ONU condena violencia sexual contra musulmanes rohinya
BANGKOK (AP) — La violencia sexual perpetrada por las fuerzas de seguridad de Myanmar contra la minoría étnica musulmana rohinya fue tan generalizada y severa que demuestra intento de genocidio y merece ser procesada cómo crímenes de guerra y de lesa humanidad, dijo Naciones Unidas en un informe el jueves.
La Misión Investigadora Internacional e Independiente de la ONU sobre Myanmar dijo que halló que los soldados del país "de manera rutinaria y sistemática usaron la violación, violaron en grupo y otros actos sexuales violentos y forzados en contra de mujeres, niñas, niños, hombres y personas transgénero en flagrante violación de las leyes que protegen los derechos humanos internacionales".
El reporte sobre la violencia sexual y de género en Myanmar cubre a las minorías étnicas kachin y shan en el norte de Myanmar, así como a los rohinya en el estado de Rakhine, en el oeste del país.
El informe, divulgado en Nueva York, indica que la intención genocida de las fuerzas militares de Myanmar hacia los rohinya quedó demostrada al matar a mujeres de dicha comunidad, causando graves daños corporales o mentales a mujeres y niñas rohinya, forzándolas a condiciones diseñadas para causar la destrucción total o parcial de los rohinya, e imponiendo medidas para evitar los alumbramientos dentro del grupo.
Muchas organizaciones de derechos humanos han acusado a Myanmar de genocidio o limpieza étnica en contra de los rohinya. En un informe previo, la misión de la ONU documentó otros abusos graves en Rakhine desde el 2016, incluyendo asesinatos generalizados e incendio de aldeas, y halló que abusos parecidos ocurrieron en los estados de Kachin y Shan.
La misión de investigación, liderada por el abogado indonesio de derechos humanos Marzuki Darusman, fue establecida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2017 ante la creciente represión de los rohinya, una minoría excluida en Myanmar, de mayoría budista. La violencia contra los rohinya aumentó drásticamente en agosto de ese año, cuando las fuerzas de seguridad lanzaron una brutal campaña de contrainsurgencia que desplazó a más de 700.000 aldeanos rohinya a Bangladesh, al otro lado de la frontera.