FBI pide a Apple extraer datos de teléfono de sospechoso
WASHINGTON (AP) — El FBI solicitó esta semana a Apple extraer información de los iPhone que pertenecían al estudiante de aviación originario de Arabia Saudí que los investigadores dijeron que disparó y provocó la muerte de tres personas en una base naval de Estados Unidos en Florida el mes pasado.
Los investigadores han tratado de acceder a los dos teléfonos _un iPhone 7 y otro 5_ que pertenecían a Mohammed Alshamrani, un teniente segundo de la Fuerza Aérea Saudí de 21 años, pero no lo han conseguido debido a que los teléfonos están bloqueados y encriptados, de acuerdo con una carta del asesor legal del FBI Dana Boente.
El FBI ha recibido una autorización de la corte para registrar los teléfonos, los cuales han sido enviados al laboratorio de la agencia en Quantico, Virginia, dijo Boente.
La investigación es considerada una “cuestión de seguridad nacional de alta prioridad”, señaló Boente en la carta, que fue revisada por The Associated Press. Alshamrani disparó con un arma de fuego en la Base Aérea Naval de Pensacola el 6 de diciembre, provocando la muerte de tres personas y lesiones a varias más. El joven saudí falleció luego de que un agente de policía le disparó.
Los agentes del FBI han buscado ayuda de otras agencias federales, y expertos e investigadores han tratado de deducir las contraseñas, pero esos esfuerzos no han rendido frutos, de acuerdo con la carta.
Por lo menos uno de los teléfonos fue impactado por una bala durante el ataque, pero los investigadores creen que todavía pueden sacar información del dispositivo, según una persona familiarizada con la cuestión que habló bajo condición de anonimato para discutir una investigación en curso.
Por su parte, Apple señaló en un comunicado que ya proporcionó a los investigadores la información relevante que tenía.
Apple, Facebook y otras compañías tecnológicas han peleado con el FBI sobre el cifrado de extremo a extremo que han desarrollado en sus productos para proteger la privacidad de sus usuarios. La industria tecnológica se ha resistido a las solicitudes del Departamento de Justicia para crear una “puerta trasera” que permita a las autoridades leer mensajes encriptados, alegando que un acceso de ese tipo también podría beneficiar a espías y criminales.