Termina toma de rehenes en Brasil; muere el secuestrador
RÍO DE JANEIRO (AP) — La policía en Brasil mató el martes a un hombre que, con una pistola falsa, mantuvo como rehenes a decenas pasajeros en un autobús y amenazó con prender en llamas el vehículo, en un enfrentamiento que duró cuatro horas y fue transmitido en vivo por televisión.
Todos los rehenes fueron liberados ilesos. El secuestro sucedió en un puente de 13 kilómetros (8 millas) de largo que une a Río de Janeiro con el municipio de Niteroi, atravesando la Bahía de Guanabara. El escenario panorámico _desde donde se ve el cerro Pan de Azúcar y la estatua del Cristo Redentor_ parecían un intento por obtener la mayor atención posible y donde prácticamente no había posibilidad de escapar.
“Nos dijo que no quería nuestras cosas, que no quería hacernos daño, que solo quería quedar en la historia”, narró Hans Moreno, un testigo que estaba sentado en la parte de atrás del autobús.
El autobús secuestrado venía de Sao Gonçalo, una comunidad que sufre de pobreza y violencia y que se encuentra cruzando la bahía. Muchas personas utilizan el puente para ir y venir de sus trabajos en Río de Janeiro. Cientos de vehículos quedaron atascados en el tránsito porque la policía cerró los ocho carriles y para tomar el control de la peligrosa situación.
Al inicio, las autoridades dijeron que el hombre estaba armado con una pistola y un cuchillo. Sin embargo, horas más tarde el teniente coronel Maurilio Nunez, de la fuerza policial élite del estado y quien estuvo a cargo de manejar la situación, dijo que el arma era falsa.
“Tuvo sus altas y sus bajas”, dijo Nunez sobre el secuestrador, quien se comunicó con la policía. Psicólogos profesionales fueron convocados para ayuda a los oficiales a evaluar el estado mental del individuo, agregó el teniente.
El hombre tomó a 37 personas como rehenes alrededor de las 05:30 de la madrugada, mientras el tránsito iba aumentando. Liberó a dos rehenes, luego a otros dos y después dos más, por separado. Posteriormente, bajó del autobús, lanzó un objeto que parecía una bolsa y un francotirador le disparó.
El hombre le pidió a un rehén que atara las manos de otros pasajeros con cintas de plástico, pero les dejó hacer llamadas telefónicas a familiares, de acuerdo con Moreno.
Las intenciones del hombre no estaban claras y no hizo ninguna solicitud en particular, de acuerdo con la policía. El enfrentamiento fue transmitido por la televisora brasileña TV Globo, fascinando a la gente de una nación acostumbrada a altos niveles de crimen.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Wilson Witzel, elogió a la policía y dijo que la situación de rehenes era de gran notoriedad pero que los criminales armados generalmente “aterrorizan” a la gente fuera de la vista de la mayoría de los brasileños. Witzel llegó en helicóptero al sitio después de que el sospechoso falleció.
Cualquier criminal con un arma de fuego “puede y debería ser abatido por un francotirador de élite”, dijo Witzel, restando importancia a las inquietudes sobre que los homicidios a manos de la policía en Río de Janeiro van al alza.
La policía en Río mató a 881 personas en los primeros seis meses del año, casi cinco al día, casi el doble que en el mismo periodo de 2018, de acuerdo con cifras oficiales.
El gobernador, un exinfante de marina, ha apoyado la noción de usar francotiradores desde helicópteros para disparar contra delincuentes armados en las favelas del estado azotadas por el crimen. Es un aliado político del presidente Jair Bolsonaro, cuya exitosa plataforma electoral el año pasado incluyó una promesa para tomar medidas duras contra el crimen.
“No tenemos que lamentarnos por él”, dijo Bolsonaro a los reporteros desde Brasilia antes de que las fuerzas del orden tomaran la situación bajo control.
La fuerza policial de elite de Río de Janeiro, mejor conocida como BOPE, estuvo a cargo de las negociaciones con el sospechoso mientras un francotirador permaneció apostado en la cercanía.
Se escucharon varios disparos cuando la policía abatió al hombre. Periodistas y otras personas en la zona se echaron al suelo.
Algunos pasajeros que fueron liberados por el hombre comentaron a la policía que había arrojado gasolina en el autobús y amenazó con prenderle fuego. Witzel dijo que había un “fuerte olor a gasolina” cuando entró al autobús luego de que el hombre fue abatido.
Sin embargo, Hans Moreno, uno de los rehenes, comentó a TV Globo que el hombre se mantuvo “muy sereno”.
En un momento, el hombre liberó a un rehén que apenas pudo caminar unos pocos metros hacia la policía para después desmayarse y ser llevado a una ambulancia.
El episodio recordó a muchos brasileños las imágenes impactantes del secuestro de un autobús en Río de Janeiro en el 2000 en el que un rehén y el agresor murieron.
Ese enfrentamiento, que también fue transmitido en vivo, inspiró el galardonado documental Bus 174, el cual exploró las raíces de la violencia en la sociedad brasileña y analizó los problemas en la fuerza policial y en el sistema de justicia criminal.
En 2017, un hombre con una pistola de juguete tomó a 30 personas como rehenes en un autobús en el mismo puente que une a Río de Janeiro con Niteroi, y las liberó ilesas luego de una hora, de acuerdo con la prensa local.