Presidente de México defiende la separación Iglesia-Estado
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente de México dijo el miércoles que no está de acuerdo con flexibilizar la estricta separación legal entre la Iglesia y el Estado, al rechazar un proyecto que trastornaría la doctrina de larga data en el país.
Andrés Manuel López Obrador dijo que la iniciativa, presentada la semana pasada por una senadora de su partido izquierdista Morena, apunta contra algo que “no debe de tocarse”. El partido de López Obrador controla las dos cámaras del Congreso, y sin el apoyo del presidente un proyecto difícilmente será aprobado.
“Considero que eso ya está resuelto desde hace más de siglo y medio”, añadió.
El proyecto modificaría la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para eliminar las frases que consagran la “separación del Estado y las Iglesias”.
Entre otras medidas concretas, daría a los grupos religiosos mayor acceso a la televisión, radio, diarios y otros medios, flexibilizaría las normas sobre las propiedades de la Iglesia, permitiría la colaboración entre la Iglesia y el Estado en materia de desarrollo cultural y social, y permitiría las “objeciones de conciencia” a las leyes por motivos religiosos.
También permitiría a las autoridades eclesiásticas realizar su obra espiritual en instalaciones del gobierno como hospitales, centros de rehabilitación e incluso militares.
El Estado mexicano tiene desde hace tiempo una relación fría con la Iglesia católica. Las reformas impulsadas en el siglo XIX por Benito Juárez, a quien López Obrador considera un héroe, limitaron bruscamente el control religioso de muchos aspectos de la vida nacional. El Estado persiguió activamente a la Iglesia en las primeras décadas del siglo XX, lo que dio lugar a una guerra civil conocida como la “Guerra Cristera”.
Muchas de las leyes anticlericales más duras fueron abolidas en tiempos más recientes, sobre todo alrededor de la visita del papa Juan Pablo II en 1979, pero la separación entre la Iglesia y el Estado permanece como un concepto político medular en México.
“No considero que modificar este principio ayude. Al contrario”, dijo López Obrador. “Yo creo que todo el mundo, la mayoría de los mexicanos, está de acuerdo en que prevalezca el Estado laico, lo que establece la Constitución”, agregó.
Dijo que el Estado laico no es antirreligioso, sino que garantiza los derechos de creyentes y no creyentes por igual. “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, dijo López Obrador.
La oficina de la senadora Soledad Luévano Cantú, quien propuso la iniciativa, no respondió de inmediato a un pedido de declaraciones. Sin embargo, el martes tuiteó que presentó la iniciativa era por cuenta propia y que no estaba firmada por el presidente o su partido, y que cree en la ley y en el Estado laico.
“Con respeto, tolerancia y sin tabúes, podemos trabajar juntos para que miles de asociaciones religiosas de nuestro país puedan ayudar a que México sea un país donde todos vivamos mejor”, escribió Luévano.
Describió su fe como “Guadalupana”, devota de la Virgen de Guadalupe, la patrona de la Iglesia católica de México, pero que también repercute en millones de personas no católicas en el país.
Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en la Universidad Commonwealth de Virginia, dijo que la iniciativa de Luévano parecía beneficiar mayormente a los evangélicos y otras minorías religiosas en un país donde 81% de la población es católica y la Iglesia goza de más influencia que, probablemente, en cualquier otra parte del hemisferio, a pesar de la separación legal entre Estado e Iglesia.
López Obrador, que se ha descrito como un cristiano en el “sentido amplio”, se alió durante la campaña presidencial de 2018 a un pequeño partido político muy influenciado por las iglesias evangélicas. Los observadores dicen que su discurso con frecuencia tiende a ser casi religioso e incluso mesiánico. Chesnut dijo que los evangélicos probablemente vean una oportunidad para ganar más espacio en la sociedad mexicana bajo el gobierno de un “simpatizante”.
Sin embargo, los comentarios de López Obrador del miércoles reflejan la inviabilidad política de la propuesta, después de que fuera criticada por casi todo el espectro político y religioso en México, incluso tanto de católicos como de laicos. “El Estado laico en México casi tiene un estatus sagrado”, agregó Chesnut.