Hyundai para producción en Surcorea a causa de coronavirus
WASHINGTON (AP) — Hyundai Motors suspenderá la producción en Corea del Sur, una señal de que el efecto económico colateral del brote viral de China se está extendiendo.
Para otras compañías que se preparan para las pérdidas por el coronavirus, el daño hasta ahora se ha aplazado gracias a una coincidencia: el brote surgió justo cuando fábricas y muchos negocios chinos de todos modos habían cerrado para permitir que empleados viajaran a casa para una semana de festejos por el Año Nuevo Lunar.
Pero el respiro no durará.
Si gran parte de la industria china sigue asilada las siguientes semanas, existe una posibilidad muy real de que minoristas, manufactureros y compañías de autos occidentales que dependen de las importaciones chinas, comiencen a quedarse sin los bienes de los que dependen.
Para cumplir con las entregas de productos para mediados de año, los expertos en ventas minoristas dicen que las fábricas chinas deberán empezar a acelerar la producción para el 15 de marzo. Si, en lugar de eso, las fábricas chinas se mantienen inactivas para el 1 de mayo, probablemente afecte a los minoristas para las temporadas de regreso a clases y otoño.
“Hay una completa incertidumbre”, dijo Steve Pasierb, director general de la Asociación de la Industria de Juguetes. “Esto podría ser enorme si continúa durante meses”.
Wuhan, la ciudad china más afectada por el brote, es un importante centro de producción automotriz. Ha sido sellada, al igual que otras ciudades aledañas, lo que ha dejado aisladas a más de 50 millones de personas y paralizado a las fábricas.
Hasta ahora, los fabricantes de autos estadounidenses no han tenido que detener la producción por falta de partes chinas, pero David Closs, profesor emérito del Departamento de Gerencia de Cadena de Suministro de la Universidad Estatal de Michigan, dijo que se acaba el tiempo.
“Diría que a lo mucho son semanas”, dijo Closs. “Una, dos, tres semanas”.
Hyundai dijo el martes que suspendería la producción en Corea del Sur “debido a alteraciones en el suministro de partes, resultantes del brote de coronavirus en China” y que “buscaba proveedores alternos en otras regiones”.
El cierre parcial de Wuhan ya dañó la producción de pantallas de televisión, lo que aumentó los precios, según un informe del grupo de investigación IHS Markit. La ciudad tiene cinco fábricas que producen pantallas de cristal líquido, conocidas como LCD, y diodos orgánicos de emisión de luz, conocidas como OLED. Ambos son utilizados para monitores de televisión y computadoras portátiles. China representa más de la mitad de la capacidad de producción global para hacer estos monitores.
David Hsieh, analista en IHS Markit, dijo en un informe que “estas fábricas se enfrentan a escasez, tanto de mano de obra, como de componentes clave, como resultado de mandatos planeados para limitar el contagio”, lo que provocó que proveedores aumentaran los precios de los paneles más agresivamente.
El productor de teléfonos Motorola, que tiene una instalación en Wuhan, dijo que, hasta ahora, espera poco impacto porque tiene una cadena de suministro global flexible y varias fábricas en todo el mundo. Su prioridad ha sido el bienestar de los empleados locales, dijo en un comunicado Motorola, que es propiedad del gigante de la electrónica china Lenovo.
El director general de Apple, Tim Cook, les dijo a analistas la semana pasada que los contratistas de la compañía en China fueron forzados a aplazar la reapertura de las fábricas que cerraron para las fiestas del Año Nuevo Lunar. Cook dijo que la compañía busca formas de minimizar las alteraciones en el suministro. Algunos de sus proveedores están en Hubei, la provincia China al centro del brote. La mayoría de los iPhones y otros dispositivos de Apple son hechos en China.
Mientras tanto, los economistas han reducido drásticamente sus pronósticos para la economía china, la segunda más grande del mundo. Tommy Wu y Louis Kuijs, de Oxford Economics, redujeron sus pronósticos para el crecimiento económico chino este año de 6% a 5,4%. Esperan que la mayor parte del daño suceda en el primer trimestre del 2020.
