Javier Castillo: “El mensaje es que se puede intentar”
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El escritor español Javier Castillo, de la popular bilogía de misterio “El día que se perdió la cordura”, comenzó a escribir de cuentos de adolescente, pero todo mundo le decía que sería muy difícil vivir de vender libros y que escribir no era un trabajo.
Hizo estudios empresariales y trabajó como consultor financiero por seis años, pero nunca dejó de hacer relatos como pasatiempo, hasta que un día tuvo un sueño, que es la escena inicial de “El día que se perdió la cordura” y pensó que realmente era un buen arranque para una novela. Así se aventuró a escribir un relato de largo aliento en el trayecto de tren rumbo a su trabajo.
“Hay gente que resuelve sudokus en el tren o que lee, yo me llevaba el ordenador y escribía”, dijo en una serie de entrevistas con The Associated Press.
Cuando terminó la novela, la publicó de manera digital en Amazon, pues no quería esperar el rechazo de las editoriales. A las dos semanas se volvió a conectar para ver si alguien la había opinado sobre ella, para su sorpresa estaba en el primer lugar de las listas en Amazon España, vendiendo miles de copias al día.
A su correo electrónico llegaron propuestas de las principales editoriales en España que estaban interesados en publicar en papel. Finalmente, se decidió por Suma de Letras, la editorial con la que publicó también “El día que se perdió el amor” y su más reciente novela “Todo lo que sucedió con Miranda Huff”.
Para marzo, Castillo espera la publicación de su cuarta novela, “La chica de nieve”, según publicó recientemente en sus redes sociales.
“El día que se perdió la cordura” llegó en 2019 a su 25ª edición y ha vendido más de 350.000 ejemplares. Castillo terminó por dejar su trabajo financiero para dedicarse de lleno en la escritura.
Está casado con la influencer Verónica Díaz del canal de YouTube JustCoco y tienen dos hijos pequeños, Bruno y Gala. Su esposa comenzó a hacer sus publicaciones en redes un año después de la publicación de la primera novela de Castillo.
“Los dos nos hemos apoyado mucho el uno al otro, yo la ayudaba muchísimo con los videos a editar”, dijo el autor nombrado a mediados de diciembre entre los 100 malagueños de 2019 por el Diario Sur. “Intentamos los dos ser muy abiertos, estamos los dos presentes en las redes, nos dedicamos los dos a algo que une a mucha gente”.
Las dedicatorias de sus novelas muestran la evolución de su familia.
“La primera se la dediqué a mi mujer, la segunda a mi mujer y mi hija, la tercera a mi mujer, mi hija y mi hijo”, dijo. “Espero no escribir 15 novelas si con cada libro que sale me aparece un hijo nuevo me acabo volviendo loco”.
“Cuando tenía una mala noche con los niños que lloraban, al día siguiente moría un personaje y ya estaba”, agregó con humor sobre combinar la paternidad y la escritura.
“El día que se perdió el amor”, la continuación de “El día que se perdió la cordura”, le fue un poco más difícil de escribir pues se sentía con mucha responsabilidad por el éxito que la ha mantenido entre los libros más vendidos de España desde su primera edición en 2017.
“Que la gente se sorprendiera con una nueva trama, que completara la historia, cerrar todos los cabos del libro”, dijo. Pero a pesar del éxito se resistió a la tentación de hacer una trilogía.
“Yo antes que escritor soy lector y sé lo que no me gusta y a mí no me gusta que me vayan intentando alargar una historia continuamente, intentando exprimir la gallina de los huevos de oro”, dijo. “Soy honesto y la historia que quería contar la podía contar en dos libros y ahí termina”.
Al igual que sus primeros dos libros “Todo lo que sucedió con Miranda Huff” se desarrolla en Estados Unidos, un país que ha visitado bastante, pero en vez de la costa Este como en “El día que se perdió la cordura”, “Miranda Huff” es una historia de Los Angeles y sus alrededores.
Castillo dijo que buscó alejar sus historias de su propia cotidianidad y que también eligió Estados Unidos por la familiaridad que tiene con los lectores, lo que le permitía un relato más ágil.
“Tú dices un personaje va andando por una calle de Nueva York, automáticamente no hace falta describir Nueva York, no hace falta poner un párrafo muy largo que quite ritmo a la historia para describir más o menos cómo es”, dijo.
Contario a lo que se pensaría, estar lejos de sus locaciones, pues vive en Málaga, no fue un gran obstáculo para crear referencias en sus historias: “Soy muy práctico, trabajo en el ordenador y ahí me informo de todo prácticamente, por ejemplo, quiero ver una calle concreta y lo miro en street view (de Google), ni siquiera voy, muy millennial”, concedió Castillo.
Las novelas del autor de 33 años tienen en común su agilidad para saltar de un tiempo a otro y de un espacio a otro.
“Me tomaba cada capítulo como si fuera un relato corto e intentaba mantener ese juego continuo de que en un único capítulo pasase algo concreto que te levantase una duda nueva”, dijo sobre su estilo “trenzado”, con giros, ganchos y muchas dudas plantadas en el lector.
“Miranda Huff” se centra en Hollywood, pero no el de los reflectores, sino el de la gente que trabaja tras la cámara y también el de la década de 1970. Castillo se declara cinéfilo, pero también lector de guiones.
“Cuando veo una película que me gusta mucho busco el guion y me lo leo, a mí me gustan los guiones porque están en el justo medio de lo que me gusta que son los libros y el cine”, dijo.
“El día que se perdió la cordura” será adaptado a televisión y Castillo es asesor en la adaptación de los guiones para la primera temporada, es la primera vez que hace este tipo de trabajo. La serie todavía no tiene fecha de estreno.
“Es muy ambicioso lo que se va a hacer”, dijo. “espero que llegue el momento que se haga y empiece a rodarse”.
Para Castillo lo más importante es recordar que es posible pensar en otras realidades.
“Es verdad que lo que me ha pasado a mí (con la literatura) ... es muy difícil, pero puede pasar y se puede intentar”, dijo. “Que la gente haga lo que le apasione, independientemente de si cree que va a tener rendimiento”.