Críticos del club de Oprah someten a juicio “American Dirt”
TUCSON, Arizona, EE.UU. (AP) — Cuando Oprah Winfrey eligió la novela “American Dirt” para su club de lectores, se imaginó iniciando un apasionado diálogo en televisión sobre la narrativa, que sigue a una madre y su hijo en su huida a Estados Unidos.
En cambio, Winfrey terminó organizando un programa que puso al libro, su autora Jeanine Cummins y a ella misma bajo juicio. Tras surgir críticas sobre el retrato de los latinos en la novela, convirtió el foro en un debate sobre la marginalización de las voces latinas, la falta de diversidad en la industria editorial y la interrogante de quién es el más adecuado para contar una historia determinada.
Apenas hace unos meses, el libro era uno de los lanzamientos más anticipados de 2020, descrito como una versión moderna del clásico de John Steinbeck “The Grapes of Wrath” (“Las uvas de la ira”). Pero las críticas rápidamente se acumularon y lo convirtieron en una primera prueba sobre las quejas contra la industria. La escritora mexicana-estadounidense Myriam Gurba condenó la novela como una farsa “trumpiana” plagada de estereotipos mexicanos.
Winfrey y Cummins estuvieron acompañadas en el programa por tres críticas prominentes del libro. The Associated Press asistió a la grabación del muy anticipado programa el mes pasado en Tucson, no muy lejos de donde Cummins escribió e investigó partes de su novela. El estará disponible el viernes en Apple TV Plus.
Winfrey, al final de la grabación, conversó con la AP y lamentó la controversia.
“Esto me ha quitado mucha energía a mí, mucha energía a ella (Cummins), y ha desviado mi atención del porqué la gente quiere leer libros”, dijo.
Indicó que las futuras selecciones para su club muy probablemente incluyan autores latinos (Winfrey ha elegido sólo unos pocos desde que fundó el club en 1996). También prometió un enfoque más detallado que anticipe posibles reacciones negativas, pues dijo que no iba a “entrar en esos terrenos” de nuevo.
Cummins dijo que la conversación fue "productiva".
“Fue cívica. Realmente comprendí el punto de vista de las mujeres que se oponen al libro. Espero que ellas también entiendan el mío”, dijo.
Publicado el 21 de enero, el libro ha sido un éxito de ventas, cumpliendo las predicciones de Flatiron Books, un sello de Macmillan, que superó a varios competidores y compró el manuscrito por una cifra cuantiosa. Más de 200.000 ejemplares se han vendido hasta ahora.
Pero la editorial se ha abstenido de hacer más afirmaciones de grandeza literaria. La comparación de la historia con “Las uvas de la ira” fue borrada de su portada, y el presidente y editor de Flatiron, Bob Miller, se disculpó por la promoción del libro, que incluyó un almuerzo con centros de mesa decorados con alambre de púas (que remiten a la frontera) inspirados en la portada.
En sus primeras declaraciones, Winfrey defendió su elección de “American Dirt" al decir que el libro la había hecho sentir una conexión con las historias de los inmigrantes. Pero reconoció las críticas y dijo que su respuesta fue “ser firme” y embarcarse en una conversación sin “tener que cancelar, desestimar o silenciar a nadie”.
Después de presentar a Cummins, Winfrey se mostró abiertamente empática, pero también abordó de frente los muchos problemas que surgieron en meses recientes. La autora estaba visiblemente tensa, con una expresión sombría inalterable y las manos y dedos entrelazados, mientras Winfrey leía comentarios de redes sociales que calificaban a Cummins como “inútil” y a su novela como un “blanqueamiento” de una crisis de derechos humanos.
Winfrey le preguntó a Cummins si se arrepentía de su nota del autor, en la que especulaba que alguien “más moreno” habría sido más digno que ella para escribir la novela. Cummins calificó su lenguaje de “lamentable” y dijo que usó “una frase muy torpe”. Tampoco disputó que había intentado establecer paralelismos entre la situación de su esposo _ un irlandés que esperaba la ciudadanía estadounidense a quien describió en su nota como un “inmigrante indocumentado” _ y las batallas mucho más arduas de la gente en la frontera.
Ambas estuvieron acompañadas por Esther Cepeda, una columnista del Washington Post; la activista Julissa Arce, comentadora y autora del popular libro “My American Dream"; y Reyna Grande, cuyos libros incluyen el éxito de ventas “The Distance Between Us", un libro de memorias.
Grande dijo que la industria le estaba dando a “American Dirt” un nivel de atención mucho mayor al que ella y otros autores latinos habían recibido. Arce escarmentó a Cummins por escribir un libro apolítico que omite cualquier crítica directa al gobierno del presidente Donald Trump.
“Por alguna razón alguien que tiene un nombre como Jeanine Cummins puede escribir sobre cualquier cosa", dijo Cepeda. "Alguien con un nombre como el nuestro sólo puede escribir sobre migración”.
Cepeda culpó a Winfrey por la ausencia virtual de autores latinos en su club de lectores. “Eres una hacedora de reyes o reinas”, dijo Cepeda.
“Bueno, soy culpable de no buscar escritores latinos”, dijo Winfrey. “Lo haré ahora, que me han abierto los ojos”.
Durante la grabación, Winfrey calificó el programa como un “momento trascendental” que espera que lleve a un cambio duradero.