“Pero no puede descartarse un impacto más serio y de larga duración”, escribieron el lunes.
Los analistas lidian con la incertidumbre. Nadie sabe cuánto durará el brote, cuánto daño provocará o cómo responderán los gobernantes a la amenaza.
“Buscamos precedentes”, dijo Phil Levy, economista titular en la compañía de fletes Flexport, quien fue asesor económico en el gobierno del presidente George W. Bush.
Algunos se basan en el brote del SARS, que paralizó la economía china durante los primeros meses de 2003, pero el daño del SARS se diluyó rápidamente: para finales del año China otra vez estaba en auge.
Sin embargo, los tiempos han cambiado en formas que no son favorables para contener el daño económico. En ese entonces, China era el taller mundial de productos baratos, por ejemplo: juguetes y calzado deportivo. Ahora, China también produce partes de maquinaria sofisticada y electrónicos como LCD, y representa aproximadamente 16% de la producción económica global, un gran aumento comparado con el 4% en 2003.
Levy dijo que estaba impactado por cómo las aerolíneas de Estados Unidos reaccionaron al coronavirus: suspendieron vuelos entre Estados Unidos y China continental durante semanas: American hasta el 27 de marzo, United hasta el 28 de marzo y Delta hasta el 30 de abril.
Esa medida no sólo afecta a turistas, estudiantes y quienes viajan por negocios. Caryn Livingston, editor de la revista especializada Air Cargo World, señaló que aproximadamente la mitad de la carga aérea se ha transportado desde siempre en aviones de pasajeros.
“Cuando los ves cargando esos grandes 747, no es sólo tu equipaje”, dijo Levy. “Pueden ser pallets llenos de electrónicos y otras cosas”.
La crisis de salud coincide con un momento particularmente difícil para las fábricas chinas. La guerra comercial que ya lleva 19 meses con Estados Unidos _ en la cual el gobierno del presidente Donald Trump impuso aranceles a 360.000 millones de dólares en productos chinos _ ya provocó que corporaciones multinacionales asentadas en Estados Unidos busquen alternativas a los proveedores chinos. Muchas se mueven a Vietnam u otro país con salarios bajos para evadir los impuestos de Trump a los bienes fabricados en China.
El mes pasado, el gobierno de Trump y Beijing llegaron a un acuerdo comercial temporal. China acordó comprar más productos de Estados Unidos. Pero el asesor económico de Trump, Larry Kudlow, le dijo el martes a Fox Business Network que el brote del virus significa que el esperado “auge en exportación tras ese acuerdo comercial demorará más”.
El coronavirus, junto con temores de que las tensiones entre Estados Unidos y China por el comercio y la geopolítica persistan, les da un motivo más para reducir su dependencia de China. Entre las firmas multinacionales, hay una “creciente inquietud de que China comienza a volverse bastante riesgosa”, dijo Johan Gott, asesor independiente especializado en riesgos políticos para empresas.
Sin embargo, no es fácil abandonar por completo a China, en donde los proveedores especializados se concentran en centros de manufactura y hacen que sea conveniente para las fábricas obtener partes cuando las necesitan.
Basic Fun, una compañía de juguetes con sede en Boca Raton, Florida, ha buscado proveedores en Vietnam e India sin suerte hasta el momento. Su director general, Jay Foreman, dijo que espera que las fábricas en China reanuden la producción para principios de abril, que considera el mejor de los escenarios. Pero teme que cualquier demora más implique que las fábricas no podrán aumentar la producción hasta después del 1 de mayo.
Los riesgos son altos. Basic Fun recibe aproximadamente 90% de sus juguetes de China, y Foreman ha sufrido por la guerra comercial y las protestas de Hong Kong.
El coronavirus, dijo, es “sólo la continuación de pender de un hilo... dormimos en una cama de clavos, desde aranceles hasta los disturbios en Hong Kong y el virus. Simplemente no nos dan tregua”.
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D'Innocenzio reportó desde Nueva York. Los periodistas de Associated Press Tom Krisher en Detroit, David Koenig en Dallas y Matt O'Brien en Providence, Rhode Island, contribuyeron a este despacho.