Crímenes relacionados con coronavirus capitalizan el pánico
WASHINGTON (AP) — Ladrones que roban cubrebocas. Una clínica que vende análisis falsos de COVID-19. Grupos de odio que alientan a miembros enfermos a infectar a policías. Impostores que se hacen pasar por funcionarios de salud pública. Estafadores que promueven curas falsas y fraudes financieros.
Conforme aumenta el número de casos de coronavirus, también lo hacen los delitos relacionados con la enfermedad, crímenes que capitalizan el temor, el pánico y la urgencia por atribuir culpas, e incrementan la carga en los agentes del orden que intentan proteger a los ciudadanos vulnerables.
“Realmente es desconsolador en una época como esta que alguien se aproveche de la comunidad”, dijo el sargento de la policía de Tucson, Arizona, Pete Dugan.
La vida diaria prácticamente se ha detenido en muchos países en un intento por frenar al virus, y algunos delitos han disminuido. Pero los reportes de fraudes relacionados con el virus van en aumento, junto con las preocupaciones sobre crímenes de odio.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump y otros funcionarios han llamado al coronavirus el “virus chino”, incluso mientras los científicos afirman que no tiene nada que ver con la etnicidad asiática. Pero el mandatario desechó la idea de que sus comentarios podrían promover los crímenes de odio.
“No es racista en lo absoluto”, dijo Trump.
En Los Ángeles, un joven de 16 años de ascendencia asiática afirmó que otros estudiantes lo hostigaron y lo acusaron de portar el virus. En Nueva York, un hombre roció a un pasajero asiático con Febreze dentro del metro y lo insultó. La secretaria estatal de Justicia Letitia James instaló una línea telefónica de ayuda para que los neoyorquinos puedan reportar crímenes de odio en el epicentro nacional del brote.
La Liga Antidifamación, que rastrea grupos de odio, culpó al virus del incremento en el número de mensajes racistas y antisemitas, incluyendo la insinuación de que los judíos son, de alguna forma, responsables de la pandemia. Algunos grupos de odio han planteado la idea de rociar el virus en manijas y otras superficies para enfermar a policías y agentes del FBI.
“Si te enfermas, espero que pases el mayor tiempo posible con nuestros enemigos”, escribió una persona.
En Portland, Oregon, cientos de mascarillas han sido robadas en medio del desabasto para los profesionales de la salud. Un hombre de Missouri que tosía les dijo a dos empleados de una tienda que tenía fiebre. Fue arrestado después de que la policía informó que amenazó con enfermar de coronavirus a los trabajadores. Personas en Pensilvania e Illinois fueron acusadas de acciones similares. Fiscales de Texas presentaron cargos en contra de alguien que aseguró falsamente en redes sociales que había sido diagnosticado con COVID-19.
En un memo publicado el martes, el subsecretario de Justicia Jeffrey Rosen informó a fiscales que pueden acusar a personas que amenacen con propagar el nuevo coronavirus de acuerdo con los estatutos de terrorismo federal, debido a que el Departamento de Justica considera al virus un “agente biológico” según la ley. En tales casos, los sospechosos podrían enfrentar diversos casos, incluyendo la posesión y desarrollo de un agente biológico como arma, añadió.
“Las amenazas e intentos de utilizar el COVID-19 como un arma en contra de estadounidenses no serán tolerados”, escribió Rosen en un memo a los fiscales de país y a los directores de agencias del Departamento de Justicia, incluyendo al FBI.
En tanto, la policía de Bowie, Maryland, investiga reportes de un hombre que viste chaleco anaranjado y mascarilla quirúrgica azul y que se acercó a los habitantes de dos residencias con el pretexto de realizar inspecciones por coronavirus. Ingresó a una de las viviendas antes de que uno de los residentes lo confrontara. En Alemania se han registrado varias acciones similares.
La Organización Mundial de la Salud y otras autoridades también trabajan para desmentir las afirmaciones sobre posibles curas. Incluyen declaraciones falsas de que la plata, el cloro y el ajo pueden proteger contra el coronavirus, o que los plátanos evitan el contagio.
Algunos timadores simulan que confiscan billetes contaminados en Sudáfrica. Y la policía cerró una clínica que vendía pruebas falsas en Kenia.
La Oficina Nacional de Inteligencia del Reino Unido ha recibido más de 100 reportes de estafas relacionadas con el coronavirus, con pérdidas de más de 970.000 libras (1,1 millones de dólares).
“Hemos visto a defraudadores utilizar la pandemia de COVID-19 para engañar personas que buscan comprar suministros médicos a través de internet, enfocándose en personas vulnerables o cada vez más aisladas en sus casas”, dijo Graeme Biggar, director general del National Economic Crime Center del Reino Unido, en un comunicado.
En Estados Unidos, el Departamento de Justicia estableció una línea de ayuda contra el fraude (1-866-720-5721 o [email protected]) y ha ordenado a los fiscales del país designar coordinadores especiales de fraude por coronavirus.
En tanto, los defraudadores de marketing no tardaron en ofrecer “paquetes de atención a ancianos” que incluyen desinfectante de manos o una supuesta vacuna, que no existe. Algunos aseguran falsamente que Trump ordenó analizar a adultos mayores.
Todo es un truco para obtener información personal que puede utilizarse para facturar programas de salud estatales y federales, informaron las autoridades de salud.
A nivel mundial, el brote ha infectado a más de 350.000 personas con al menos 15.000 muertos. Para la mayoría de las personas, el virus causa únicamente síntomas leves o moderados, como fiebre o tos. En otros casos, especialmente entre ancianos y personas con padecimientos previos, puede provocar cuadros más graves, incluyendo neumonía.
La Organización Mundial de la Salud dice que cada vez más delincuentes se hacen pasar por funcionarios de la OMS en llamadas y correos electrónicos de phishing para robar dinero o información. Naciones Unidas también ya creó un sitio web para ayudar a prevenir el fraude.
Pero la advertencia llegó demasiado tarde para una mujer de 83 años de Mannheim, Alemania, a la que los defraudadores convencieron de pagar al menos 10.000 euros, asegurándole que eran para un familiar que enfermó. La policía, quien se negó a revelar el monto exacto, relató que los timadores dijeron a la víctima que un conductor recogería el dinero afuera de la puerta de su casa, para que evitara cualquier riesgo de contagio.
Para cuando empezó a sospechar, el dinero ya no estaba.
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Muhumuza reportó desde Kampala, Uganda. Los periodistas de Associated Press Frank Jordans en Berlín y Ricardo Alonso-Zaldivar en Washington también contribuyeron a este despacho.