Acusada de ciberataque a Capital One no trataba de ocultarse
SEATTLE (AP) — La ex ingeniera en software de Amazon acusada de hackear la tarjeta de crédito Capital One, lejos de tratar de ocultar su ataque, lo publicitó.
Es uno de varios enigmas en torno a Paige Thompson, de 33 años, que utiliza el nombre online de “erratic” (errática). Muy conocida en el estrecho círculo de ciberpiratas de Seattle, Thompson ha llevado una vida agitada, con muchos cambios de trabajo, aparente distanciamiento de su familia y problemas emocionales y de consumo de drogas descritos por ella misma.
Agentes del FBI detuvieron el lunes a Thompson, acusada de obtener información personal de más de 100 millones de solicitudes de crédito presentadas a Capital One. Los datos robados incluían unos 140.000 números del seguro social y los de 80.000 cuentas bancarias. No hay pruebas de que vendiera o distribuyera los datos a terceros.
No fue posible hablar con Thompson, presa en una cárcel federal a la espera de una audiencia el 15 de agosto. Su defensor público, Mohammad Hamoudi, no respondió a un pedido de declaraciones por correo electrónico.
Pero su conducta online indica que tal vez se preparaba para que la apresaran. Más de seis semanas antes de su arresto, describió el ataque a Capital One a sus amistades en chats y en un grupo que creó en el servicio de mensajería Slack.
Los chats y las declaraciones de otros pintan el retrato de una persona talentosa y atribulada, que según las descripciones propias y de amistades se encontraba en una encrucijada notablemente difícil en su vida.
Amistades y conocidos describieron a Thompson como una programadora y arquitecta de software altamente calificada cuya conducta _el exceso de revelaciones en los grupos de chat, el uso frecuente de términos groseros, las expresiones de confusión de género y los altibajos emocionales_ son fiel reflejo de su nombre online.
“Tenía la costumbre de hablar públicamente de sus angustias en los canales públicos”, dijo Aife Dunne, una amistad online. “De ahí viene su nombre de pantalla”.
Antes de Amazon, Thompson tuvo seis trabajos, cada uno de ellos por menos de un año, en empresas como ATG Stores, Onvia Inc. y Zion Preparatory Academy. Ingresó a Amazon en 2015 para trabajar en Amazon Web Services, donde se encontraban los datos de Capital One a los que según la acusación accedió ilegalmente a partir de marzo.
Cuando renunció a ese puesto en 2016, perdió su apartamento y fue a vivir a una casa colectiva. Los agentes del FBI que allanaron la vivienda después de arrestarla también detuvieron al dueño, un criminal convicto, por posesión ilegal de armas: en el lugar hallaron una veintena de armas de fuego, incluidos fusiles de asalto.
En un documento judicial presentado el miércoles, las autoridades federales acusaron a Thompson de amenazar con “atacar a tiros” una empresa de redes sociales en California.
Thompson hizo amistades online e impresionó a muchos con su talento como programadora. Pero también se malquistó con muchos ciberpiratas locales.
Dominaba y a veces monopolizaba los chats en su canal preferido en Internet Relay Chat, un pilar de los hackers, y en el grupo que creó en Slack. También tuiteaba con asiduidad. La Associated Press pudo acceder al grupo Slack, que fue borrado el martes, y a mensajes en IRC que se remontaban a febrero de 2018.
Desde mediados de junio, Thompson empezó a hablar abiertamente del ataque con amistades y conocidos en varios de esos canales. En abril creó el grupo “Seattle Warez Kiddies” en el sitio Meetup, un mes después de iniciar, según los fiscales, el ciberataque a Capital One.
Amistades dijeron a la AP que no creían que hubiese realizado el ataque a Capital One con intenciones maliciosas o fines de lucro.
Dijeron que Thompson, desempleada, indigente y, según ella misma, gravemente deprimida, creía que el ataque le granjearía atención, respeto y un nuevo empleo.
“Creo que quería expresar todo esto de manera responsable, pero no sabía cómo hacerlo”, dijo Aleyna Vaughan, de 36 años, una amiga que dijo haber texteado con Thompson casi a diario durante los últimos dos años.
Aunque con frecuencia se mostraba afectuosa online, Thompson también solía ser antipática e incluso amenazante. Miembros de la comunidad de ciberpiratas “de sombrero blanco” dijeron que Thompson a veces los bombardeaba con correos electrónicos automáticos en lo que constituían ataques para privarlos del servicio.
Algunas amistades dijeron que estaba distanciada de su madre, con quien se había mudado desde Arkansas cuando era niña, y que su padre había desaparecido de su vida mucho tiempo atrás.
Sarah Stensberg dijo que su esposo, Kevin, conoció a Thompson en un grupo juvenil de codificación en la zona de Seattle y vivió con ella durante un tiempo. La conducta abusiva de Thompson llevó a la pareja a suspender los contactos con ella en 2011, dijo. Antes de eso, a veces la llevaban al Centro Médico Harborview de Seattle para recibir tratamiento por problemas mentales.
“Conseguíamos que la internaran, la visitábamos, parecía mejorar”, dijo Stensberg en una entrevista el martes. “Entonces sufría un trastorno. Ya no podíamos más con ella”.
Thompson las acechaba y acosaba, dijo la pareja. Les enviaba mensajes insultantes y denigrantes, hasta que se mudaron para acabar con eso. Entonces, alegan, rastreó sus publicaciones online para obtener su nueva dirección. El año pasado la pareja pidió una orden judicial de protección contra Thompson, que la AP pudo revisar junto con sus solicitudes.
En el grupo Slack, Thompson escribió a fines de junio que consultaba a un terapeuta al menos dos veces por mes.
“No tengo un momento en que mi mente puede estar libre”, escribió junto a una foto suya con gafas para sol Armani nuevas. Después de decir que lamentaba sus ataques y acoso, escribió que “me j(**)de mucho más que el hecho de que no estoy en la cárcel”.
Sus tuits también reflejaban sus problemas.
“Voy a ingresar al hospital mental por un período indeterminado”, escribió en un tuit público el 4 de julio. “Tengo una lista de cosas que asegurarán mi alejamiento involuntario del mundo. La clase de cosas que no pueden ignorar o remitir a la clínica de crisis. Nunca regresaré”.
Thompson, quien dijo en chats que había efectuado la transición a mujer desde los 22 años mediante un tratamiento con hormonas, escribió en el grupo de Slack que su transición de género podría haber agravado su angustia. Solía hablar de su consumo de drogas legales e ilegales online.
El suicidio era un tema frecuente.
“He tratado de matarme algunas veces”, escribió Thompson en IRC el 19 de abril de 2018. “No puedo”.