Generación Greta: Jóvenes se movilizan por cambio climático
BERLIN (AP) — Más vale que los líderes mundiales que asistan a la inminente conferencia climática global en Madrid afilen bien sus argumentos para un encuentro con Greta Thunberg.
Franziska Heinisch, estudiante y activista de 20 años en la ciudad alemana de Heidelberg, expresó la esperanza de que los poderosos escuchen la voz de la "Generación Greta", como la llaman algunos. Tras la movilización global de esta semana habrá otra el 6 de diciembre en Madrid, promediando la conferencia climática.
"La presión no deja de crecer", dijo Heinisch. La forma de hablar tan directa de Thunberg _quien en Nueva York se dirigió a los gobernantes del mundo con la ya famosa frase "cómo se atreven"_ refleja la furia de los jóvenes hacia sus mayores.
La adolescente sueca ha dado un alto ejemplo a los funcionarios de gobierno, los científicos y los activistas ambientales que asistirán a la conferencia del 2 al 13 de diciembre al cruzar el Atlántico en un velero tras el cambio de sede desde Chile a último momento.
La negativa de Thunberg de volar a España es un aspecto crucial del mensaje del movimiento mundial del cual es una de las principales animadoras y de la seriedad con que sus seguidores promueven la causa.
Cientos de miles, acaso millones, de jóvenes prevén movilizarse en todo el mundo el viernes para exigir que los gobiernos intensifiquen los esfuerzos para detener el cambio climático.
En tanto, Thunberg cruza el Atlántico en el velero La Vagabonde con una pequeña tripulación y espera llegar a Madrid a tiempo para volver a poner en apuros a los gobernantes del mundo al preguntarles qué están haciendo para proteger a su generación de las peores consecuencias del calentamiento global.
La joven de 16 años ha inspirado a August Wietfeldt, estudiante de la secundaria Lusher de Nueva Orleans, quien dice que Thunberg ha ayudado a demostrar cómo las generaciones anteriores han derrochado recursos de manera no sustentable.
“La ventaja a corto plazo es terrible porque nuestra generación, y las que vengan después, tendrán que afrontar las consecuencias", afirmó.
Wietfeldt teme que el cambio climático provoque trastornos económicos y sociales masivos similares a los de la década de 1930, cuando una sequía grave provocó la migración desde los estados agrícolas de Estados Unidos hacia los estados del Pacífico.
“Si no combatimos la pérdida de tierras, volverá a ocurrir”, dijo. “Tenemos que tomar medidas para impedir esa clase de posibilidades".
Junto con otros miembros del SEA Club _la sigla en inglés de Estudiantes por la Acción Ambiental_ Wietfeldt ayuda a recoger desechos en un parque a orillas del río Mississippi.
Al otro lado del océano, Jennifer Selfa comparte ese impulso de hacer cosas con sus compañeros de escuela en Lagos, Nigeria.
“Algunas cosas que hago para reducir el cambio climático es plantar árboles”, dijo la quinceañera.
La maestra Victoria Ebesunan dijo que los estudiantes combaten la ignorancia sobre el cambio climático al hacer correr la voz en el dialecto local _más que en inglés_ sobre la necesidad de proteger el ambiente.
Esta conciencia creciente se ha convertido en un factor de peso en el debate durante el año transcurrido, dijo Andrew Steer, director del grupo ambientalista World Resources Institute con sede en Washington.
“Nunca habíamos visto marchar a 7 millones de personas, casi todos jóvenes”, dijo Steer en alusión a las “huelgas globales por el clima” que caracterizaron la protesta mundial durante el año en curso, muchas de ellas organizadas a través de las redes sociales.
Thunberg, que empezó protestando a solas frente al Parlamento sueco el año pasado, tiene más de 3 millones de seguidores en Twitter.
Según Steer, no está claro si un movimiento tan difuso podrá seguir creciendo, pero hay fuertes indicios de que el cambio climático cumplirá un papel importante en la próxima elección presidencial en Estados Unidos.
"El tema ocupa un lugar cada vez más destacado, tanto en Estados Unidos como globalmente", aseguró.
En pocas palabras, los candidatos no pueden volver la espalda a lo que sucede.
En Luisiana _que enfrenta una enorme pérdida de tierras, que sin duda se agravará si el calentamiento global sigue elevando el nivel del mar_ combatir el cambio climático no es sólo una moda juvenil pasajera.
El año pasado se inauguró la escuela secundaria New Harmony con la meta de preparar a los estudiantes para carreras de protección y restauración de las costas.
"Queremos ayudar para poder seguir aquí más de 50 años, porque quiero criar a mis hijos aquí", dijo el estudiante de segundo año Michael Bailey al despejar viñas invasivas de un árbol nativo.
"Si hacemos algunos cambios, tal vez veamos lo que sucederá".
Algunos meses atrás se vieron señales de una "ola verde" en las elecciones al Parlamento Europeo, donde los partidos ambientalistas estuvieron entre los grandes ganadores.
El Partido Verde austríaco se apresta a entrar al gobierno por primera vez y en la vecina Alemania su partido hermano está entre los primeros en las encuestas desde hace meses.
Para Johan Rockström, codirector del Instituto Potsdam de Investigaciones sobre el Impacto Climático, el movimiento juvenil ha inyectado un componente moral en el debate.
"(Ha creado) una nueva narrativa social que atraviesa las generaciones y les dice, vean, lo que queremos es un futuro sano, limpio, sostenible y seguro", dijo.
Las generaciones posteriores, al echar la vista atrás, podrían considerar que las protestas masivas marcan el momento en que cambia la marea sobre el calentamiento global.
"Todavía no lo sabemos, pero podría ser el punto de inflexión", dijo Röckstrom.
___
Los periodistas de The Associated Press Dorothee Thiesing en Berlín, Lekan Oyekanmi en Lagos, Nigeria y Rebecca Santana y Stacey Plaisance en Nueva Orleans contribuyeron para este reportaje