Toni Morrison fue una “madre literaria” para generaciones
NUEVA YORK (AP) — Cuando le pidieron a la autora Angela Flournoy vestirse como su personaje literario favorito para una sesión fotográfica con una revista hace cuatro años ella sabía lo que tenía que usar: un sombrero ancho y “serio”, una estola de piel y una mirada que impone.
Por un día podía ser Sula Peace, de la novela “Sula” escrita por la autora galardonada con el Nobel Toni Morrison, una oda a la amistad entre mujeres y cómo puede resistir las más terribles traiciones.
“Lo que siempre me ha atraído a Sula es que es extremadamente complicada”, dijo Flournoy, cuya novela "The Turner House" fue finalista del Premio Nacional del Libro en 2015, "y la narración no la excusa por su mal comportamiento, ni la hace menos valiosa”.
Toni Morrison falleció esta semana a los 88 años y dejó a numerosos escritores para quienes sus personajes eran como amigos cercanos y sus historias parábolas para guiarlos en sus propias vidas. La galardonada autora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat la calificó como “una madre literaria para generaciones de escritores, especialmente escritoras negras como yo”.
Preguntarle a un escritor sobre sus lecturas de Morrison o cómo Morrison influyó en su obra es, en parte, preguntarle por qué se volvió escritor.
Jamel Brinkley, finalista del Premio Nacional del Libro el año pasado por su colección de cuentos "A Lucky Man", era adolescente cuando leyó "The Bluest Eye" (“Ojos azules”), la novela debut de Morrison de 1970 sobre una chica negra que desea tener ojos azules.
“Recuerdo sentirme abrumado por lo que tenía que decir la novela sobre el racismo, y sobre las nociones de belleza y fealdad”, dijo a The Associated Press en un correo electrónico reciente. "Se sentía como si estuviera encontrando algo que no había visto escrito antes, pero al mismo tiempo mucho del sonido y el carácter del libro se sentía familiar y afirmativo para mí, (salido) de la vida. Se sentía como un libro que te exigía elevarte hasta cierto nivel y convertirte en su lector, y me llevó un tiempo antes de que me pudiera convertir en esa persona”.
Julia Álvarez, cuyas novelas incluyen la popular "How the Garcia Girls Lost Their Accents" (“De cómo las muchachas García perdieron el acento”) elogió a Morrison por ayudar a "muchos de los escritores que estamos en los márgenes” a encontrar su camino.
George Saunders mencionó a "Beloved", la novela surrealista de Morrison galardonada con el Pulitzer sobre una esclava fugitiva, por ampliar sus ideas acerca de la novela histórica y ayudarle a inspirar la novela onírica "Lincoln in the Bardo", ganadora del Premio Man Booker. "Hay algo sobre la escala de su trabajo que inspira a otros autores a pensar de una manera más expansiva”, agregó. “ella inspira con su lenguaje increíble y también por la intensidad moral y ética de su obra”.
Las capas de ritmos y alusiones en la prosa de Morrison, de La Biblia al folclor negro, hacen que tomar un libro de la autora sea el comienzo de una educación para la vida. Oprah Winfrey ha contado la historia de que alguna vez se quejó con Morrison porque sus libros eran difíciles de leer. La respuesta de la autora fue: “eso, querida, se llama leer”.
Saeed Jones, un celebrado poeta cuyas memorias "How We Fight for Our Lives" serán editadas a final de año, recordó sus intentos por leer "The Bluest Eye" y otra novela de Morrison "Tar Baby". Cuando estaba en secundaria, logró terminar "Sula", un libro que tuvo que descubrir por su cuenta porque en su escuela no asignaban escritores negros.
"Nunca había visto una mujer negra como ella en una novela”, dijo a AP sobre el personaje principal. "Era sexy, en problemas y problemática. Seguía cada movimiento de ella. He leído la novela unas ocho veces ahora, y su influencia en mi obra es clara. Amo los personajes que agitan las aguas, incluso bajo el riesgo de ahogarse en el proceso”.
Los libros de Morrison conmovían tanto, que algunos lectores estaban determinados a conocerla. Cuando la poeta Nikki Giovanni terminó de leer "The Bluest Eye", hace más de 40 años, vivía en el Upper West Side de Manhattan. Inmediatamente se dirigió a las oficinas de Random House en el centro de la ciudad, donde Morrison era editora, y le dijo a la recepcionista que quería verla. Morrison bajó las escaleras, fue a tomarse un café con ella y siguió siendo su amiga por el resto de su vida. Como autora calificó a Morrison como "una luz", que inspiró a sus colegas a contar historias y no temer a lo que dijera la gente. Una persona que califica como una “banca”, una fuente para reposar y tener soporte.
"Cuando mi madre murió (hace una década) estaba increíblemente triste”, dijo Giovanni a AP. "Le hablé a Toni y estuvimos hablando. Le dije a Toni ‘no sé qué hacer’ y dijo ‘chica, eres una escritora, escribe’ y eso es lo que ella nos enseñó todos nosotros, que somos escritores”.