Abusos impulsan a africanos a buscar nueva vida en Europa
A BORDO DEL OCEAN VIKING (AP) — Era el quinto intento de Mouctar Diallo de llegar a Europa por mar. Los cuatro previos habían sido frustrados por bandas que lo capturaron en lanchas rápidas y lo llevaron de regreso a Libia, donde fue detenido y golpeado.
Esta vez, este hombre de 28 años de Guinea y otros 49 africanos estaban decididos a llegar a destino.
“Nos dijimos que incluso si el mar estaba agitado, ‘hoy nos vamos a Europa o morimos’”, relató Diallo.
Fue así que se montaron en Zuwara, Libia, en botes inflables de plástico para cruzar el mar Mediterráneo.
Habían recorrido 26 kilómetros (16 millas), cuando se les acercó un barco pesquero y ofreció ayudar. Pero Diallo desconfió. Le habían dicho que los pescadores a menudo entregan migrantes a los traficantes a cambio de dinero.
Poco después se avecinó una embarcación roja, grande. La reconocieron enseguida porque la habían visto en las redes sociales. Se trataba del Ocean Viking, una nave de bandera noruega operada por las organizaciones humanitarias SOS Mediterranee y Médicos Sin Fronteras. Todos subieron a bordo.
“Al principio lloré de felicidad. Pensé que esta vez mi vida había cambiado”, dijo Diallo a una periodista de la Associated Press que estaba a bordo. “Era mi quinto intento. Mi última oportunidad. Prefería morir a regresar a Libia. Me sentí tan feliz que ni puedo hablar de eso. Jamás olvidaré ese día”.
El rescate se produjo el 8 de septiembre, el día del cumpleaños de Diallo, quien hoy es uno de decenas de migrantes que esperan que algún país europeo los autorice a desembarcar. Se pasan el tiempo lavando sus cosas o jugando al ajedrez con tapas de botellas. A veces cantan y bailan.
Libia estaba dispuesta a permitir el desembarco, pero los operadores del barco se negaron. Después de ducharse y de vestirse con ropa donada por entidades caritativas, Diallo mostró por qué. Tenía heridas de cuchillo y de bala en las piernas y cicatrices en la cabeza, donde todavía no le ha crecido de nuevo el cabello. Dijo que son producto de la violencia que sufren a manos de traficantes en Libia, un país desgarrado por conflictos internos.
“Te pegan todos los días”, dijo Diallo, apodado “El General” por sus cicatrices, que parecen producto de una guerra.
Otros migrantes cuentan historias similares. De la docena de personas que aceptaron hablar con la AP, todas dijeron que habían sido golpeadas, maltratadas o violadas en Libia.
En los últimos tiempos, países de la Unión Europea han reducido sus operaciones de rescate en el centro del Mediterráneo y dejado esa responsabilidad en manos de la guardia costera libia, financiada por la UE. Esto hizo que bajase marcadamente la llegada de migrantes a Italia en los dos últimos años. Las Naciones Unidas dice que este año la guardia costera libia interceptó en el mar más de 6.000 migrantes que fueron llevados de vuelta a Libia.
Hassiba Hadj-Sahraoui, asesor de Médicos Sin Fronteras, dijo que mientras la UE celebra una merma en la migración irregular y en la cantidad de muertes en el mar, “lo que no te dicen es lo que está pasando con la gente que quedó varada en Libia”.
Los migrantes son retenidos más tiempo por los traficantes, “que se dan cuenta de que para ganar dinero no tienen que cruzar necesariamente el Mediterráneo, sino extorsionar a la gente y sus familias”.
Diallo decidió irse de su pueblo en Guinea después de ver que algunos familiares llevaban una vida mejor gracias a la ayuda que les enviaban parientes que se habían ido a Europa. Familias que no tenían nada estaban construyendo casas con las remesas provenientes de Europa. Él quiso darle lo mismo a su familia y pagar por la educación de su hermano y su hermana.
Trabajaba en la construcción en su país, fabricando ladrillos, pero no sabe dónde irá a parar ni qué hará allí. Solo quiere llegar a Europa, encontrar trabajo y empezar a ganar dinero. Regresar a Guinea, donde el 55% de la población vive en la pobreza, según la ONU, no es una opción, dijo Diallo. No después de haber llegado tan lejos.
Pero a sus compatriotas que quieren tratar de llegar a Europa en forma irregular les aconseja que no pasen por Libia.
“No nos consideran seres humanos en Libia”, expresó. “Violan a los hombres, violan a las mujeres. Te hacen de todo allí. Solo Dios puede ayudarnos”.