Redada en una prisión estatal de México desata ola de caos
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Mientras 850 elementos de fuerzas de seguridad local, estatal y federal se preparaban para emprender una redada en una enorme prisión estatal del norte de México, los reos orquestaron una ola de caos afuera de la cárcel de Ciudad Juárez.
Diez personas fallecieron en varios incidentes registrados en la ciudad el martes por la noche y miércoles por la mañana, mientras los criminales trataban de crear una distracción o presionar a las autoridades para que pusieran fin a la redada, informaron funcionarios.
“Al menos ocho de estos homicidios estarían vinculados a este tema distractor”, dijo Jorge Nava, fiscal estatal de Chihuahua, donde se encuentra Ciudad Juárez.
Cuatro hombres que fueron detenidos por los actos violentos señalaron que les pagaron con metanfetaminas para causar disturbios, dijo Nava durante una conferencia de prensa el miércoles. Quemaron 10 autobuses _incluido uno que llevaba a bordo a trabajadores de una planta de ensamblaje_ y cinco automóviles particulares. Algunos de los trabajadores sufrieron quemaduras.
Fue “una planeación maquiavélica para poder lograr que las autoridades desistieran de este operativo”, señaló Nava.
El alcalde de Ciudad Juárez, Armando Cabada Alvídrez, dijo que los reclusos probablemente se dieron cuenta que iba a haber una redada debido a que dos aviones cargados de policías federales habían llegado a la entidad.
La prisión estatal en Juárez está sobrepoblada, con más de 3.000 prisioneros. Entre otros problemas, en esta cárcel escasea el personal de seguridad, tiene malas condiciones de higiene y está plagada de actividad criminal, de acuerdo con el reporte de este año de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México.
El jueves, las fuerzas de seguridad seguían trabajando dentro de la prisión, pero no habían informado lo que encontraron.
Las autoridades no proporcionaron detalles sobre las muertes. Pero la violencia que se desató como respuesta al operativo del gobierno se asemejó a lo ocurrido en Culiacán el 17 de octubre que tuvo como consecuencia la liberación del hijo del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En ese suceso, militares detuvieron a Ovidio Guzmán López y lo tenían arrodillado afuera de una vivienda, pero su hermano se rehusó a poner fin a diversos ataques en la ciudad que dejaron 13 personas sin vida. Al final, las fuerzas de seguridad liberaron al hijo de Guzmán para evitar un mayor derramamiento de sangre.
Los expertos temen que esto siente un precedente y dé lugar a que otros grupos utilicen tácticas similares. El presidente Andrés Manuel López Obrador se niega rotundamente a emprender una guerra contra las organizaciones criminales de México. El número de tiroteos y asesinatos, sin embargo, va al alza.