Él (Trump) no se muestra realista. ¿Cómo se puede abrir si los casos aumentan día a día?”, preguntó Paul Boutros, dueño de East Side Pockets, un pequeño restaurante que ha perdido a la mayoría de sus clientes desde que la cercana Universidad Brown envió a sus estudiantes a casa por dos semanas.
Grupos empresariales, entre ellos la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la Federación Nacional de Negocios Independientes, muestran cautela al señalar que son los expertos del sector salud quienes deberán determinar cuándo reabrir; mientras tanto, ellos se concentran en brindar ayuda financiera a los negocios.
Por supuesto que algunos líderes empresariales y trabajadores apoyan la idea de un cierre breve. En un comentario publicado en Twitter el fin de semana, el exdirector ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, indicó que los grupos de menor riesgo deberían regresar a sus trabajos en las próximas semanas.
“Las medidas extremas para aplanar la ‘curva’ de coronavirus son prudentes _por cierto tiempo_ para alargar la carga en la infraestructura de salud. Pero aplastar la economía, empleos y la moral también es un tema de salud _y no solo de eso”, detalló.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, cuyas extremas advertencias y un tono en ocasiones de regaño en sus sesiones informativas diarias lo han convertido en un contraste de Trump durante la epidemia, ha sugerido una reapertura lenta gradual. Ha dicho que quizá las personas más jóvenes, que parecen ser los menos afectados, o gente que ya se ha recuperado del virus _y si los científicos son capaces de confirmar que eso significa que son inmunes al COVID-19_ podrían empezar a regresar a sus empleos.
Cuomo añadió que no hay necesidad de “elegir entre una inteligente estrategia de salud y una inteligente estrategia económica. Podemos hacer ambas y debemos hacer ambas”.
En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte. Sin embargo, la mayoría de la gente se recupera.
Por muy difícil que haya sido suspender las actividades en grandes sectores de la economía estadounidense, reanudarlas podría ser incluso más complicado, sobre todo si ocurre al tiempo en que existe todavía la incertidumbre respecto a la trayectoria del brote. Si se reanuda demasiado pronto, podría avivar aún más una pandemia que ha provocado la muerte de más de 22.200 personas en el mundo.
El costo del virus tendrá que pagarse de una forma u otra, aseveró Gabriel Ehrlich, director del Seminario de Investigación de Economía Cuantitativa de la Universidad de Michigan. Podemos pagarlo ahora, haciendo uso de cierres para frenar la propagación del virus mientras mejoramos nuestras capacidades para hacerle frente, o después, con un mayor costo de salud pública en caso de que los contagios aumenten.
“No pretendo minimizar el hecho de que hay costos económicos realmente serios”, destacó Ehrlich. “Pero en realidad el controlar la enfermedad es también benéfico para la economía”.
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Durbin reportó desde Ann Arbor, Michigan. El periodista de The Associated Press Chris Rugaber en Washington contribuyó a este despacho.