En una entrevista telefónica reciente, Cepeda dijo que desearía que algunas de las respuestas, especialmente sobre cómo Winfrey y Macmillan mejorarán la diversidad, sean más específicas. Arce agregó en un correo enviado a la AP que “Jeanine y Oprah no estaban ahí para responder preguntas, estaban ahí para defender el libro. Lo comprendo. Cuando tratamos de presionar a Oprah y a Jeanine, no estuvieron dispuestas realmente a profundizar”.
Cummins ha escrito otros tres libros, incluyendo uno de memorias sobre el asesinato de un primo y dos novelas que revisan su propia herencia irlandesa y el tiempo que vivió en Irlanda. Las críticas recientes han cambiado sus planes futuros.
En una entrevista con AP antes de la publicación de su cuestionado libro, Cummins dijo que estaba trabajando en una novela que se desarrolla en parte en Puerto Rico. Ahora tiene dudas sobre ese libro.
“No soy una masoquista”, dijo al explicar que su mayor preocupación es mantener su “voz” literaria y asegurarse de que “la experiencia de este momento no me haga dudar o subvertir las historias que me llegan al corazón”.
En el escenario, Winfrey mencionó que se sintió sobresaltada por una carta en internet avalada por decenas de autores que le pedían que no apoyara a “American Dirt”. Pero dijo a la AP que nunca consideró cambiar de postura.
“Si dejaba el libro por presión y no porque sentía que algo estaba mal, entonces cualquiera puede ser rescindido, silenciado, borrado”, señaló.
El club de lectores ha sido una bendición para la industria y un detonante desde que Winfrey lo creó hace casi un cuarto de siglo para hacer pública su pasión por compartir libros con amigos.
El club fue un éxito más allá de las expectativas. Los autores seleccionados vieron cómo cientos de miles de ejemplares se vendían. Anticipaban una llamada de Winfrey como si fuera ganarse la lotería. En 1999, la presentadora recibió un Premio Nacional del Libro honorario por su convicción de que la literatura maravillosa “debe ser la provincia de muchos”.
Los críticos han seguido de cerca sus elecciones, solo porque su palabra importa tanto. Ha sido criticada por ignorar libros nuevos y viejos, por sentimentalismo e incluso candidez, como en 2005, cuando su selección del libro de memorias sobre adicción de James Frey “A Million Little Pieces" fue un desastre y Frey reconoció que partes importantes del libro eran falsas.
Tras terminar su popular programa de entrevistas en 2011, Winfrey lanzó Oprah 2.0, una iniciativa más enfocada en internet que incluyó promociones con Amazon.com.
Entre el público invitado en Tucson estaban la editora de Flatiron que compró la novela de Cummins, Amy Einhorn, y el presidente de Macmillan Don Weinberg.
Einhorn dijo que le encantó el libro en parte porque es una historia de una madre con su hijo y que eso resonó con sus propias experiencias como madre. (Grande hizo un elogio similar aun cuando criticó la publicación en general).
Einhorn dijo que Cummins ha sido señalada injustamente por un problema en la industria que es más grande que “American Dirt". También dio a entender que el contrato lucrativo de la autora, que ha sido en gran medida parte del resentimiento, no habría ocurrido si no hubiera tantos editores interesados en el manuscrito.
Weinberg insistió en que la diversidad era una prioridad en Flatiron y habló de convocar estrategas de “todo tipo” para abordar el tema.
¿Le sugirieron esas personas que contrate más latinos?, preguntó Cepeda. “Suena sencillo, pero lo no es”, respondió Weinberg, quien señaló que Macmillan tiene que convertirse en “un tipo diferente de empresa” en todos los niveles.
Rechazó una idea específica planteada por Winfrey: que Macmillan cree una división latina. La misma Winfrey tiene un sello en Flatiron.
“Me resisto a divisiones especiales”, dijo Weinberg. “Quiero que todo el mundo pueda hacer de todo”.
En la segunda mitad del programa, Winfrey presentó otras voces: segmentos grabados con inmigrantes centroamericanos que arriesgaron sus vidas para llegar a Estados Unidos, y oficiales del Comité Internacional de Rescate. También escuchó preguntas del público, de edades y orígenes diversos, pero compuesto en su mayoría por mujeres. Los individuos fueron elegidos por contacto local o invitaciones a aquellos que se involucraron en el club de lectores a través de internet.
La mayoría de la audiencia elogió el libro, mientras que una persona dijo que le recordó a los ancestros afroestadounidenses que habían escapado de la esclavitud. Paulina Aguirre-Clinch, gerente de la cercana biblioteca pública del condado de Pima _ donde muchos inmigrantes han muerto tratando de cruzar la frontera _ dijo que “American Dirt” no era una obra literaria del nivel de Steinbeck sino un thriller con fallas notables.
“Y para ser totalmente honesta contigo, como es un thriller, sentí que tocaba muchas cosas, pero realmente no profundizaba en ninguna”, dijo Aguirre-Clinch.
“Si me hubieran dicho que era un thriller”, dijo Winfrey. “No lo habría leído”.
Arce cuestionó a Cummins sobre sus intenciones para el libro, que la autora calificó como un “puente” para otras comunidades. ¿Para cuáles comunidades? “¿Para quién escribiste este libro?”, le preguntó Grande, quien dijo que no sentía que “American Dirt” era para ella.
“Escribí este libro para la gente en esta sala”, dijo Cummins.
¿A quiénes querías hacerles cambiar de idea?, preguntó Arce.
“A mí”, dijo una persona el público. “A mí”, respondió una segunda, y luego una tercera y cuarta. “A mí”. “A mí”. “A mí”.