Análisis: Trump proclama que EEUU es grande de nuevo
WASHINGTON (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se colocó ante seguidores y acusadores para ofrecer su discurso sobre el Estado de la Unión en el majestuoso capitolio, la víspera de su absolución en un juicio político y al principio de las primarias demócratas para buscar un candidato que intente arrebatarle un segundo mandato.
Trump, un presidente que ha dominado a su partido ignorando convenciones y tradiciones, se dirigió al país en un audaz discurso pidiendo a los estadounidenses que recompensen el fondo de su mandato aunque rechacen sus formas. Intentó responder una pregunta que quizá aún no se había asentado en la mente de los votantes: ¿Vuelve a ser grande Estados Unidos?
“Hace tres años, iniciamos la gran recuperación de Estados Unidos”, comenzó Trump, con su característico estilo triunfalista. “Esta noche, me presento ante ustedes para compartir los increíbles resultados”.
La opinión de los votantes sobre el estado de la unión tendrá implicaciones directas para las perspectivas de reelección de Trump en noviembre. Ya no es una persona ajena a la política y enfrenta a los votantes con un historial, que puede compararse con las grandiosas promesas que hizo durante la campaña de 2016 y las exageradas descripciones que suele emplear para celebrar los logros de su gobierno.
El discurso llegó en un repentino momento de triunfo para Trump. Tras un duro proceso de juicio político, el miércoles será absuelto con todo el respaldo del Partido Republicano. Los demócratas tuvieron un inicio accidentado de sus primarias, ya que su delegación en Iowa estaba teniendo problemas para ofrecer los resultados de los caucus en medio de complicaciones técnicas.
Mientras tanto, la campaña de reelección de Trump bate récords de financiamiento y sus opciones de victoria se mantienen estables en los sondeos.
Trump se centró en la economía, destacando el bajo desempleo pero eludiendo el hecho de que ya heredó una economía en crecimiento de su predecesor. También repitió afirmaciones exageradas sobre crecimiento económico y la situación del sector manufacturero durante su mandato, ignorando el descenso en la manufactura durante el último año y que el crecimiento económico del año pasado, un 2,3% se consideró como en línea con las cifras medias de la última década.
Aun así, los republicanos afirmaron que cualquier éxito económico era mérito de Trump.
“Trump puede atribuirse el mérito, y eso hizo”, dijo Dave Kochel, estratega político republicano.
El discurso también incluyó acercamientos cuidadosamente calibrados a circunscripciones clave en las que necesita ganar para mantenerse otros cuatro años en la Casa Blanca, evitando la retórica grandilocuente que ha ahuyentado a esos grupos. Ofreció una conmovedora reunión entre un soldado destinado en el extranjero y su familia, defendió la libre elección de escuelas y apostó por prohibir los abortos tardíos para apelar a los evangélicos. A mitad de discurso hubo una ceremonia para entregar la Medalla Presidencial de la Libertad al locutor conservador de radio Rush Limbaugh.
“Dirigido al centro, pero con suficiente carne roja para mantener a la derecha acompasada”, indicó el consultor republicano Chris Wilson.
Trump parecía ser muy consciente de esa dinámica, y durante la tradicional comida antes del discurso dijo a presentadores de noticieros que su intervención sería “extraordinariamente discreta”. Efectivamente, por una noche evitó sus ataques rutinarios a los demócratas que le llevaron a un juicio político y que el miércoles votarán sin éxito para pedir su condena y destitución.
Aun así, al inicio de su discurso pareció rechazar la mano tendida de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Al final de la noche, ella rompió con gesto teatral el texto del discurso mientras Trump salía de la cámara en medio de un atronador aplauso republicano.
Es una dinámica que la Casa Blanca esperaba y recibe de buen grado, considerando que muestra a los demócratas como contrarios a las victorias proclamadas por Trump.
Las elecciones empiezan a tomar forma como una batalla en torno a la opinión de los estadounidenses sobre el estado del país con un gobierno de Trump y si creen que pueden apoyar cuatro años más de su presidencia poco convencional, por lo que no es de extrañar que el discurso de Trump girase en torno a esa primera pregunta: ¿Vuelve a ser grande Estados Unidos?
Para los detractores de Trump, el lema siempre ha simbolizado un esfuerzo para revocar los avances en las últimas décadas de minorías y mujeres. Su campaña confía en que en lugar de eso, los votantes lo vean como una versión de la pregunta que hizo Ronald Reagan una semana antes de las elecciones de 1980: ¿Está usted mejor que hace cuatro años?
En un esfuerzo por responder a esa pregunta, Trump aprovechó el discurso para destacar sus esfuerzos por reducir los precios de los fármacos con receta, el gasto récord de su gobierno en defensa y la aprobación de una baja por nacimiento para los empleados federales que tengan hijos. Pidió iniciativas bipartisanas en gasto de infraestructuras y señaló a la reducción de muertes por opiáceos en los estados del centro-noroeste, que estaban entre los más golpeados por la crisis de adicciones en el país y son cruciales para su reelección.
“Nuestros ancestros construyeron la república más excepcional que haya existido en toda la historia humana”, Trump. “¡Y la estamos haciendo más grande que nunca!”.
Si la historia se repite, el tono reservado de Trump solo durará tanto como la noche de elogios a sus maneras moderadas, antes de retomar los agresivos ataques en Twitter a los que le critican. Eso es lo que mantiene intranquilos a los republicanos y lo que da algo de optimismo a los demócratas, aunque estén inmersos en unas agrias primarias.
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Zeke Miller cubre la Casa Blanca y la política nacional desde 2011.
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Miller está en Twitter como https://twitter.com/ZekeJMiller