Irán: Comienza a regresar la conectividad a internet
La conectividad a internet en Irán está regresando lentamente después de que el gobierno suspendió el acceso más de cuatro días en respuesta a protestas por el alza en los precios de la gasolina.
Con la supensión del servicio en la nación de 80 millones de habitantes, es la primera ocasión en que una moderna red nacional queda aislada, dijeron expertos, un hito en los esfuerzos de gobiernos autoritarios para censurar las comunicaciones en línea.
Otros gobiernos _como el de Etiopía_ han impuesto cierres de internet más prolongados. Y Rusia va en la misma dirección.
“Existe un esfuerzo desesperado para controlar toda la información en el país y asegurarse de que el gobierno tiene el monopolio sobre la información”, dijo Adrian Shahbaz, director de investigaciones sobre tecnología y democracia en Freedom House, un grupo de monitoreo de la democracia.
Pese a la naturaleza abierta de internet, una combinación de medidas técnicas y presión política en estados represivos puede aislar a grandes secciones de la población del flujo libre de información.
Algunos gobiernos, especialmente durante protestas, han sido acusados de tratar de impedir la diseminación de videos que muestran violencia policial contra manifestantes. Eso lo consiguen sofocando o desacelerando la conectividad a internet o bloqueando el acceso a sitios específicos, como el buscador de Google. Eso ha ocurrido numerosas veces en Venezuela.
Irán actuó para contener protestas en unas 100 ciudades y pueblos. Después de que los precios de la gasolina subieron, los manifestantes abandonaron sus coches en importantes carreteras y se sumaron a protestas masivas en Teherán y otras partes. Algunas se tornaron violentas.
El gobierno iraní puede sofocar la conectividad o bloquear el acceso porque sólo existen dos ingresos principales, llamados intercambios, que conectan el país con la internet global, y las autoridades los controlan.
Para el jueves comenzaba a regresar lentamente el acceso por línea fija en viviendas, dijo Masha Alimardani, estudiante de doctorado en el Oxford Internet Institute y activista con el grupo de defensa de los derechos humanos Article 9.