Informan en español a migrantes sobre incendio en California
HEALDSBURG, California, EE.UU. (AP) — Hace dos años, cuando los incendios arrasaron el norte de California donde decenas de miles de latinos trabajan sin autorización en granjas y viñedos, las familias desplazadas terminaron durmiendo en playas y en sus autos.
Los trabajadores agrícolas, de la construcción y de otras industrias se mantuvieron alejados de los albergues para damnificados por temor a que las autoridades inmigratorias se aprovecharan de su crisis para detenerlos y deportarlos.
Pero esta semana la historia es muy diferente, mientras otro enorme incendio consume la misma zona, según inmigrantes y los grupos comunitarios que trabajan con ellos.
Traductores y voluntarios han estado en los albergues entrevistando a familias para saber qué artículos necesitan, ya sea fórmula láctea para bebé, pañales o medicamentos. Algunos organismos han recaudado fondos y distribuyen efectivo entre quienes no tienen empleo.
Los gobiernos locales y bomberos de California (Cal Fire) han aumentado su comunicación bilingüe, publicando actualizaciones en redes sociales en ambos idiomas. También han informado a las personas que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) no tiene acceso a ningún albergue, tratando con ello de calmar los temores de una redada inmigratoria.
“Fue increíble porque todas estas personas se sintieron tranquilas de venir a estos centros de desalojo y fue bueno verlo”, dijo el vocero de Cal Fire Edwin Zuniga, quien es bilingüe y ha dirigido conferencias de prensa en español. “Me hizo sentir bien que estas personas se sintieran seguras y me hizo sentir bien que yo fuera capaz de darles información en español”.
Las llamas que consumen el condado Sonoma obligaron el desalojo de más de 180.000 personas, calcinaron 167 casas y se han extendido 313 kilómetros cuadrados (121 millas cuadradas). La mayoría de los desalojados han podido regresar a casa, pero están sin electricidad, ya que el principal proveedor del servicio de California, Pacific Gas & Electric, otra vez impuso cortes preventivos al servicio.
Aproximadamente 38.000 inmigrantes sin un estatus legal y 6.000 trabajadores del campo estacionales viven en el condado, según grupos defensores de inmigrantes, y han logrado ayudar a unas 5.500 familias, o alrededor de 20.000 personas en total.
Diana Solís, de Windsor, estaba agradecida de tener acceso a información. Solís, quien no tiene autorización para vivir en el país, cosechaba uvas para un viñedo el sábado cuando su jefe le dijo que desalojara. Su auto se descompuso cuando iba a recoger a su hijo de 2 años y pasaron horas antes de que pudieron llegar a un albergue en el condado Marin. Ahí, bomberos pasaban dos veces al día para informarles de las noticias más recientes en español, dijo Solís.
Los defensores de los inmigrantes y de los trabajadores dijeron que ha mejorado mucho la forma en que el gobierno se comunica con comunidades hispanohablantes desde el incendio de 2017, que cobró 22 vidas y destruyó más de 5.600 inmuebles.
En esta ocasión también ha sido de ayuda el avance más lento del incendio.
En 2017, el fuego empezó durante noche y se propagó rápidamente, dejando poco tiempo de preparación. El llamado incendio Kincade de este año se extiende menos rápido, dando a las autoridades más tiempo para organizar los desalojos, informar de las opciones y tranquilizar los temores.
Zuniga dijo que su agencia aprendió del incendio de 2017, cuando al principio no dio informes en español y muchos expresaron temores de ir a albergues por su estatus inmigratorio. Zuniga dijo que, en esta ocasión, desde el principio hubo comunicados en español y que ha visto una diferencia en cómo responde la comunidad inmigrante.
Aun así, las familias que no hablan inglés se enfrentan a obstáculos.
El martes, una familia con un bebé de 4 semanas batallaba para encontrar pañales y fórmula en un albergue, dijo Mara Ventura, directora ejecutiva de North Bay Jobs with Justice.
Ventura dijo que la madre le contó que no había privacidad para amamantar y que la familia no había podido ir a la tienda por el apagón. La orden de desalojo fue levantada en el vecindario en donde vive la familia, pero nadie les avisó. Ventura entregó algo de dinero a la familia y le ayudó a llegar a casa.
Gabriela Orantes, del North Bay Organizing Project, dijo que algunos inmigrantes todavía temen encontrarse con autoridades en los albergues, un motivo por el cual su organización y otras intentan brindar apoyo.
Orantes dijo que han funcionado bien los intentos del gobierno y la participación de las escuelas para ser más incluyentes con los hispanohablantes, pero que los migrantes todavía carecen de acceso a recursos. Agregó que la conferencia de prensa que se llevó a cabo en español fue un resumen de la de inglés sin todos los detalles específicos de la original.
“En este sentido, todavía siento que hay una repuesta de ciudadano de segunda clase”, dijo Orantes.
Lupe Arias, una inmigrante mexicana que vive en Healdsburg y trabaja empaquetando para un viñedo local, dijo que se entera de las actualizaciones en la página de Facebook de Cal Fire, en donde la agencia publica todos los días videos en español actualizados, y a través de alertas de texto. Arias, quien no tiene autorización para vivir en el país, su esposo y sus tres hijos se hospedaron con parientes en San Francisco hasta que se levantó la orden de desalojo.
Hasta ahora llevan una semana sin ingresos _ aproximadamente 1.400 dólares en sueldos de tres empleos que tienen entre ambos _ y probablemente tengan que pedir prestado de amigos para pagar la comida y renta.
“Esto me afecta porque vivimos del día a día” dijo Arias.
La temporada de cosecha se acerca a su fin y muchos trabajadores agrícolas estacionales no podrán terminar sus trabajos, así que el dinero escasea y algunos tendrán que vivir en California o regresar a México sin los ahorros esperados.
A Solís, una madre soltera, le preocupaba cómo pagará la renta el viernes, después de haber faltado varios días al trabajo. Dijo que probablemente pedirá dinero prestado a amigos hasta que se recupere.
“Todavía no sé qué hacer. Es estresante”, manifestó entre lágrimas.