Barrios populares argentinos se organizan contra el COVID-19
BUENOS AIRES (AP) — Valentín Martínez se restriega las manos con alcohol mientras aguarda en fila con otros niños que le entreguen el guiso preparado por varias mujeres protegidas con barbijos y guantes de látex. Todos son vecinos de un humilde barrio cercano a Buenos Aires que se organizaron para defenderse del nuevo coronavirus allí donde hay menos presencia del Estado.
La mayoría de los pequeños que asisten al comedor popular “La hora feliz” situado en el municipio de Lanús, al sur de la capital, mantienen la distancia de seguridad que les recomienda Javier Gómez, un electricista del barrio encargado de verter alcohol en gel en sus manos.
“Tenemos miedo del coronavirus porque hay muchos chicos que no están bien alimentados, que les faltan proteínas... Hay que cuidarlos”, dijo a The Associated Press Leonor Esquivel, encargada del comedor situado en el populoso barrio de El Ceibo, mientras repartía los recipientes con comida. Una de sus compañeras, encargada de remover el guiso de lentejas que se cocía en una enorme cacerola apoyada sobre una carretilla en la que ardían varios leños, también llevaba guantes y tapabocas.
Desde que comenzó la cuarentena total obligatoria los niños que concurren al comedor deben retirar los recipientes con la comida para llevarlos a sus casas, ya que ahora no pueden sentarse juntos a la mesa ubicada en una pequeña y precaria construcción.
El temor al contagio en los barrios pobres de los alrededores de Buenos Aires ha obligado a sus habitantes a organizarse para subsistir y los actos de solidaridad se multiplican para atender a los niños que, por la suspensión de las clases, ya no tienen asegurada una comida al día que les daban en la escuela.
En Argentina -donde el coronavirus ha infectado a 494 personas y causado la muerte a ocho- la pobreza afecta a más de 35% de la población y alcanza a 50% de los menores, según las últimas cifras oficiales.
Esquivel celebró la llegada al comedor de un bolso con unos 500 barbijos confeccionados y donados por cinco vecinas de otro barrio pobre de Lanús. El paquete es oro en polvo, ya que es imposible conseguir estos elementos de protección en las farmacias. Los mismo ocurre con los guantes de látex, cada vez más escasos, y el alcohol en gel.
Johanna Maciel es una de las mujeres que desde hace 10 días se dedica a confeccionar los barbijos con una tela que una cooperativa textil del movimiento Barrios de Pie tenía almacenada en un depósito. “Es rapidísimo, lo hago en menos de un minuto. Yo ya sabía coser”, dijo a AP en su pequeña vivienda de Villa Jardín, uno de los barrios carenciados con mayor densidad de población del sur de la capital.
Maciel, su madre y otras familiares confeccionan los barbijos por separado para evitar el contacto físico, algo muy difícil en un barrio surcado por estrechos pasillos donde se agolpan las viviendas habitadas por 10 o más personas. Una vez terminados, los rocían con alcohol diluido en agua.
Además del comedor “La hora feliz”, estos cobertores descartables son destinados a otra veintena de merenderos dispersos por Lanús.
“Son mujeres que lo hacen a pulmón, son heroínas silenciosas”, dijo a AP Pablo Arburua, quien milita en Barrios de Pie.
Las organizaciones sociales señalaron que los merenderos no pueden cerrar pese a la cuarentena y que para los sectores populares la unidad de aislamiento no es la casa sino el barrio, donde se trabaja la “prevención comunitaria”.
“No se nos ocurrió suspender los comedores... la gente va a ir a otro lugar a buscar la comida, esta no es una sociedad asalariada como la europea”, explicó Arburua.
Lo ideal, remarcó el militante social, sería hacer llegar los elementos de protección “a mucha más gente y no sólo a los encargados de la logística” de los comedores.
En la mayoría de la gente el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todos los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves e incluso la muerte.
La pandemia global ha infectado a más de 510.000 personas y causado la muerte a casi 23.000 en todo el mundo.
---------
La periodista de AP Natacha Pisarenko contribuyó en esta nota.