Con la economía en mente, Bolsonaro suaviza tono con China
BRASILIA (AP) — Cómo cambian las cosas en un año.
En los meses previos a las elecciones presidenciales del año pasado en Brasil, Jair Bolsonaro calificó a China de depredadora y molestó a las autoridades chinas al visitar Taiwán, archirrival de Beijing.
Ahora, más pragmático, el presidente Bolsonaro recibe a su homólogo chino, Xi Jinping, en una cumbre internacional que arranca el miércoles en la capital, Brasilia.
El primer punto de la agenda de Bolsonaro, un líder de ultraderecha que en alguna ocasión ha intentado colocar la etiqueta de comunista a sus rivales políticos, es una reunión bilateral con Xi. Es un indicio de que el mandatario considera a China un elemento clave en sus ambiciones por reactivar la lenta economía brasileña.
Lejos quedó la fogosa retórica electoral del año pasado según la cual China era una potencia rapaz que intentaba explotar los recursos brasileños.
China es, después de todo, el mayor socio comercial de Brasil.
En su rápida expansión en la década de 2000, que la llevó a ser la segunda economía del mundo, China se apoyó en productos básicos de terceros países. Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, envió soya, mineral de hierro y petróleo para satisfacer el voraz apetito del gigante asiático. Esos tres productos suponen más del 80% de sus exportaciones a China.
La visita de Xi para asistir a una cumbre con los líderes de las economías emergentes, conocidas como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), será la primera que realice al país desde 2014.
Pero su relación con Bolsonaro ya había mejorado antes.
El mes pasado, Bolsonaro viajó a Beijing para firmar acuerdos económicos y de otro tipo, como la exención de visas a ciudadanos chinos. Xi lo recibió en su auto y caminaron juntos por una larga alfombra roja.
“Bolsonaro descubrió lo importante que es China para Brasil y que puede hacer negocios con China. Y está más o menos contento con eso”, dijo Mauricio Santoro, profesor de relaciones internacionales en la universidad estatal de Río de Janeiro, UERJ.
Antes de su llegada al poder, Bolsonaro elogió a Estados Unidos y a su presidente, Donald Trump, y solía decir que China podía comprarle cosas a Brasil, pero no el propio país, una retórica que mantuvo por algún tiempo tras asumir la presidencia el 1 de enero.
Pero esas declaraciones hostiles no dudaron mucho.
Brasil depende de la inversión extranjera, especialmente de China.
Las inversiones chinas confirmadas en el país entre 2007 y 2018 sumaron un importe total de casi 60.000 millones de dólares, más que en cualquier otra nación de la región, según el Consejo Empresarial Brasil-China, un centro de investigación brasileño.
Los nuevos proyectos decayeron en 2018, antes de los comicios generales de Brasil, dentro de un descenso generalizado por la cautela de los inversionistas.
En su primer viaje al extranjero tras ganar las elecciones, Bolsonaro visitó Estados Unidos, que por entonces estaba inmerso en una creciente disputa comercial con China. Pero Brasil no quedó atrapado en el conflicto.
"Brasil tiene motivos para trabajar con ambos países y no tomar partido”, apuntó Pepe Zhang, director asociado para China del Consejo Atlántico, con sede en Washington. "Por el momento, está haciendo un buen trabajo”.
En agosto, ante las críticas de Occidente por la gestión de los incendios que arrasaban la Amazonía, China defendió a Brasil. Bolsonaro calificó entonces el respaldo de China de "incalculable".
A medida que la diplomacia entre Brasil y China avanza, surgen asuntos delicados a tratar.
Estados Unidos, por ejemplo, está presionando al gobierno brasileño para que deje al gigante de las comunicaciones chino Huawei fuera de la subasta de la red 5G que realizará el próximo año.
El Departamento de Estado estadounidense sostiene que Huawei supone riesgos de ciberseguridad y apuntó que revisará la forma en la que comparte inteligencia sobre Venezuela si la compañía puede proporcionar el servicio 5G en Brasil.
Tanto Washington como Brasilia consideran que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no tiene legitimidad y quieren que dimita.
China, ansiosa por recuperar los miles de millones de dólares en préstamos respaldados por petróleo que concedió al gobierno socialista de Maduro, sigue respaldando su mandato.
Bolsonaro sabe que no llegará a un entendimiento con Xi sobre Venezuela cuando se reúnan, y probablemente se centrará en atraer más inversiones y comercio con el gigante asiático, apuntó el profesor Santoro.
Bolsonaro, un legislador no demasiado popular hasta su campaña, recibió el apodo de "Trump de los Trópicos" por su rechazo del discurso políticamente correcto, y muchos de sus seguidores llegaron a verlo como un cruzado dispuesto a imponer moralidad en un sistema político plagado de corrupción y en una sociedad aquejada por la delincuencia.
Pero en el plano económico se ha mostrado más contenido. Entregó las riendas de la política económica a un economista formado en la Universidad de Chicago que está tomando medidas para mejorar las condiciones empresariales, reducir las barreras comerciales del protegido mercado brasileño y llevar a cabo un vasto programa de privatizaciones.
Algunos brasileños están preocupados porque, como presidente, Bolsonaro asuma una "visión bipolarizada del mundo" y se alíe con Estados Unidos a expensas de la relación con China, dijo José Pio Borges, presidente de Cebri, un estudio de investigación brasileño centrado en China.
"Ahora, después de todas estas reuniones e iniciativas, está claro que Brasil quiere tener relación con todo el mundo”, agregó Borges.