Nats de Martínez y elección de Rivera inspiraron en 2019
Ni contrataciones estratosféricas en el mercado de agentes libres ni confianza ciega en las estadísticas avanzadas. Dave Martínez se consagró como el director de una película inspiradora en el béisbol durante 2019 al frente de unos Nacionales de Washington que nunca claudicaron.
El otro momento alentador del año corrió por cuenta de un lanzador que recorrió toda la ruta desde un humilde pueblo de pescadores en Panamá hasta el Salón de la Fama. Mariano Rivera lo consiguió además como el único pelotero en la historia elegido por unanimidad al recinto de los inmortales.
Martínez se coronó con la vieja receta de buen pitcheo abridor, decisiones sensatas y una capacidad motivadora que rescató a los Nacionales del pantanal en que se encontraban a la mitad de la campaña, cuando proliferaron los rumores de que el piloto boricua sería destituido. Un salto cuántico llevó a Washington hasta la conquista del primer título de la Serie Mundial en la historia de la franquicia, incluidos los 35 años que pasó en Montreal como los Expos.
Que nadie se engañe. Martínez no rehúye la sabermetría. De hecho, adoptó gustoso el uso de datos avanzados como coach de banca de los Cachorros de Chicago bajo las órdenes del manager Joe Maddon, antes de noviembre de 2017, cuando los Nacionales lo colocaron ante el timón.
“A mí me encanta la información avanzada, y me gusta usarla, pero de la forma correcta”, dijo Martínez tras la coronación en el Clásico de Octubre. “Lo importante es que los peloteros entiendan para qué son los datos. Si sólo les tiras datos no van a saber qué hacer”.
Así, la diferencia estriba en que Martínez no desafía la sabiduría tradicional de la pelota. En una época en que se opta por bateadores poderosos en el primero y segundo turno, recurrió a los veloces Trea Turner y Adam Eaton. Y lejos de emplear relevistas desde los primeros innings, con límites en el número de entradas que cada lanzador puede laborar, Washington basó su éxito en el desempeño de los sólidos abridores Max Scherzer, Patrick Corbin y Stephen Strasburg, quien fue nombrado el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
¿Contrataciones rimbombantes? Los Nacionales más bien perdieron a su mayor estrella Bryce Harper, quien se marchó antes de la campaña a los Filis de Filadelfia, rivales de división, por la friolera de 330 millones de dólares a cambio de un compromiso de 13 años.
Harper se quedó mirando toda la postemporada por televisión, lo mismo que los Padres de San Diego y Manny Machado, el otro fichaje cuantioso en un mercado de agentes libres más bien aletargado que generó quejas por parte de peloteros y representantes.
Para la próxima campaña, las transacciones lucen en cambio abultadas. Strasburg pactó una extensión contractual por siete temporadas y 245 millones de dólares para seguir con los Nacionales, quienes en contraste se quedaron sin el antesalista Anthony Rendón, otro de los artífices del campeonato y quien emprendió el vuelo a los Angelinos de Los Ángeles, a cambio de ese mismo monto y número de años.
El contrato de Strasburg rompió un récord que se mantuvo vigente apenas un día, antes que los Yanquis de Nueva York accedieran a desembolsar 324 millones de dólares para contar durante nueve años con los servicios del abridor Gerrit Cole, quien guio a los Astros de Houston durante una campaña sobresaliente en que, sin embargo, acabaron derrotados por Washington en el séptimo juego de una Serie Mundial la que por primera vez en la historia ningún equipo pudo ganar como local.
Los Astros perdieron algo más: el aura de un conjunto que había ganado simpatías al reconstruirse desde cero para conquistar el Clásico de Otoño de 2017. Ahora, la sospecha se cierne sobre ellos ante los alegatos de que robaron señales de los adversarios mediante una cámara de video, precisamente en la temporada en que alcanzaron el cetro.
“Creo que ésta es probablemente la investigación más exhaustiva que esta oficina haya emprendido jamás”, afirmó este mes el comisionado de las mayores, Rob Manfred.
En este año, la suspicacia apuntó incluso a las pelotas con las que se juega el béisbol. Pero un estudio encomendado por Manfred concluyó que éstas no fueron alteradas. Simplemente viajaron más lejos durante una temporada regular en que se batearon 6.776 jonrones, pulverizando el récord de 6.105 que fue fijado en 2017.
Muy probablemente, los bateadores seguirán conectando bambinazos a raudales en la próxima campaña. Y difícilmente el éxito de los Nacionales moderará el uso de la sabermetría en general.
Lo que seguirá cambiando es el reglamento. En algún momento del próximo lustro podría implementarse un sistema automatizado de bolas y strikes, de conformidad con un contrato preliminar con los umpires.
Y desde 2020, todos los lanzadores deberán enfrentar al menos a tres bateadores o concluir medio inning, a menos que se lesionen. También el año próximo, las Grandes Ligas empezarán a realizar controles para detectar consumo de opioides, a fin de prevenir casos como el de Tyler Skaggs, pitcher de los Angelinos que fue hallado sin vida el 1 de julio en Texas, antes del inicio de una serie ante los Rangers. El lanzador de 27 años murió por una mezcla letal de alcohol con los analgésicos fentanilo y oxicodona.
Algo más ocurrirá el año próximo. Derek Jeter será elegido al Salón de la Fama. Lo que está por verse es si lo consigue con una votación unánime, algo que nadie había conseguido sino hasta este 2019, cuando Rivera quedó entronizado en Cooperstown con los 425 votos de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA).
“Para mí él ya es Salón de la Fama. No sabemos con qué votación, pero lo va a ser”, aseveró Rivera acerca de su excompañero en los Yanquis.
El taponero originario de Puerto Caimito estableció el récord histórico de salvamentos con 652 en 19 temporadas con los Yanquis, que conquistaron con él cinco campeonatos de Serie Mundial.
“Es un privilegio”, dijo Rivera tras conocer la votación. “Todo atleta quiere conseguir algo como esto. Ser el primero, siendo latinoamericano y panameño, es un honor”.