¿Pueden los festivales de hoy igualar la magia de Woodstock?
NUEVA YORK (AP) — Cincuenta años después de Woodstock, el suceso místico y desorganizado que se convirtió en padre de todos los festivales, la industria del entretenimiento se ha diluido con eventos similares _ algunos para géneros específicos, algunos extremadamente diversos y otros que ofrecen experiencias más allá de la música, desde comida hasta arte.
Y aunque ha habido momentos históricos en festivales de música desde entonces _ como la versión de Prince de ocho minutos de “Creep” de Radiohead en Coachella 2008, la innovadora presentación de Radiohead en Bonnaroo 2006 y la actuación de orgullo negro de Beyoncé en Coachella el año pasado _ ¿será posible replicarse algún día la magia de Woodstock?
“Es difícil comparar cualquier festival contemporáneo con lo que sucedió en el Woodstock original. Fue un evento cultural que ocurrió en un momento crucial que capturó la imaginación de toda una generación”, dijo Ray Waddell, presidente de medios y conferencias en Oak View Group, dueña de la publicación sobre conciertos Pollstar. “Fue un verano increíble, un año increíble. Como que todo se juntó en Woodstock en 1969. Tratar de repetir eso, jamás han podido lograrlo”.
Desde el Woodstock original, que se realizó entre el 15 y el 18 de agosto de 1969 en Bethel, Nueva York con luminarias que incluyeron a Jimi Hendrix y Grateful Dead, los festivales han crecido enormemente y, cuando se hacen bien, han generado mucho dinero. El Festival de Música y Arte del Valle de Coachella, que se realiza en abril en el sur de California, es el más exitoso en Estados Unidos: sus entradas se agotan rápidamente, incluso antes de que se anuncie el programa. Otros festivales han mantenido una fuerte presencia, del Festival de Música y Arte de Bonnaroo en Tennessee a Lollapalooza en Chicago.
Pero en la actualidad, prácticamente todas las grandes ciudades tienen su propio festival _ algunos desaparecen después de un año, otros perduran. La escena de los festivales está superpoblada, y sus productores trabajan incansablemente para diferenciarse de los demás. Esto se ha vuelto más difícil con el paso de los años, pues muchos artistas usan los festivales casi como paradas de sus giras, encabezando múltiples eventos en cuestión de semanas.
“Lo que hace que un festival sobresalga es, uno, la experiencia, y dos, la exclusividad y originalidad de su reparto... Si ves a Bonnaroo, se descarriló por un par de años y volvió este año con una mezcla perfecta en su reparto que capturó la atención del público dispuesto a acampar tres o cuatro días”, dijo Waddell. “El problema es que no hay suficientes artistas estelares allá afuera”
Una de las ventajas que tiene Coachella es que es el primero (del año) en abril”, añadió. “Cuando tuvieron a Outkast ese año, a LCD Soundsystem ese año, a Guns N’ Roses, eran los primeros y otros tres o cuatro o más habían contratado a los mismos artistas, pero uno no lo sabía”.
Festivales que atienden a públicos más reducidos, así como festivales curados por artistas conocidos, han tenido éxito en años recientes. Jay-Z lanzó Made in America en Filadelfia hace siete años, y otros astros han montado sus propios eventos, entre ellos Drake, Pharrell, Travis Scott, Mumford & Sons, J. Cole, Bon Iver y The National.
“Existen muchas razones por las cuales un festival no funciona ahora, y una de ellas es la sobresaturación”, dijo Jordan Kurland, cofundador del Noise Pop Festival en el área de la Bahía de San Francisco y cofundador de Brilliant Corners, empresa de representación de artistas como Death Cab for Cutie y She & Him.
Señaló que algunos organizadores deben pensar más allá de los números musicales.
“¿Qué está haciendo diferente el festival? ¿Por qué existe? No basta con cercar un campo y decir ‘vamos a tener a 30.000 personas aquí porque tenemos artistas famosos’”, dijo. “Lanzar un festival bueno y sostenible es hacer algo singular. No sólo depende del talento a estas alturas. Es la experiencia del festival. Es la ubicación del festival”.
Alec Jhangiani, cofundador y productor del Fortress Festival en Fort Worth, Texas, dijo que cree que debido a la superpoblación los festivales han perdido “su lustre un poco al volverse más prevalente”.
“Creo que muchos de estos festivales ahora se están dando cuenta de que no pueden depender tanto de la música. Pueden basarse en la música, obviamente eso será una parte muy importante, ¿pero cómo lo refrescas del lado del contenido?”, dijo.
“No creo que la gente vaya a dejar de sentir el impulso de congregarse en estos grandes festivales y lugares donde hay decenas de miles de personas _ eso parece ser simplemente parte de la experiencia humana. Pero pienso que obviamente exigirán formas más nuevas e interesantes de presentar el contenido. Es nuestro trabajo seguir innovando el espacio”.