¿Quién era el uruguayo Eduardo Bleier?
MONTEVIDEO (AP) — El desaparecido más reciente de la dictadura militar uruguaya cuyos restos fueron identificados ha sido Eduardo Bleier, un dirigente comunista secuestrado en 1975 en la nación sudamericana.
Pero, ¿qué más se sabe de este hombre desaparecido a los 47 años y cuyos restos fueron localizados hace un par de meses en un cuartel del ejército?
Bleier estudió odontología y le faltó un examen para obtener el título. Sin embargo, igual ejerció la profesión hasta que la abandonó para dedicarse por completo a la militancia política, en el Partido Comunista.
Era encargado de finanzas del Partido Comunista y secretario del partido en la capital uruguaya, el tercer cargo en importancia en el organigrama de la organización. Militaba en la clandestinidad, ya que su partido había sido ilegalizado por la dictadura militar que gobernó entre 1973 y 1985.
De religión judía, tuvo una intensa actividad pública en los años 60 y 70, antes del golpe de Estado militar. Fue orador en números actos comunistas e integró sus listas de candidatos al parlamento.
Esteban Valenti, su compañero comunista en aquellos años, lo recuerda como un hombre muy entusiasta, que en las reuniones del comité central del partido sostenía que ninguna actividad que se quisiera hacer podía dejarse de llevar adelante por falta de dinero.
“Era una posición muy idealista, pero lo escuchabas y te convencía”, recordó Valenti.
Cuando en 1975 la dictadura militar desencadenó una feroz persecución al Partido Comunista, Bleier pasó a la clandestinidad y dejó de dormir en su casa, para tratar de evitar ser detenido. Sin embargo, continuó militando.
“Fue un entrañable hipersensible al mismo tiempo temperamental ser humano”, dijo a The Associated Press uno de sus cuatro hijos, el periodista Gerardo Bleier.
“Fue un padre presente incluso en la clandestinidad, quizá por ello lo detuvieron. Quiso verme cuando me liberaron a mí luego de mi detención en 1975, cuando tenía 14 años, por integrar la juventud comunista”, recordó. “Mi padre era visceralmente antifascista, amante de la música y creativo organizador. Lo odiaban particularmente por judío y comunista”.
Fue secuestrado el 27 de octubre de 1975. Testigos que sobrevivieron al cautiverio militar han relatado que Bleier fue objeto de salvajes tormentos y que sus torturadores se ensañaron con él por su condición de judío. Vivió hasta los primeros meses de 1976, luego ya nadie lo volvió a ver con vida.
Organizaciones de derechos humanos y la embajada de Israel hicieron gestiones para saber de su destino, pero el gobierno militar jamás admitió haberlo hecho prisionero.
Los últimos testimonios lo ubican salvajemente herido dentro de un centro de torturas conocido como 300 Carlos o Infierno Grande, delirando y llamando a su esposa e hijos en voz alta.
Sus restos fueron hallados en una tumba clandestina en el predio del batallón 13 de infantería, una unidad militar ubicada en la periferia de Montevideo.