México ve regreso a certificación con designación terrorista
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los mexicanos reaccionaron airadamente el miércoles después que el presidente de Estados Unidos Donald Trump dijo que designará a los cárteles del narcotráfico de México como organizaciones terroristas.
Funcionarios mexicanos y expertos no temen que Trump envíe drones artillados a territorio mexicano. Dichos ataques han sido un pilar de las operaciones antiterroristas de Estados Unidos en Pakistán y Afganistán, pero nadie cree que sean lanzados en México.
Lo que los mexicanos sí temen es que la designación de terrorismo podría hacer que las relaciones bilaterales regresen a los días oscuros de la década de 1990, cuando las certificaciones anuales estadounidenses a las labores mexicanas contra el narcotráfico eran motivo constante de fricciones.
Con el proceso de certificación que estuvo vigente entre 1987 y 2002, México corría el riesgo de perder apoyo o acceso a financiamiento internacional, así como de ser objeto de sanciones comerciales, de visado y bancarias. Después de ese periodo el proceso cambió a una forma menos amenazante.
“Cada vez estos procesos dificultaban tremendamente la cooperación con los Estados Unidos”, señaló Alejandro Hope, analista de seguridad de la Ciudad de México. “Esto nos regresa a este asunto”.
En una columna periodística, el exembajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan, se pronunció en contra la aplicación de estrategias contraterroristas contras los cárteles.
“Cuando la única herramienta es un martillo, todo parece un clavo”, escribió Sarukhan.
Hope señaló que la designación de grupo terrorista sólo motivaría a quienes quieren militarizar la frontera entre México y Estado Unidos, y construir un muro a lo largo de ella, algo a lo que México se ha opuesto enérgicamente.
“Esto refuerza y da municiones a los que quieren describir a México como un Estado fallido, a quienes quieren describir la frontera como una fuente de riesgo, a los que pretenden que el narcoterrorismo y la migración se traten como asuntos gemelos”, dijo Hope. “Eso sirve a esa agenda más amplia”.
De manera más visceral, los mexicanos se enojaron por la potencial designación de terrorismo porque, señalan, violaría la soberanía de México.
A pesar de que las comunidades autodescritas como mormonas tienen raíces en México desde hace décadas _ y el hecho de que miembros armados de un cártel asesinaran a tres mujeres y seis niños de dichas comunidades a principios de noviembre_, algunos usuarios de redes sociales describieron a los LeBarón como traidores de México.
Entre las principales tendencias de las cuentas mexicanas de Twitter el miércoles estaban #LeBaronFueradeMexico y #LeBaronTraidoresdelaPatria.
Alex LeBarón soltó una risa y dijo: “Probablemente no todos en mi comunidad lo esperaban, pero yo sí”.
“No abogamos por ‘invasión’, ya estamos invadidos por los cárteles terroristas en territorio mexicano”, tuiteó LeBarón. “Exigimos coordinación real entre ambos países”.
Las comunidades, que no están afiliadas a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, desde hace mucho han expresado su amor por México _en donde muchos de ellos nacieron_ y señalan que los mexicanos sufren el impacto de la violencia de los cárteles.
LeBarón escribió que Estados Unidos debe hacer más para cooperar con México y detener el flujo de las armas ilegales de Estados Unidos a México, así como reducir la demanda de los estadounidenses de drogas ilegales que enriquecen a los narcotraficantes.
Sin embargo, sugirió que, si muchos mexicanos están tan preocupados por su soberanía, deberían analizar el caso de la ciudad norteña de Culiacán, en donde miembros del cártel de Sinaloa obligaron al ejército mexicano a retroceder y liberar al hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán el 17 de octubre.
“¿Soberanía? ¡Vayan a Culiacán a ver quién manda!”, tuiteó.