Cuestionan papel de Brasil tras cumbre climática de la ONU
SAO PAULO (AP) — Tras el fracaso de la cumbre climática de las Naciones Unidas para generar un acuerdo, algunos brasileños que han participado en eventos previos de este tipo aseguran que su país ahora es parte del problema en las gestiones por forjar un frente internacional contra el calentamiento global.
Otros, en apego a la postura del ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, culpan a las naciones más ricas del planeta. Salles exigió fondos de los países industrializados para la protección de la Amazonía, y acusó a esas naciones de ser hipócritas en su combate al cambio climático.
Salles también arremetió contra los ambientalistas, a los que les preocupa lo que consideran es el daño causado por el consumo de carne. Durante la cumbre de Madrid tuiteó una foto del enorme filete que se iba a comer “para compensar las emisiones de carbono”.
Los activistas cuestionaron cuál será el papel de Brasil en las conferencias climáticas, resaltando que se suponía que la cumbre de dos semanas realizada en Madrid iba a ser organizada por Brasil, antes de que Jair Bolsonaro asumiera la presidencia el 1 de enero pasado. Su gobierno se negó a albergar el encuentro, argumentando limitaciones presupuestales.
Aunque gobiernos brasileños anteriores intentaban alinearse a las posturas multinacionales para combatir estos problemas, ahora Bolsonaro ha optado por una visión más nacionalista y combativa de extrema derecha.
Bolsonaro ha cuestionado si los activistas fueron responsables de algunos de los incendios que consumieron parte de la región amazónica este año, y ha acusado a grupos sin fines de lucro de trabajar a nombre de potencias internacionales para obstaculizar el desarrollo de Brasil. No ha presentado evidencia que respalde sus señalamientos.
Rubens Ricupero, exministro ambiental brasileño y secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, dijo que la postura de su gobierno en Madrid “no tuvo ningún pragmatismo” y podría perjudicar el comercio de Brasil y sus intentos de atraer inversiones. Señaló que acudió a la histórica cumbre de la ONU de 1992 en Río de Janeiro, donde las conversaciones sobre el calentamiento global comenzaron a adquirir impulso.
“El gobierno brasileño se ha moderado en algunos temas, como en la atracción de inversión china, a la que rechazaban hasta hace poco. Pero no ha habido tal mesura en las discusiones ambientales ni en cualquier cosa relacionada con los derechos humanos”, dijo Ricupero.
Claudio Angelo, coordinador de comunicaciones para el grupo sin fines de lucro Observatório do Clima, dijo que la delegación brasileña no reveló a periodistas ni a activistas cuáles son sus posturas durante las negociaciones en Madrid.
“A menudo diplomáticos y organizaciones sin fines de lucro tienen desacuerdos, pero eso nunca ha frenado las conversaciones durante las reuniones, algunas de ellas muy francas. Pero eso no ocurrió esta vez”, comentó Angelo.
Dos diplomáticos brasileños que participaron en la conferencia climática no respondieron a solicitudes de comentarios sobre su manejo de las negociaciones.
Salles dijo que los países ricos fueron la causa por la que no se concretó un acuerdo en Madrid.
“Quieren que se tomen medidas y señalar al resto del mundo, pero cuando tienen que meter las manos en sus bolsillos no quieren hacerlo”, señaló vía Twitter.
El experto conservador Rodrigo Constantino coincidió con la evaluación de Salles.
“Intentan quitarles el apoyo a los países en vías de desarrollo. Una cosa es que un país rico hable sobre energías alternativas mucho más costosas. Y otra es que los países en vías de desarrollo como Brasil reemplacen sus fuentes de energía”, dijo Constantino en declaraciones a la radiodifusora Jovem Pan.
Celso Amorim, quien encabezó la delegación brasileña en la cumbre climática de 2009, dijo que las posturas que asumió el gobierno de Bolsonaro en la conferencia de la ONU tendrán un impacto en las discusiones futuras.
“Hasta hace poco, líderes de otros países recurrían a Brasil en busca de algo de ayuda en la materia”, comentó Amorim en una entrevista. “Ahora Brasil es el problema, y eso sin duda traerá consecuencias en la industria agrícola, por ejemplo”.
Él fue diplomático durante la dictadura militar brasileña, añadió, pero “incluso entonces había mucho mayor moderación en los foros internacionales”.