Empleados de Mugabe acongojados por muerte de su viejo jefe
MAZOWE, Zimbabue (AP) — En una de las granjas de Robert Mugabe, los trabajadores se sienten acongojados por la muerte de su viejo jefe y temerosos de lo que les pueda deparar el futuro. Ruegan por que la viuda del legendario líder acuda a su rescate.
La fértil tierra de Mazowe, unos 40 kilómetros (25 millas) al norte de la capital Harare, fue confiscada a terratenientes blancos. Cuando Mugabe implementó una reforma agraria y confiscó tierras, él y su esposa se quedaron con varias de las mejores granjas de esta región.
Al anochecer, los trabajadores regresan a sus hogares luego de recoger maíz durante el día.
“Nunca lo vimos (a Mugabe), pero se portaba bien con nosotros”, expresó Monica Tamanikwa mientras caminaba con su hija de tres años a su lado. Dijo que los empleados de Mugabe cobraran todos los meses a tiempo, a veces en efectivo, a diferencia de lo que ocurre con los trabajadores de otras granjas. “Si nos quedábamos sin comida, íbamos a la granja y nos la daban”.
Sacudiendo la cabeza en señal de incredulidad, agregó: “No puedo creer que esté muerto”.
Mugabe, un antiguo jefe guerrillero que asumió el poder en 1980 y gobernó por décadas, recibió un país próspero y lo dejó en la ruina. Falleció el viernes en un hospital de Singapur a los 95 años. Su cadáver llegará a Zimbabue el miércoles y permanecerá en una capilla ardiente hasta el domingo, en que será enterrado.
Su muerte generó reacciones mixtas tanto en Zimbabue como en el resto del mundo. En sus granjas, reina la ansiedad.
En un país con un alto desempleo, atribuido en buena medida al mal manejo de la economía de Mugabe y su sucesor, los trabajadores agrícolas temen por su futuro.
Muchos depositan sus esperanzas en que la viuda de Mugabe, Grace, “siga con la granja y tenga un buen corazón, como el viejito”, según dijo Eremiah Muyepa, un empleado.
“He podido mandar a mis hijos a la escuela porque siempre me pagaron a tiempo. No sabemos si Amai (la señora) Mugabe va a mantener la granja o si nos va a abandonar”, expresó el trabajador de 30 años, quien tiene tres hijos.
Grace Mugabe no se ha hecho ver desde que su esposo dejó el poder en noviembre del 2017. Su insistencia en sucederlo en la presidencia fue la causa de su derrocamiento a manos de un antiguo aliado, Emmerson Mnangagwa, y de varios generales que se rebelaron contra el anciano mandatario.
Exsecretaria de Mugabe, ganó prominencia cuando salió a la luz que había tenido un hijo con él mientras su esposa Sally estaba enferma. Mugabe dijo posteriormente que su primera esposa, quien falleció de problemas renales, estaba al tanto de la relación y la aprobaba, ya que Grace podía darle hijos a su marido. Grace, quien era más de 40 años más joven que Mugabe, tuvo tres hijos con el presidente.
Tras una boda católica en 1996, Grace Mugabe dio de qué hablar con sus excursiones para hacer compras en Europa y Asia, su fuerte temperamento y la adquisición de grandes extensiones de tierra al amparo de una controvertida reforma agraria impulsada por su marido.
Igual que a Mugabe, a Grace le gustaba pronunciar discursos provocativos y decir que Mugabe “gobernará desde la tumba”. Tenía en la mira a Mnangagwa.
“Soy la esposa del presidente. ¿Quién es Mnangagwa? ¿Qué hizo por mí?”, expresó en un acto, negando versiones de que había envenenado a Mnangagwa con un helado de su granja semanas antes de que Mnangagwa fuese despedido como vicepresidente y huyese del país.
Mnangagwa regresó para asumir la presidencia con la ayuda de los militares, que forzaron la salida de Mugabe.
En un país en el que el gobierno tiene vastos poderes sobre la tierra, Grace Mugabe va a requerir de la magnanimidad de Mnangagwa para conservar sus campos. Algunos dicen que el legado de Mugabe no alcanzará para protegerla.
“En la política, a diferencia de la religión, los muertos no protegen a los vivos”, afirmó Alexander Rusero, analista político de Harare. “Todo dependerá de lo que diga y lo que haga ella. Mientras no haga nada que irrite al nuevo gobierno, estará totalmente a salvo. Por ahora no ha hecho nada, lo que es bueno para ella”.
No se sabe qué tan rica es la familia de Mugabe, quien en el pasado negó tener dinero en el exterior. Son dueños de más de una docena de grajas, confiscadas mayormente a blancos.
En una de las granjas se produce leche, yogur y chocolate. El lunes los trabajadores de la oficina de ventas tomaban el sol porque no había clientes. Cientos de vacas lecheras pastaban a un kilómetro.
“Ojalá mai (la señora) Mugaby nos aumente el suelo y mejore estas viviendas”, dijo el peón Fungai Nyamurenje, apuntando hacia unas casuchas de barro y césped. “Mire, este es mi dormitorio. Se cae a pedazos”.