Trump cancela planes de llevar el G7 a hotel de su propiedad
WASHINGTON (AP) — Después de duras críticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló el sábado de improviso su plan de celebrar la próxima cumbre del Grupo de los 7 en su complejo de golf de Doral, Florida, el año que viene.
Trump anunció por la noche un inusual cambio de opinión tras ser acusado de utilizar la presidencia para enriquecerse al organizar la cumbre internacional en un establecimiento privado propiedad de su familia.
“Debido tanto a los Medios y la Loca e Irracional Hostilidad Demócrata, ya no consideraremos Trump National Doral, Miami, como Sede para el G-7 en 2020”, tuiteó Trump, afirmando que su gobierno “iniciará de inmediato la búsqueda de otro lugar, incluyendo la posibilidad de Camp David”.
El llamativo cambio de planes planteaba más dudas sobre la posición del jefe de despacho en funciones de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, que el jueves celebró una conferencia de prensa anunciando Doral como lugar elegido para la cumbre. Insistió en que su equipo había concluido que era “de lejos la mejor sede física”. Mulvaney dijo que la Casa Blanca se había inclinado por ese complejo tras visitar 10 lugares en todo el país.
En la misma conferencia de prensa, Mulvaney admitió que cuando Trump retuvo un paquete de ayudas a Ucrania a cambio de que Kiev investigara a demócratas y las elecciones de 2016, había un quid pro quo político en juego. Más tarde dijo que sus palabras se habían sacado de contexto, pero no antes de provocar la indignación del presidente y frustrar a otros miembros destacados del equipo de gobierno.
Trump había sido el primer miembro del gobierno en proponer de forma pública un establecimiento de su propiedad para acoger la cumbre, cuando mencionó en agosto que el complejo turístico estaba entre los finalistas, elogiando el lugar por su cercanía al aeropuerto internacional de Miami.
Sus declaraciones, más de un mes antes del anuncio oficial, provocaron críticas de inmediato de grupos de buena gobernanza y de los demócratas, que expresaron su preocupación porque Trump pudiera estar utilizando la Casa Blanca para obtener beneficios económicos.