Tras eludir sanción, Coleman vuela en el Mundial
DOHA, Qatar (AP) — Cuando el Mundial de atletismo abrió su telón en el Medio Oriente por primera vez el viernes, las ausencias fueron notorias: Usain Bolt, Caster Semenya, banderas de Rusia y público en las tribunas.
El estadio con capacidad para 40.000 personas — el primero al aire libre de su tipo que tiene aire acondicionado — enfrió a miles de asientos vacíos la noche del viernes, muchos cubiertos por enormes lonas.
Quizás se hubieran vendido más boletos si Usain Bolt, la figura más carismática del deporte que había estado presente en cada Mundial desde 2003, no se hubiera retirado tras la edición de 2017. Su ausencia abre las puertas a los velocistas estadounidenses Christian Coleman y Justin Gatlin, ambos marcados por casos de dopaje.
Los problemas de Gatlin se remontan a varios años atrás, pero Coleman afrontó un expediente en su contra por no haber estado disponible para unos controles, el cual fue descartado hace sólo dos semanas por un tecnicismo. Ambos solventaron sin sobresaltos las eliminatorias de los 100 metros para avanzar a las semifinales el sábado.
De vuelta a la pista por primera vez desde que transcendió que había incumplido con unos controles, Coleman registró el tiempo más rápido: desaceleró en los últimos 10 metros para finalizar en 9.98 segundos. Coleman pasó de largo y en silencio por la zona mixta del estadio Khalifa, dejando que Gatlin hablara sobre los problemas de su rival.
“Lo conozco desde antes que fuera un atleta profesional”, dijo Gatlin. “Si estás pasando por una mala situación, él es alguien que uno querrá contactar”.
Gatlin, de 37 años, ha sido suspendido dos veces por infracciones de dopaje. En 2017, venció a Bolt en el Mundial y fue abucheado en Londres.
Los periodistas le preguntaron a Gatlin sobre un Mundial sin el magnetismo de Bolt.
“Con tan sólo decir su nombre. Es que suena tan bien”, señaló Gatlin. “Se le trata como si fuera Voldemort de Harry Potter”.
Así es como se le trata a Coleman, de 23 años, tras perderse tres controles en el lapso de un año.
“Lo descalifica por completo, en este momento, que se le considere como el rostro del deporte”, dijo el legendario velocista Michael Johnson, ahora comentarista de la BBC en Doha. “Es algo que va a perseguirle y así debe ser”.
Semenya está vetada de este Mundial por no tomar los fármacos exigidos por la IAAF para reducir su nivel natural de testosterona. Las pruebas de 800 metros iniciaron sin la mujer que ganó el oro en los últimos dos Juegos Olímpicos y tres campeonatos mundiales.
Las reglas de la IAAF también vetaron a Francine Nuyonsaba, medallista de plata de los Juegos Olímpicos, de Burundi.
“Las dos mejores antes del Mundial no están aquí. Esto definitivamente deja las cosas abiertas”, dijo AjeeWilson, la corredora estadounidense que es la contendiente más fuerte al oro.
El tiempo más rápido en las seis eliminatorias fue el de la ugandesa Winnie Nanyondo, apenas por encima de los 2 minutos, muy distante del récord personal de Semenya, de 1:54.25.
Tampoco se vio la palabra “Rusia” en el estadio de Doha.
Pero pudo competir la primera atleta del grupo de 30 inscritos como neutrales tras una revisión exhaustiva de su historial de controles de dopaje. No pueden lucir su bandera o que se entone su himno.
Mariya Lasitskene, quien ganó el título de mundial de salto de altura en 2017 como neutral, se clasificó para la final.
El retorno de Rusia al atletismo está en duda luego que la Agencia Mundial Antidopaje informó el lunes que investiga si se manipularon los datos de casos de dopaje previos que fueron entregados por el laboratorio de Moscú.
“Confiamos en algo mejor, que todo se resuelva”, dijo Lasitskene.
Cuando los atletas se encaminaron estadio el viernes el termómetro marcaba 37 grados Celsius (99 Fahrenheit) con una sensación térmica de 50 grados Celsius (122 F).
El calor afectó a un corredor en los 5.000 metros, ya que Jonathan Busby, de Aruba, batalló para terminar muy lejos de los líderes. Braima Suncar Dabo, de Guinea Bissau, detuvo su carrera para ayudar a Busby a cruzar la meta.
El aire acondicionado mantuvo la pista alrededor de 6 grados Celsius más fresca que la ciudad, enfriada por ventilaciones que fueron desconectadas a nivel de superficie durante las competencias para evitar que afectaran la actuación de los atletas.
“La parte complicada es entrar de un clima realmente caliente hacia donde hace más frío”, consideró Gatlin. “Le causará travesuras a tus músculos”.