Culiacán busca reactivarse tras enfrentamientos
CULIACÁN, México (AP) — Los residentes de Culiacán, en el noroeste de México, intentaron retomar sus rutinas el martes, cinco días después de que hombres armados del cártel de Sinaloa sembraron terror en toda la ciudad.
Los restaurantes que quedaron en medio de las balaceras de la semana pasada ya repararon algunas de sus ventanas rotas, pero en los muros exteriores aún se pueden ver los impactos de bala.
Cientos de sicarios del cártel tomaron el jueves las calles fuertemente armados para disparar contra soldados y policías con el fin de obligar a las autoridades a liberar a uno de los líderes del grupo delictivo que había sido detenido por una patrulla militar. Las autoridades finalmente ordenaron su liberación bajo el argumento de que querían evitar víctimas civiles. Oficialmente, ocho personas murieron ese día, aunque los residentes locales aseguran que la cifra fue mucho más elevada.
Durante el fin de semana, el gobierno envió a una unidad de élite del ejército para reforzar la seguridad en la ciudad. El comando ahora patrulla las calles a bordo de vehículos blindados.
“¿Ya para qué? Hubieran llegado cuando estaban los balazos”, dijo Óscar Alfredo, un estudiante de preparatoria, mientras pasaba una patrulla militar por el lugar.
Los habitantes de Culiacán, capital del estado de Sinaloa, debaten sobre si el gobierno mexicano tomo la decisión correcta al liberar a Ovidio Guzmán, hijo del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien se encuentra en una prisión de Estados Unidos.
Luisa Valdez dijo que ella y una compañera de trabajo en una tienda departamental quedaron atrapadas en el lugar durante varias horas mientras se desataban los enfrentamientos, con miedo de ir a casa bajo una lluvia de balas perdidas.
“Discuto con mis compañeros que el gobierno hizo bien retirándose para no provocar más muertes”, dijo. “Otros piensan que lo mejor era traer refuerzos para enfrentarlos”.
Es difícil señalar de qué forma los enfrentamientos afectaron las filas del cártel de Sinaloa, que desde hace tiempo se sabe que opera en Culiacán, pero sin los grotescos descuartizamientos, extorsiones y secuestros que se registran en otras ciudades del país.
Como flores después de la lluvia, los cantantes del estado se apresuraron a componer corridos en honor a Ovidio Guzmán y los sicarios que lograron su liberación.
“Para todos lados se miraba el apoyo para los hijos del señor. El patrón nada más hay uno y aquí se le demostró", canta un grupo, que publicó su video en internet con el título: “El Mejor Corridazo de Ovidio el Chapito”.
Sin embargo, otros residentes expresaron su frustración con el cártel local.
Un hombre, que administra media docena de pequeños locales, dijo que hubo una época en la que sus negocios prosperaban vendiendo gorras con el número “701” en referencia a la posición que ocupó “El Chapo” en la lista de las personas más ricas del mundo de Forbes.
“Se vendían mucho las que tenían el número 701, (pero ya) no más”, recuerda Rafael, quien se negó a dar su apellido por miedo a represalias. “No me gusta promover la cultura del narcotráfico, aunque sea negocio”.
Una vez más, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió el martes la decisión de su gobierno por liberar a Ovidio Guzmán.
“Que digan que faltaron pantalones, que nos humillaron, que se debilitó el gobierno”, declaró el mandatario. “Eso no es nada ante un señalamiento de ordenar un exterminio”.
López Obrador repitió su argumento de que la clave para reducir la violencia del crimen organizado en México es “que se fortalezcan los valores culturales, morales, espirituales.
“Dirán: ‘Esos son buenos deseos, esa es una ingenuidad’. No, no”, añadió el presidente.
Negó que exista descontento en el ejército después de lo sucedido la semana pasada, a lo que muchos se refirieron como una humillación, dado que sicarios del cártel secuestraron a algunos soldados y atacaron un complejo habitacional en el que viven los familiares de los elementos del ejército.
“En el caso del ejército, por ejemplo, yo celebro que están muy receptivos y leales aceptando que es una nueva política” de evitar los derramamientos de sangre, sentenció el presidente.