El cielo escucha a Rodríguez: ella y amigo uruguayo, bronces
LIMA (AP) — Dice que les había rogado a todos sus “santitos” y a su abuelo muerto por alcanzar el podio en Lima.
Y el cielo la escuchó doblemente.
Deborah Rodríguez, una atleta y modelo uruguaya de 26 años, atrapó la medalla de bronce el miércoles de forma espectacular en la final de los 800 metros de los Juegos Panamericanos. Fue la segunda medalla de ese metal que sumó en Panamericanos, ya que en Toronto se metió tercera en los 400 metros con vallas.
La uruguaya derramó lágrimas probablemente como ninguna otra atleta que haya ganado el bronce en estos Juegos.
“Estoy, feliz, estoy feliz; lo que necesitaba esta medalla, yo lloraba, rogaba a todos mis santitos, a Dios, a mi abuelo que me está mirando desde el cielo; le decía ‘por favor que me den esta medalla’ porque la necesitaba, porque mi país la necesitaba”, dijo entre sollozos y con las lágrimas corriéndole por las mejillas. “Siempre digo que lucho, me esfuerzo mucho para tener los mejores resultados. Desde que salí ‘dije voy a dejarlo todo’. Dejar el alma porque añoraba esta medalla”.
Rodríguez escenificó un cierre de fotografía con la cubana Rose Mary Almanza, quien por dos segundos le arrebató la plata. La Jamaiquina Natoya Goule ganó el oro.
Después de la carrera, la uruguaya caminó a un lado de la pista a donde se abrazó con algunas personas, lloró y se golpeó en el pecho.
Quizá tenía otra razón para reaccionar así.
Rodríguez recibió críticas tras sus fallidos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro del 2016, en los que no logró acceder a las semifinales de los 800 metros. Cuatro años antes había sido invitada a Londres 2012.
“Desde que comenzó la temporada me levantaba soñando con esta medalla”, afirmó, asegurando que para lograr plena concentración en Lima se apartó momentáneamente de las redes sociales. “La tuve. ¡guaaau! no lo podía creer. Me arrodillé, me saqué un peso de encima”.
“Tengo una alegría enorme y esto se lo dedico a todos los uruguayos”, agregó.
Después de asegurar el bronce, la uruguaya dijo que esperaba que se repitiera lo de Toronto: que su compatriota Emiliano Lasa también subiera el mismo día al podio en Lima, en el salto de longitud masculino.
Y sus deseos se le dieron a Rodríguez: Lasa repitió su bronce en la final de Lima.